martes, 6 de abril de 2010
Carlos Alberto Montaner: ” Carta para un difunto “
Por Pedro Juan López Díaz
Yo, que soy un cubano de monte adentro, que no he llegado a alcanzar el lenguaje fino y delicado con que a veces hay que hacer galas para decir las cosas por su nombre y adornarlas de la mejor manera en que se puedan digerir, teniendo siempre en cuenta exactamente lo que hay que decir, tengo la sospecha o quizás la franqueza de pensar y decir que la carta enviada por nuestro compatriota Carlos Alberto Montaner al trovador oficial del castrismo Silvio el Enano, para no decir el grande y quitarle los méritos a su joven y hasta ahora honesto sucesor, puede ser bién un tubo de ensayo que lleva en sí un mensaje claro al mundo de la deshonestidad e intolerancia reaccionaria del guía espiritual de los difuntos y enfermos paranóicos que se resisten a reconocer que Cuba ya no les pertenece y que se está al lado de la verdad o al lado de la mentira.
Siempre es bueno recordarle a los difuntos, que después de la muerte en esta Tierra de Dios, solo una lápida los separa del cielo o del infierno. Y es menester y obligatorio que después de la muerte se haga silencio sepulcral, para que de nuestros restos, aunque sea, quede el recuerdo de una tumba silenciosa, cuando no se ha cumplido bién la obra de la vida y que los hombres que han muerto y vivido por la vida, sigan viviendo eternamente.
Silvio el Enano no contestará. Y si lo hace, no pedirá perdón por sus pecados, sino para el dueño de su conciencia, que al borde del sepulcro, le pide que le siga cantando sus canciones para despedirse tranquilo hacia el sueño eterno de su maldad. Ojalá que el corazón de Silvio sufra un exorcismo divino y salve aunque sea una de sus más bellas y aceptables canciones, como por ejemplo, OJALA.
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