domingo, 18 de abril de 2010

Policía cubana se ocupa solo de la disidencia



Por el comunicador comunitario Lázaro Yuri Valle Roca.

En la madrugada del sábado 10 de abril de 2010, se originó una riña tumultuaria en el Café-Club Barbaram de la Avenida 26, Nuevo Vedado, municipio Plaza de la Revolución, Ciudad de La Habana.

Según me refieren los trabajadores, la riña comenzó por una silla. Enseguida llamaron a la policía que llegó como dos horas más tarde después que se habían marchado todos los consumidores. Los involucrados en el problema son del municipio Cerro, y los trabajadores observaban como sacaban cuchillos de todos los tamaños, también se acuchillaban. Hubo varios heridos entre ellos una joven de 17 años quien tiene cuchilladas de consideración. También rompieron las mesas, sillas, los cristales del Bar, y de la fachada del local, con las piedras que se lanzaban los dos bandos, posicionados a cada lado de la Avenida 26, por donde siguieron peleando en dirección hacia la Ave 51.

Caridad Martínez, quien reside en la Avenida 26 No. 1458 entre Santa María y Santa Rosa, y su hija Maylín de 25 años de edad, convaleciente de una operación de la vista, no podían conciliar sueño, ella oía música en la sala de su casa, cuando irrumpen violentamente los “gladiadores”, rompiendo la cadenilla de seguridad que utilizan para poder dejar la puerta entreabierta para que corra la brisa.

El que estaba siendo atacado quiso poner de escudo a la hija de Caridad, pero ella pudo zafarse, cae al suelo y se queda quieta, hasta que abandonan la casa, siguiendo el pleito afuera, mientras gritaban: “¡Mátalo que todavía está vivo!”.

Después se supo que este joven de la raza negra, de unos 20 años, llegó muerto al Hospital Clínico Quirúrgico.

Caridad me cuenta que las paredes de la sala estaban llenas de sangre, después de lavadas se podía sentir el olor a sangre, la cocina y el baño también, Caridad se estaba bañando en ese momento, por lo que tuvo que salir desnuda a refugiarse en el techo de la casa, le robaron un teléfono celular, un cuchillo, y varios adornos, le rompieron un buda que tenía en la sala, y la lámpara de techo.

Caridad y su hija me expresan que ellas llamaron a la policía varias veces, llegando tres horas después de terminado el trágico suceso. “Además, a estas horas de la madrugada no ves un policía en la calle, es una falta de respeto”, me dice, “pero para ponerte una multa aparecen 10 policías”.

Hasta el momento de redactar este suceso no se había detenido a ninguno de los perpetradores.

Ciudad de La Habana, 15 de abril de 2010.

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