martes, 6 de abril de 2010

Crecen críticas a ex-prisionero de las FARC

Por: Francisco Argüello/ elmundo.es
Enviado por ei en Abril 6, 2010 – 5:18 am.



Se escucha en los buses, se replica en los paraderos, en las calles se discute y hasta en la prensa se hizo público: Pablo Emilio Moncayo, el secuestrado que más tiempo estuvo en poder de las FARC, pasó de ser víctima a villano en Colombia.

El sargento se enfrenta hoy una lluvia de críticas por un grupo de colombianos que se esconden a través de los blogs de Internet de distintos medios de comunicación y lo acusan de convertirse en guerrillero durante el tiempo en que estuvo secuestrado.

Todo porque quienes esperaban verlo llorar, gritar y hasta saltar de la emoción cuando se encontró con su familia tras 4.500 días sin verlo se quedaron con ganas de más.

El chico que lo plagiaron cuando tenía 19 años y volvió con 31 se mantuvo firme, frío, como si su familia que sufrió por él importara un pimiento, dijeron algunos que presenciaron en vivo la liberación en el aeropuerto Gustavo Artunduaga de Florencia, Caquetá.

Todos se dieron cuenta, las cámaras así lo registraron y por esto no habían pasado las primeras horas cuando empezaron a soltar su lengua.

“Se volvió guerrillero”, “le lavaron el cerebro”, “tarado”, “traidor”, “lacra social que hay que barrer”. Otros fueron más allá y lo acusaron de ser un “reclutica que se infiltró al Ejército en la toma a Patascoy donde él terminó secuestrado”.

Luis Guillermo Vélez, uno de los blogueros más respetados del medio de comunicación 'La Silla Vacía' insinuó que no estuvo secuestrado sino de paseo ecológico durante 12 años.

Saludo poco efusivo
Para rematar, cuestionan a un Pablo Emilio que saludó enérgicamente al presidente de Ecuador, Rafael Correa, Hugo Chávez de Venezuela y al de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva. A Álvaro Uribe ni siquiera lo pronunciaron sus labios y parecía como si sintiera rencor, odio.

Aunque el presidente de Colombia estancó su liberación desde hace años porque frustró el intercambio humanitario con unas FARC que buscaban la paz pero secuestraban, extorsionaban y asesinaban con carros bombas, Moncayo debió saludarlo más no agradecerle, consideraron algunos políticos en el país.

“Felicito al Profesor Gustavo Moncayo y a su familia por la liberación de su ser querido”, se limitó a decir Uribe, quien tampoco lo mencionó en su discurso horas después de la entrega por parte de la guerrilla.

Y, para concluir, el ex secuestrado terminó considerando que las FARC son una realidad, “existen, están vivas y hay que reconocerlo”.

Lo que mencionó en su único discurso a la prensa es cierto. Sin embargo, cualquiera creería que dio ‘papaya’ para que sus opositores armaran un rompecabezas de una película que puede ser falsa.

Cierto o no, Moncayo, vivió 12 años en poder de las FARC y aprendió a vivir con ellos en medio de una selva que parecía devorarlo. Las costumbres y sus pensamientos bolivarianos alcanzaron a quedarse en su recuerdo así portara constantemente el uniforme del Ejército Nacional, una institución de la que considera no regresará más porque busca recuperar el tiempo perdido con su familia.

Del tema, el sargento liberado no ha hablado y muy seguramente no lo hará. Sólo se refirió en el momento de su liberación a un periodista de la desaparecida cadena radial Radio Ned que dijo que los secuestrados de Patascoy padecían del síndrome de Estocolmo, es decir, una relación de complicidad que desarrolla una víctima del secuestro con quien lo ha retenido.

“Me duele porque no es cierto. Nosotros estuvimos firmes a nuestro Ejército colombiano, portando nuestro uniforme y manteniendo nuestros ideales por nuestra patria”, dijo cuando se bajó del helicóptero brasileño que lo transportó hasta la libertad.

Mientras el país se retuerce en comentarios de mal gusto en su contra, él se estará preguntando cuál pudo haber sido su error, su pecado y por qué en lugar de alegrarse lo atacan con comentarios que ponen en riesgo su seguridad. ¿Acaso querían una liberación con espectáculo incluido?

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