jueves, 1 de abril de 2010
SER EUCARISTÍA PARTIDA Y COMPARTIDA
SER EUCARISTÍA PARTIDA Y COMPARTIDA
Somos Eucaristía en la manera que amamos, nos desafiámos, y apoyamos los unos a los otros al vivir nuestra fe en Dios. Somos Eucaristía cuando hacemos sentir la presencia de Cristo diaria a nuestros miembros de la familia, a nuestros vecinos, a nuestros compañeros de trabajo, a todos con quienes nos encontramos en cada lugar de nuestras vidas.
Los creyentes no solo celebramos sino que somos Eucaristía, pan partido y donado los unos por los otros. Abrazar, mirar, escuchar, oler, reír, saludar, llorar y sufrir, es dar el propio cuerpo y entregar la sangre porque son todas actitudes que están en el cuerpo y en la sangre.
Amén, no es solo la verificación de que esto es cierto sino también que aceptamos sus consecuencias.
Una vez le pidieron a Teresa de Calcuta una consigna para quienes trabajan por los pobres; y ella respondió: “Que celebren bien la eucaristía. Si yo me dedico a los pobres y los atiendo, es porque acabo de comulgar. Al mismo Cristo a quien he adorado y recibido en la eucaristía es al que veo presente en la persona del prójimo, sobre todo en las más pobres”.
Tenemos que atrevernos a SER eucaristía. Se nos olvida que como cristianos no estamos llamados a buscar o a anunciar una solución: estamos llamados a dar testimonio: a SER la solución por Su Gracia. Tenemos que ocupar nuestro sitio en la realidad de tal manera que el que coma nuestro cuerpo y beba nuestra sangre tenga vida eterna. Sólo quienes tienen una vida eterna pueden dar la medida de la complejidad de la realidad y pueden discernir, aportar para construir Vida.
Padre Emilio Betancur Múnera
http://www.homiletica.org/emiliobetancur103.htm
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