lunes, 22 de marzo de 2010
Vergonzoso silencio en latinoamérica ante la cruel represión castrista en Cuba
Todos estos países que tienen un silencio cómplice a las barbaridades de Cuba contra sus opositores mantuvieron un vociferío contra Honduras por espacio de siete meses y algunos todavía lo hacen, tras la salida del poder de Manuel Zelaya.
Excepto por Costa Rica y Chile, cuyos mandatarios han expresado su condena abiertamente, el resto del continente americano ha tenido una actitud de silencio cómplice y de abierta solidaridad con el gobierno cubano, tras la muerte del disidente político Orlando Zapata tras una prolongada huelga de hambre, la que mantiene actualmente el periodista y sociólogo Guillermo Fariñas.
El recién electo presidente chileno Sebastián Piñera ha mostrado simpatía por la acción de Fariñas, condenó la inacción de La Habana que terminó con la vida de Zapata.
Una comisión del Senado chileno le entregará hoy lunes a Piñera una petición para que gestione ante las Naciones Unidas la liberación de unos 200 presos políticos o de conciencia. Asimismo, el mandatario chileno reclama el fin a todo forma de "opresión política" en la isla.
Por su lado, Óscar Arias, presidente de Costa Rica, emitió recientemente un comunicado donde condenó la muerte de Zapata.
Arias dijo que fue irónico que la muerte del disidente cubano ocurriera mientras los mandatarios del continente, excepto Estados Unidos, Canadá y Honduras que no fueron invitados, estaban reunidos en Cancún, México, hablando sobre "democracia".
Vergüenza
Pero al silencio de lo que ocurre en Cuba de parte de los mandatarios del continente y de la Organización de Estados Americanos (OEA), ocurre la vergüenza que provoca el apoyo abierto e incluso la defensa al régimen de los hermanos Castro.
El presidente brasileño Inacio Lula da Silva llegó incluso a justificar las redadas del gobierno cubano contra los opositores, señalando que sus autoridades cumplen con la legislación interna.
El gobernante brasileño desató una polémica al declarar que "la huelga de hambre no puede ser usada como un pretexto de derechos humanos para liberar las personas. Imagine si todos los bandidos que están presos en Sao Paulo entran en huelga de hambre y piden libertad".
La declaración fue rechazada por el Congreso e incluso miembros de su propio Partido de los Trabajadores, que señalaron que no pueden aceptar que una persona sea detenida y encarcelada simplemente por pensar distinto al gobierno.
De hecho una comisión del Senado brasileño se solidarizó con los presos políticos cubanos. Mientras, el mandatario paraguayo Fernando Lugo dijo que no se pronunciará en el caso de Fariñas, luego que el huelguista de hambre le pidió "que no guarde silencio cómplice".
A través del secretario general del gobierno paraguayo, Miguel López, Lugo dijo que no puede intervenir y tampoco puede ser responsabilizado por los problemas mundiales.
Le pidió a Fariñas que haga igual petición a los demás mandatarios y organismos internacionales.
Por su lado, México realizó una declaración a través de su Cancillería, en la cual lamentó lo ocurrido a Zapata, pero a la vez defendió al gobierno de los hermanos Fidel y Raúl Castro, al señalar que ningún país debe "erigirse en juez de la situación imperante en otros países en materia de promoción y protección de los derechos humanos".
Mientras España mantiene un doble discurso, primero defiende la reinserción de Cuba en las negociaciones con la Unión Europea, por otro lado critica con guante blanco al régimen de La Habana.
El canciller español, Miguel Ángel Moratinos, dijo que a su gobierno siempre le "preocupa" cualquier situación que afecte a los presos de conciencia o a las personas que intentan expresarse libremente en Cuba.
Mientras la defensa abierta procede de los gobiernos aliados e izquierdistas aglutinados en la Alternativa Bolivariana para las Américas (Alba), que cerraron filas en torno a los hermanos Castro.
Honduras
Todos estos países que tienen un silencio cómplice a las barbaridades de Cuba contra sus opositores mantuvieron un vociferío contra Honduras por espacio de siete meses y algunos todavía lo hacen, tras la salida del poder de Manuel Zelaya.
Tomado de El Heraldo, de Honduras
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