miércoles, 7 de abril de 2010
CUBA: EL COTIDIANO ROSTRO DEL FASCISMO
4/07/2010 08:34:00 PM | Publicado por Edit®
Imagen:Alfredo Pong
Las declaraciones de Raúl Castro en el IX Congreso de la UJC, son una verdadera declaración de guerra no sólo para el movimiento disidente, sino también para cualquier cubano, tenga la posición que tenga, incluso si son comunistas, al protestar o levantar la voz, por haber sido llevados a una situación insostenible, a un verdadero callejón sin salida, con promesas y mentiras de alcanzar el paraíso.
Hace dos años, el arribo del segundo Castro al poder, levantó expectativas con promesas de cambiar “todo lo que haya que cambiar”. Nada se ha movido. O mejor dicho, se ha estado moviendo hacia la dirección equivocada, hacia el fortalecimiento de la intransigencia, las medidas de represión y actitudes no humanas sino de bestias, frente a derechos y cambios que toda Cuba reclama a gritos.
No sólo dejaron morir a Orlando Zapata, van a dejar morir a Fariñas, y a los que vengan reclamando derechos pisoteados durante cincuenta años, medio siglo en que se ha tratado a las personas como objetos sin valor, sometidos a las ordenanzas militares de unos viejísimos gorilas de charreteras, que ya no tienen más nada que destruir. Pero como lo saben, como saben que la protesta no es sólo de los opositores, sino de los propios militantes del Partido y de la juventud y que ese movimiento va in crescendo, han dado instrucciones absolutamente irracionales, que van a conducir a un conflicto con decenas o cientos de muertos. Revivir las Brigadas de Respuesta Rápida, ahora Destacamentos, como solución a la miseria espantosa y a la calamitosa situación de los derechos humanos en la isla, es algo que llevará al país al borde de la guerra civil.
Cuba está al borde del abismo, a donde fue conducido por un sicópata, sin ninguna visión del camino por donde llevaba a ese pobre pueblo, que trabajó como nunca antes en la historia de su desdichada isla, para alcanzar el cielo prometido.
Ese gobierno toma una vía errática y sin sentido, aún sabiendo que puede terminar en una confrontación apocalíptica. Las turbas paramilitares con cables, cabillas, palos, tubos y piedras, al mejor estilo de los camisas pardas de Hitler, NO van a resolver la actual situación, sino que, por el contrario, la van a profundizar hasta límites impredecibles y tendrán que matar a miles de personas, que continuarán reclamando una República de Derechos, y no una finca militarizada, donde se han hecho millonarios muchos de los actuales dirigentes.
El país no aguanta más. El país quiere salir de la frustración, el sabor amargo en la boca, las angustias y el miedo de cada día.
Este es un conflicto que tiene solución. Y la solución está al alcance de la mano si se aparta la arrogancia y la intransigencia, y se establece una mesa de negociaciones, que elimine cualquier posibilidad de una guerra civil y un gigantesco baño de sangre.
El Gobierno Cubano lleva más de 20 años sin escuchar a los grupos opositores y, endilgándole acusaciones que todo el mundo sabe que son mentiras: los mercenarios no mueren en huelgas de hambre reclamando derechos y libertades, que le fueron arrebatadas desde 1959. Por eso mueren con la honra y el orgullo ciudadano de Pedro Luis Boitel o de Orlando Zapata. Los planteamientos de la disidencia ya no son razonamientos de esos miles de opositores. Hoy esas razones se están haciendo de otros cientos de miles, de millones de cubanos, y ya no es posible dejar de escuchar a esas multitudes. Desde el nacimiento de la disidencia, esas razones que hoy se expanden, fueron verdades sólidas y consistentemente defendidas por un grupo que ha crecido y crecido, en razón de todos los derechos y libertades que defendían.
Ni la represión y el terror, ni los conciertos diversionistas que están organizando con sus artísticos esbirros de siempre, ni los destacamentos de tubos y cabillas, ni el enroque y atrincheramiento de la junta militar, podrán parar, tapar y esconder las crecientes protestas de la población y la inmolación de los huelguistas de hambre que vengan.
Pero todo eso se va a virar de forma explosiva, contra esa junta de viejos gorilas armados. El mundo y las organizaciones internacionales están con los ojos muy abiertos y reaccionarán fuertemente contra los abiertos y públicos crímenes de la satrapía contra su propio pueblo.
Pobre e indefenso pueblo, cuyos hijos tienen que inmolarse para defender derechos inalienables de las personas. Pobre e inerme nuestro pueblo, a cuyos hijos se les condena a largos años de cárcel por exigir alimentación, bienestar, cambios y reformas y un mejor futuro para sus hijos. Infeliz y martirizado pueblo, cuyos hijos, jóvenes, mujeres, niños y viejos, tienen que huir en balsas para otras tierras, en busca de un poco de paz y felicidad. Y perverso, malvado y cobarde el gobierno que obliga a sus ciudadanos a morir por pedir lo que les pertenece.
La historia lo que demuestra es que la represión conduce a una reacción y, a más represión habrá una reacción que ira escalando, hasta que se destruya y se haga polvo la dictadura y sus testaferros. La respuesta a la fuerza es la otra fuerza que se le enfrenta. Y esa fuerza que se enfrenta en Cuba, tiene la verdad y la civilidad para alcanzar el total apoyo del pueblo y de la comunidad internacional.
Hay tiempo aún para el diálogo y las conversaciones. Ese es el único camino para sacar a Cuba del marasmo, la miseria, la desesperanza y el descalabro en que se hunde.
La mano está tendida. Y lo que se pide, libertad para todos los presos políticos, cambios estructurales, reformas y participación de todos los ciudadanos en la real conducción del país, con transparencia y honradez.
Si se quiere acabar con la corrupción, la vagancia, la indiferencia y el descontrol, hay que, de verdad, cambiar lo que haya que cambiar.
Nuevamente digo que la mano está tendida. Será de absoluta responsabilidad del gobierno cubano lo que ocurra, si continúa en la arrogancia de los imbéciles y la represión terrorista de los cobardes, contra un pueblo totalmente desarmado.
Es necesario que nosotros, los del desarraigo y del destierro, tengamos todas las vías posibles de comunicación con nuestros hermanos en la isla, para recoger y hacer llegar la información rápidamente, a los organismos y organizaciones internacionales y, a los gobiernos de los países en que vivimos.
Un abrazo.
Asdrúbal Caner Camejo
Representante del PSC en Canadá
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