martes, 23 de marzo de 2010

Vista de la Ciudad de Camagüey


Vista de la Ciudad de Camagüey


• Santos católicos que celebran su día el 23 de marzo:

- En el Almanaque Cubano de 1921:

San José Oriol y Santas Pelagia y Teodosia, mártires

- En el Almanaque Campesino de 1946:

Santos Victoriano y José Oriol y Santas Pelagia y Teodosia, mártires.


Natalicios cubanos:

García Enseñat, Ezequiel: -Nació en La Habana el 23 de marzo de 1862. Doctor en Filosofía y Letras y Licenciado en Derecho. Fue secretario tercero de la Sección de Literatura del Ateneo de Madrid, Secretario de la Delegación Revolucionaria Cubana en París, Presidente de la Sección de Bellas Artes del Ateneo y Círculo de La Habana y Catedrático de Historia y Bibliotecario de la Universidad de La Habana, así como Catedrático auxiliar de Literaturas. Miembro de la Cámara de Representantes; director de “El Sport” y “El Liberal”, ambos de La Habana; redactor de “Patria” (de La Habana) y de “La República Cubana” de París. Colaboró en varias publicaciones. Culminó siendo nombrado por decreto académico de la Historia.


Gómez Avellaneda, Gertrudis: -Nació en Camagüey el 23 de marzo de 1814 y murió en Madrid el 2 de febrero de 1873.


El 23 de marzo en la Historia de Cuba

• 1898 -

- Tirantez entre Washington y Madrid.

Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 171-172 nos describe los acontecimientos del 23 de Marzo de 1898 en la Historia de Cuba:

“A partir del instante en que ocurrió la explosión del Maine las relaciones entre Washington y Madrid fueron internándose en zona peligrosa. Cuba era el eje de las graves discrepancias surgidas. Acontecimientos insólitos habían concurrido a acentuar la violencia moral precursora de la material. La diplomacia trabajaba con febril actividad, mas con éxito inseguro.

“Sendas comisiones designadas por los gobiernos norteamericano y español investigaron las causas de la explosión e informaron. La comisión de los Estados Unidos, tras un estudio comprensivo de la existencia del buque desde su arribo a La Habana y de los datos relativos a las pesquisas realizadas en sus restos, declaró que la pérdida del Maine no era debida a culpa o descuido de sus oficiales o tripulantes, sino a la explosión de una mina submarina, que había dado lugar a la voladura parcial de dos o más de los pañoles de proa, sin que le hubiese sido dado recoger prueba alguna capaz de fijar la responsabilidad de persona o personas determinadas. Según el gobierno español, la pérdida del Maine reconocía su causa en accidente interior, cuya naturaleza no había tenido medios de fijar y esclarecer.

“Al comunicar Woodford al gabinete de Madrid el dictamen de la comisión norteamericana acerca de la destrucción del Maine, le transmitió también los puntos de vista de su gobierno como consecuencia de tal informe. Ante los hechos revelados, parecía corresponder una grave responsabilidad a España. El Maine, conduciendo una misión pacífica y con el conocimiento y consentimiento de las autoridades insulares, entró en el puerto de La Habana, confiado a la seguridad y protección de una nación amiga. El puerto estaba bajo la jurisdicción de España, y esta, como soberano local, tenía la obligación de proteger a las personas y los bienes que se hallaban en dicho lugar, mayormente la nave y los marinos de una potencia con la que mantenía relaciones amistosas. La Unión demandaba de España la acción encaminada a castigar la agresión inferida a sus derechos.

“Una manifestación escrita entregada por el legado de los Estados Unidos en Madrid a los ministros de Estado y de Ultramar de España el 23 de marzo de 1898 hizo saber que, si dentro de breves días no se llegaba a un acuerdo satisfactorio, capaz de asegurar una paz inmediata y honrosa en Cuba, el Presidente no podría sino someter, en su totalidad, al Congreso, para su decisión, los problemas pendientes. La tirantez entre Washington y Madrid crecía. La disparidad de los dictámenes sobre la explosión del Maine derivaba hacia lo medular de la cuestión cubana. O se producía un acuerdo que deparase una paz justa a la Isla o el Poder Ejecutivo de la Unión haría participar al Legislativo en el peligroso estudio del conflicto hispanocubano.”

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