Periodista independiente y escritor, reside en La Habana Vieja. ramon597@correodecuba.cu
ELIMINAR LA ESPERANZA
Por Ramón Dìaz MarzoPublicado 2/04/2010
Habana Vieja, La Habana, 1ro de abril de 2010, (PD) Si en el próximo año 2011 aún los presos políticos, especialmente los 26 periodistas independientes que enfermos agonizan mientras cumplen 20 años de prisión, permanecen en la cárcel, y todavía las Damas de Blanco desfilan pacíficamente con flores en las manos, pidiendo la libertad de sus familiares y paz y concordia ante una muchedumbre preparada por el gobierno que no representa al sufrido pueblo de Cuba, es porque los tres o cuatro generales en jefe que desgobiernan a Cuba son inmortales. En tal caso, no hay ningún modo, pacífico o violento, de hacerlos entrar en razón. Contra la eternidad nada puede hacerse.
Por supuesto que no creo lo anteriormente escrito. Ha sido la introducción jocosa de un artículo que denuncia que el supuesto “pueblo indignado” es un grupo paramilitar de la dictadura.
Lo que sí escribo muy en serio son las conclusiones que he sacado de toda la información que ha llegado a mí por estos días, información vieja y nueva. La nueva no puedo mencionarla porque no tengo modo de autenticarla. Trata de tragedias que han ocurrido en la cúpula de poder de la dictadura.
A nuestros lectores no se les puede olvidar que los periodistas independientes que estamos en la calle, tenemos, como se dice, un pie en el asfalto y el otro en la cárcel. Ejercemos la libertad de prensa sin licencia, como así lo hicieron, y aún lo logran hacer, colegas que ahora mismo permanecen en prisión y cumplen largas condenas.
Así que nosotros, los que estamos en la calle, debemos sacar el mejor provecho y ser prudentes cuando escribimos nuestros artículos y noticias. Si nos toman presos alguno de estos días, será porque la dictadura ya ni siquiera soporta que le digan sí.
Esto significaría el cierre de todos los órganos de información del propio gobierno, porque sus periodistas a sueldo ya no podrán continuar las omisiones y el fingir por más tiempo que ejercen el sagrado deber de informar, que son o se sienten periodistas en vez de gacetilleros a sueldo de una desprestigiada dictadura cuya única moral es la utilización de la fuerza.
Que no quede como que fuimos nosotros, los periodistas independientes, los provocadores.
El caso es que hemos llegado a la determinante conclusión de que durante los últimos 50 años se ha acumulado en nuestro país una violencia desmedida que estallará en el momento en que los hermanos Castro ya no detenten el poder.
Habrá matanzas menores o mayores, pero habrá matanzas. Lo que no sabemos es dónde habrá más muertos, si en la población o en la cúpula del poder. Pero que nadie se llame a engaño y falsas expectativas con la idea de un cambio pacífico.
Quizás escribir de este modo, logre (eso pienso y espero) abrirle los ojos a los de abajo y los de arriba y tomen conciencia que mediante la violencia no quedarán resueltos los problemas que nos aquejan.
Aunque en el periodismo hacer pronósticos no es aconsejable, si uno quiere que lo tomen en serio, se me debe permitir hacerlo si estoy animado de buenas intenciones.
La dictadura constantemente pide libertad para los cinco espías o “combatientes del silencio” como prefiere llamarles, pero ejerce la crueldad sobre más de 200 presos cubanos de conciencia, especialmente contra hombres y mujeres que se atrevieron a escribir e informar la verdad sobre Cuba.
La dictadura muestra al mundo su lado más brutal cuando se ensaña contra estos periodistas independientes enfermos dentro de una prisión, a los cuales no otorga licencia médica extra penal. Parece que olvida que no eran espías, sino simple y sencillamente, periodistas.
Y entonces, se atreve a pedir piedad por sus “cinco héroes” y arroja al pozo del olvido a más de 200 prisioneros de conciencia, que jamás ejercieron la violencia y que lo único que hicieron y hacen es pedir libertad y bienestar para Cuba.
“El que siembra viento, recogerá tempestades”. Que los abusadores de ahora después no digan que no se les advirtió a tiempo.
ramon597@correodecuba.cu
Foto: Marcelo
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