viernes, 30 de abril de 2010

CUBANOS DE PRIMERA CLASE (I)


Por Osmar Laffita Rojas

Capdevila, La Habana, 29 de abril de 2010, (PD) Los años trascurridos entre 1993 y 1998 resultaron esperanzadores para los que no conocían la naturaleza manipuladora de los gobernantes cubanos. Los más optimistas abrigaron falsas expectativas sobre las perspectivas de prosperidad que se abrirían para Cuba.

Pero todo fue una farsa. El criminal derribo de las avionetas de “Hermanos al Rescate” en 1996 provocó la aplicación de la Ley Helms-Burton y la Posición Común, que sirvieron de pretexto para iniciar el desmontaje de las tímidas reformas.

Si bien el demencial e incontrolable estatismo tiene un efecto pernicioso en todo el conjunto de la sociedad cubana, en la etapa de las efímeras reformas surgieron grupos económicos que echaron profundas raíces. En estos momentos disponen de suficiente dinero y conexiones y han sabido moverse entre las complejas telarañas de poder de de los gerontócratas. Si bien no han alcanzado la extensión que desearían, dejan una impronta que nada tiene que ver con el desprestigiado y poco creíble socialismo aplicado en Cuba.

La libre circulación del dólar y el CUC facilitó los envíos de remesas a familiares y amigos de cubanos radicados fuera de la isla, particularmente en los Estados Unidos
Un privilegiado segmento inicialmente fue conformado por aquellos que lograron emplearse como gerentes, almaceneros, transportistas y empleados en la amplia red de tiendas de recuperación de divisas (TRD). De igual manera, los que por disímiles vías, no siempre la más transparentes, obtuvieron lucrativas plazas en hoteles, discotecas, empresas de taxis, agencias de viajes, aeropuertos y aduanas, actividades que proporcionan CUC en abundancia.

A ello se sumó la puesta en vigor del trabajo por cuenta propia, que desencadenó un inusitado auge de la actividad privada. Los gobernantes, temerosos de que se les fueran de las manos, les han puesto centenares de trabas, provocando que en estos momentos no haya más de 90 mil cuentapropistas de los centenares de miles que existieron cuando se puso en vigor este decreto.

También han pasado a ocupar un activo papel como referentes de adinerados, los miles de campesinos y cooperativistas que han acumulado grandes fortunas por la venta de sus producciones, en vez de a las ineficientes y morosas empresas estatales de acopio, a los intermediarios, que a su vez, venden sus mercancías a precios prohibitivos en los mercados agropecuarios de oferta y demanda.

A los miles de turitaxis que circulan en el país, se suman las miles de licencias concedidas a autos particulares para que ejerzan como taxis, los conocidos “boteros”. Con tal paso, el gobierno pretende aliviar la grave crisis del trasporte urbano.
Como resultado de las ganancias que obtienen, este nuevo y creciente sector de taxistas particulares, pasan aceleradamente a engrosar el floreciente segmento de lo que se ha dado en llamar “cubanos de primera categoría”.

A esto hay que agregar la elevada plantilla de gerentes, funcionarios y empleados que laboran en firmas extranjeras y misiones diplomáticas, que si bien cobran un mísero salario en pesos cubanos, su standard de vida dista muchos de estos raquíticos emolumentos debido a las gratificaciones en divisa que reciben de sus empleadores. Esto les permite llevar una vida de clase media.

Luminarias del mundo artístico y literario con prestigio internacional ya aparecen en la selecta lista de ricos de la revista Forbes. Si bien un poco distante de los 100 más acaudalados del mundo, sus nombres por primera vez se incluyen entre los millonarios de Cuba, esa nación en la que hace 50 años sus gobernante anunciaron el fin del capitalismo.

Foto: Marcelo López

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