martes, 6 de abril de 2010

Runrunes


Nelson Bocaranda
El Universal / ND

Alto

LA SORPRENDENTE CHINA . Tuve la suerte, siendo corresponsal en Nueva York, de presenciar en 1971 el inicio de las conversaciones de Venezuela y China cuando el canciller del gobierno de Caldera, Arístides Calvani, firmó un memorándum de entendimiento en Nueva York con el embajador chino ante las Naciones Unidas.

opinan los foristas

El gigante asiático era noticia esos días, pues la República Popular China había asumido su asiento en la ONU al desplazar a Taiwán como representante china y habían comprado todo un hotel a la cadena Holiday Inn en el “West Side” de la ciudad, para que le sirviera de residencia a sus funcionarios y así tenerlos aislados del resto del mundo que -en ese microcosmos estadounidense- podría tentarlos demasiado. Los diplomáticos del globo se sentían privilegiados si los chinos los invitaban a comer en tan grande y vigilado -por dentro y por fuera- complejo habitacional. Grises uniformes señalaban a leguas quiénes eran los comunistas chinos que pululaban por la ONU, a la que habían regalado un gigantesco tapiz que como una foto panorámica mostraba la muralla china en todo su esplendor.

Luego en 1972 transmití para Radio Continente y CVTV la visita del presidente Richard Nixon a Pekín, como le decíamos antes a Beijing, en uno de los hechos más relevantes de la historia contemporánea. El fatídico 11 de Septiembre del 2001 me agarró en Hong Kong tras recorrer buena parte del país, que ya avanzaba vertiginosamente hacia el futuro, a pesar de las restricciones libertarias que el propio dilema comunista implicaba, ofreciéndole una mejor calidad de vida a buena parte de sus ciudadanos.

Casi cuatro décadas han transcurrido para que quien esto escribe pueda palpar los enormes cambios por los que ha pasado la tierra de Mao, donde el reformista Den Xiao Ping dijo en 1980:”Ser rico es glorioso, tenemos que permitir que haya ricos”. Cuando sentimos el retroceso acelerado de Venezuela con el exceso de bolserías utópicas sobre un socialismo obsoleto que -al mejor estilo cubano- siempre ofrece un mundo mejor que nunca llega, sentimos admiración por el avance hacia la modernidad y mejor calidad de vida para los ciudadanos del gigante asiático a pesar de las limitaciones que más abajo menciono. Shanghái, donde estuve hasta ayer, apunta a siglos más adelante que el presente. Ver sus edificios futurísticos hechos realidad o sus pujantes centros comerciales abarrotados de consumidores todo el día o la inmensa oferta de restaurantes que va desde la sofisticación francesa más costosa -en 2009 el mercado chino adquirió prácticamente 90% de la producción de vino Bordeaux- hasta las más populares franquicias de comida rápida estadounidenses y europeas son muestras de ese avance. Citaré algunos datos sobre este híbrido comunista, socialista y capitalista feroz: el gobierno de Hu Jintao nombró a tres académicos chinos en la directiva del Banco Central, dos de los cuales, Zhou Qiren con un PhD de la Universidad de California y Li Daokul con PhD de la Universidad de Harvard, son profesores de esas universidades; con el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick viene trabajando China para controlar una revaluación de su moneda; la automotriz china Geely le compró la semana pasada a Ford Motors por $1.800 millones la marca Volvo; antes su petrolera Sinopec batió récord comprando la canadiense Addax Petroleum por $ 7.800 millones; las reservas chinas son las más grandes del mundo con $ 2.400 millones de millones ( Lee Giordani: nunca se la ha ocurrido decretar reservas “excedentarias” para pasarlas a un fondo gubernamental para cualesquiera fin económico o social, pues acabaría así con la estabilidad económica del milagro amarillo); el pasado 31 de diciembre el Consejo de Estado, el gabinete chino, designó a la isla de Hainan ( menor en tamaño que Bélgica), en el mar del Sur Chino, como programa piloto para convertirla en un desarrollo que compita con Mónaco, la Riviera francesa, Las Vegas y Hawaii en lujo y derroche. Con el permiso de instalación de casinos podrían quitarle el predominio a Macao, la ex colonia portuguesa que está bajo soberanía china al lado de Hong Kong. Los últimos dos meses han visto a la isla como símbolo de la pujante economía china o de sus excesos. Les parecerán de Ripley´s estas otras referencias en medio de una recesión global: el Visun Royal Yacht Club, el más grande de China, compró un helicóptero para que sus miembros se desplacen hasta sus yates; un club de golf que cobra $ 120 por el uso acaba de inaugurar 220 villas con mayordomo, piscina y spa; un enjambre de compradores con dinero contante y sonante volaron a comprarlas a precios, por metro cuadrado, más altos que Nueva York; hoteles cinco estrellas cobraron $ 1.500 por noche en el año nuevo lunar mientras que los que no pudieron conseguir cupo alquilaron tiendas de campaña por $100 acampando fuera; las dos ciudades principales de Hainan, Sanya y Haikou, han visto un incremento del 50% en el precio inmobiliario, cinco veces el promedio nacional chino. Los nombres de los condominios llevan el nombre de Miami o East Bahamas. El club de yates ya tiene 80 miembros que pagaron $ 92.000 por el privilegio de parquear sus yates por los próximos 23 años. Leí en el International Herald Tribune una entrevista a Wang Dufu, dueño del grupo inmobiliario Hongzhou, en la que a bordo de su embarcación de 72 pies y fumándose un habano Cohíba, decía: “la razón de que usted gane buen dinero es para gastarlo”. Ese parece ser el eslogan chino de estos días. En Venezuela, y con la visita del presidente Hu Jintao, al que ofrecerán un desfile militar al estilo chino con marchas a toda velocidad y con saltos coordinados, no pareciera que al arcaico caudillo militar le interesara copiarse los buenos ejemplos de la potencia asiática sino más bien, reiterando la mediocridad y el medio pelo de la chorocracia gobernante, lo único que quiere calcar es lo que refleja el temor del heterodoxo comunismo chino a la libertad individual y de pensamiento como son la prohibición para el uso de las redes sociales Twitter y Facebook, la recepción de CNN en el continente amarillo y el acoso a la incipiente, pero atrevida disidencia. Por supuesto que para China los negocios con Venezuela son productivos. Allí está el Fondo Chino, del que vienen a sacar cuentas, y los acuerdos petroleros, agrícolas y ferrocarrileros. Por cierto que en la Expo Mundial de Shanghai, que se inaugura el mes próximo bajo el lema “Mejor Ciudad, Mejor Vida”, el pabellón de Venezuela -cuyas obras tienen un atraso de meses- destacará en una de sus áreas el ingenio popular para la construcción de ranchos en cerros y laderas de la geografía venezolanas. Los demás pabellones, menos el cubano, apuntan al desarrollo futuro, las innovaciones y los avances tecnológicos. ¿Se perderá Esteban ese boche para ir a inaugurarlo y pasear así a buena parte de la boliburguesía? Apuesten…

elchacaldelainformacion@gmail.com.
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