domingo, 18 de abril de 2010

EL DÍA QUE EL TERCERO SE CONVIRTIÓ EN EL PRIMERO.

Por: Rosa Díez


Los periódicos de ayer viernes daban cuenta del desarrollo del debate entre los dirigentes de los tres partidos políticos más importantes del Reino Unido. Para sorpresa de todos, el líder del tercer partido en discordia, el liberal-demócrata Nick Clegg, fue el ganador absoluto del debate televisivo. La primera consecuencia ha sido que las encuestas lhan situado a su partido pisándpole los talones al Cameron, líder y candidato del partido conservador británico, y doce puntos por delante de Gordon Brown, el actual Primer Ministro y candidato del Partido Laborista.

Es inevitable que nos preguntemos hasta qué punto ha influido en este resultado mediático y demoscópico la situación de hartazgo con la que se acercan a la política los ciudadanos del Reino Unido. Y es inevitable también que hagamos el ejercicio de comparar esa situación con la española. ¿Qué pasaría si aquí se hicieran los debates de otra manera? ¿Qué pasaría si los medios de comunicación españoles dejaran de informar sobre lo que ocurre en España sólo a través de lo que opinan los dirigentes del PSOE y del PP? ¿Que pasaría si los medios de comunicación, particularmente los públicos, cumplieran con su obligación de dar la voz a todas las expresiones políticas? Que pasaría si en Tele Madrid dejaran de vetar a la única Diputada de Unión Progreso y Democracia (elegida por la circunscripción de Madrid, por cierto) y volvieran a llamarla para que pueda participar, como lo hacen otros Diputados, en Madrid Opina? ¿Qué pasaría si en TVE llamaran a responder a las preguntas de los ciudadanos a la Portavoz de UPyD? ¿Qué pasaría si los ciudadanos tuvieran la oportunidad de enterarse de lo que proponemos y de lo que hacemos en las instituciones en las que estamos presentes?

Me temo que todos ustedes saben la respuesta. Y el PSOE y el PP también lo saben. Y la conocen sus antenas mediáticas; sus medios de comunicación; sus cadenas públicas, esas que están a su servicio y que mantenemos todos nosotros a través de nuestros impuestos.

Pero de la misma manera que en el Reino Unido los dos grandes no han podido impedir que la gente escuche a un partido y un candidato que representa lo que millones de británicos están deseando escuchar y apoyar, en España se terminará escuchando nuestra voz. Porque la necesidad de los ciudadanos de dejar de sentirse huérfanos es mucho mayor que las dificultades y las trampas que tienden los del establisment para hacer ruido y tapar el debate de las ideas y las propuestas razonadas e inteligentes. Como decía el otro día Gorka Maneiro, les tenemos rodeados. Y somos tan pertinaces como animosos y pacientes. Nos esperan días grandes, amigos.

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