miércoles, 7 de abril de 2010

DEL TIMÓN A LA TIERRA

Periodista, escritor y profesor de idiomas. está al frente de la Fundación para la Libertad de Expresión. garvecu@yahoo.com
DEL TIMÓN A LA TIERRA
Por Lucas GarvePublicado 2/04/2010

Mantilla, La Habana, 1ro de abril de 2010, (PD-FLE*) El tema detonó cuando el chofer del taxi privado sacó a relucir el próximo aumento del impuesto mensual. A partir de abril o mayo, ascenderá a mil pesos mensuales. Luego está el impuesto anual sobre las ganancias.

Dentro del jeep, cuatro pasajeros escuchamos las razones del conductor propietario. Primero se quejó de los gastos en reparar el vehículo, que salen lógicamente del bolsillo del que maneja. Enseguida añadió el alto costo de las piezas de repuesto obligados a inventarlas. Más las gomas y los arreglos menores, disminuyen las ganancias.

También agregó que cada seis meses sin falta debe pasar el carro por rayos X (le dicen el somatón) para detectar cualquier fallo técnico. Siempre hay que “mojar” al tipo del somatón para no perder varios días en la cola. Sin dejar de mencionar que la gasolina en los CUPET (gasolineras pertenecientes al gobierno) cuesta 0,95 CUC, equivalentes a 20 pesos MN en el mercado negro.

Terminó preguntándose a dónde va a para todo el dinero que recauda el gobierno si las calles están llenas de baches. Pronosticó que seguramente el precio del pasaje aumentará. Justo fue el clavo que faltaba para desencadenar las quejas de los viajeros.

El pasajero del asiento junto al chofer inició la charla informal al decir que es el caso de los agricultores. Ellos no pueden vender sus productos si no es a las empresas del gobierno. Los llamados usufructuarios, a los que les entregaron tierras abandonadas llenas de malezas, están obligados a limpiarlas, hacerlas cultivables, sembrar en ellas, recoger el producto algún día, casi sin útiles de labranza, y al final están sujetos a las voluntades de alguien que nunca sudó la camisa con quien trabajó la tierra.

Una mujer cuarentona con cara curtida por el sol insistió en que la prohibición de venta es lo más injusto que podía existir, porque de todas maneras el Estado no garantiza suficiente alimentos a la población: “Hay que morirse de hambre, porque cada día venden menos, porque no tienen ya ni para vender”.

El mulato que venía con ella terció el tema hacia la policía al destacar la injusticia que cometen con los pobres ancianos que venden cualquier artículo en las calles para poder sobrevivir con su magra pensión que no alcanza ni para comprar un par de zapatos.

Narró que un policía arrestó a un anciano que vendía dos cepillos de dientes y un sobre de café y la correspondiente actitud de rechazo de los transeúntes que presenciaron el hecho. Opinó que la policía no se ocupa de los ladrones que asaltan a mujeres en la calle para quitarles una cadena o la cartera con su dinero y documentos.

En ese punto, el chofer retomó la palabra para agregar que en otros casos, los policías solamente se ocupan en cazar a los conductores para multarlos.

Una joven rubia que no había intervenido hasta entonces, comentó cuánta injusticia había y cómo reprimían a esas mujeres vestidas de blanco (se refería a las Damas de Blanco) cuando salían a la calle, en lugar de reprimir la delincuencia urbana y a los grandes ladrones, los funcionarios que roban al mismo Estado que tanto defienden, en alusión a la corrupción.

Al parecer, esa fue la conclusión del tema que inició el chofer: el costo de trabajar por cuenta propia en un taxi privado. En general, cuando las conversaciones en público derivan hacia la política, una sábana de autocensura sofoca la conversación. Pero la mujer cuarentona, remitió lo dicho a una sola frase: “no hay que tener miedo, ese es el que nos ahoga…”


Ya el viaje culminaba en la cercanía del Parque de la Fraternidad y el curso de las opiniones cesó. Había que pagar el viaje y el hombre de rostro arrugado que viajó junto al chofer dijo al bajar: “Quizás sean los últimos diez pesos que pago, porque cuando aumenten el precio del pasaje, difícil será para mí coger un carro”.

Así del timón a la tierra y de ésta a otros temas asimismo candentes en la mente de la población, ocurrió el intercambio entre cinco cubanos que encontraron puntos comunes en sus preocupaciones.
garvecu@yahoo.com

*Fundación Para la Libertad de Expresión
Foto: Marcelo López

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