Quiero…Ay, es muy fácil de entender, quiero ser un ser humano.

Por: Juan Almeida

Me llamo René Rouco Machín, nací el 30 de julio de 1969. Mis padres se fueron de Cuba, viven allá en Arizona. Tengo hijos, tengo esposa, vivo en aquí en la calle Estrella número 88 A, entre Yumurí y Pinar del río, Párraga, Ciudad Habana, Cuba. Venga, yo lo invito, me gustaría presentar a mi familia.

El 8 de septiembre de 1994, justo al medio día, salí en una balsa por el Este de La Habana, por la playa de Guanabo, y después de malnavegar tres días, cuando ya pensábamos morir, nos recogió un helicóptero en alta mar y nos llevó a un barco gigante que parecía una ciudad. En él llegamos a La Base Naval de Guantánamo donde estuvimos unos meses. Allá pasé el detector de mentiras. Algunos decían nombres y cosas falsas, yo no, a mí me acostaron y me llenaron de cables; pero nada más, yo no tenía ni mentiras. Nunca nos torturaron ni nos dieron golpes, lo que sí nos dieron fue unos panes que por enormes no me los podía comer enteros y los intentaba guardar por el vicio de acaparar y porque me daba mucha lástima botar comida tan rica. Pero a los americanos eso sí no les gustaba, decían que la comida se podía echar a perder. Qué bien se ve que no pasaron el hambre que mi familia pasó en Cuba.
A finales de ese año me mandaron a Panamá en un Boeing 227. Eso lo recuerdo bien, era la primera vez que yo montaba un avión, aquello fue impresionante. Al llegar a Panamá nos llevaron a la Base militar de Chiriquí, muy cerca del famoso Canal, allí nos dividieron por departamentos. Yo caí en el número 4 que estaba patrocinado por Celia Cruz y Willy Chirino que nos brindaron su ayuda con ropa, calzado, aseo, etc. Guardo de entonces una foto muy hermosa. El desayuno nos lo daba un cubano bajito que decían era dueño de la tienda “El Machetazo”. Tremendo nombre, compay, y tremenda solidaridad. Y si tú me lo permites hoy quisiera agradecer a todas aquellas personas que sin pensar nos ayudaron, en especial a la hija de Willy Chirinos, y a Celia Cruz, que siempre la tengo en mi cielo.

Al año y un día de estar en esa base en Panamá nos reunieron y nos dieron la residencia americana por estar bajo la tutela estadounidense. Días después nos dijeron que los que regresáramos voluntariamente a La Habana, no tendríamos problemas, el gobierno no tomaría represalias con nosotros, y que, cuando fuéramos a la embajada americana en La Habana, nos darían el refugio político y saldríamos de Cuba sin problemas.

Mi hijo entonces tenía un año, lo extrañaba, yo tenía 23. Así que no lo pensé y de los más de 32 mil cubanos que habíamos en bases americanas y habíamos salido en balsa, yo fui uno de los 756 que voluntariamente regresó. Pero llegando al aeropuerto José Martí nos llevaron directico a la prisión del Combinado. Me soltaron a los 20 días, sí; pero a partir de ese día no me han dejado tranquilo: constantes citaciones, persecuciones, visitas amenazadoras, detenciones…En fin, no lo soporté, y cumpliendo con las condiciones que me hicieron regresar voluntariamente de Panamá, me fui a la oficina de refugiados de la embajada americana en La Habana, pedí mi condición de refugiado y, después de negármela 7 veces, el 25 de marzo de 2010 recibí la aprobación preliminar para poderme presentar a la entrevista.

Quiero salir de este país para que nadie más me cite a una estación de policía, para que no me golpeen ni me encarcelen por el único motivo de ser negro, o de ser feo. Quiero vivir y sonreír como cualquiera, trabajar, hacerle el amor a mi esposa sin tener que abochornarme de no tener un centavo, quiero llevar a mi familia a comer a un restauran, quiero decir libremente lo que pienso sin tener miedo a equivocarme o a no tener la razón. Quiero…Ay, es muy fácil de entender, quiero ser un ser humano.


~ por Juan Juan Almeida en Abril 3, 2010.