martes, 13 de abril de 2010

SOBRA UN MILLÓN DE TRABAJADORES EN EL PAÍS


Por Héctor Julio Cedeño Negrín-Periodista Independiente de Cuba.

Según el General en Jefe de la satrapía imperante y subyugante, de Cuba, alrededor de un millón de trabajadores deben ser cesanteados. Esto con recargo a las plantillas infladas y sobrecargadas de los centros de trabajo de la nación, porque grava en las erogaciones onerosas del estado y resulta insostenible e incosteable económicamente.

Ello significa que deberá ser desempleado, ese cúmulo de laboradores y a decir del militar, tendrán ellos mismos, que buscar ocupación. No podrán ser subsidiados, porque de lo contrario no buscarían empleo. De hecho no pueden ser declarados excedentes, porque esa categoría de trabajadores, debe ser reubicada y remunerada, acomodándose a la espera o escogiendo entre varias opciones que les deben ser propuestas como alternativas. Usualmente los trabajadores declarados excedentes son trasladados a otros centros de trabajo, que para ello, inflan sus plantillas al absorberlos ó sea un círculo vicioso.

Esto ocurrió tiempo atrás, cuando todo un cúmulo de trabajadores excedentes, fue reubicado en las brigadas de, ‘Cazadores de Mosquitos’ del Aedes aegipty, dotados con bazucas y toda la artillería necesaria. Ya son tantos los empleados en la caza del insecto, que no alcanzan ni a mosquito por trabajador, aunque el dengue sigue ahí, como si nada y los mosquitos, continúan engordando.

Esta directiva de Raúl, significa, que el estado paternalista y compasivo, de otro tiempo, está agonizando y que sus hijos, dependientes enteramente de él, quedarán huérfanos, desamparados y desvalidos, sumidos en la más profunda de las miserias. Vagabundeando por las calles de Cuba, revolviendo tanques de basura, recogiendo latas, pomos plásticos, botellas y de cuanto sea reutilizable, para venderlo a las empresas recicladoras y con ello, intentar sobrevivir, a la vorágine de la vida. Esta ocupación informal, es cada vez más sostenida y popular, por lo menos aquí, en la Ciudad de la Habana.

Las alternativas de empleo son inviables, la agricultura prehistórica cubana, con bueyes, guatacas y machetes, bajo el abrasador, sol tropical cubano, con salarios de la época del machadato y la construcción ladrillo a ladrillo. “Pototo, concreto hay que virar, porque la concretera que vino ayer se rompió”, bajo la mirada sofocante, del astro rey y a mano limpia. El corte de marabú a machete y comiendo espinas y la gente removiendo derrumbes y cerniendo la tierra, para venderla como tercio (material a base de cal y arena que se utilizaba en las construcciones antiguas). La esperanza es negra, y no verde, como algunos pensaban.

Al inicio de la mal llamada ‘revolución’ (más bien debió llamarse aberración), la dictadura castrista, decretó, que cada centro de empleo debía absorber a un grupo de trabajadores, por encima de sus plantillas, para eliminar de esa forma, el desempleo en la isla y parecer magnánima, ante la población desacomodada. Pero los empresarios y dueños, se negaban a aceptar aquella directiva, porque perjudicaba la rentabilidad de sus negocios. Entonces y en represalia por no acatar la disposición del ‘gobierno revolucionario’ (como pretexto, claro está), fueron expropiados, despojados de sus bienes, sus dependencias y propiedades, “siquitrillados”, como le llamaban en aquella época.

Los gobernantes se hicieron cargo de las empresas y de los negocios intervenidos y comenzaron a mal administrarlos, siguieron la política de inflar las plantillas para emplear a todos, parecían globos los centros de trabajo, las tiendas y las diversas instituciones, que dieron origen a la tremenda burocracia y el papeleo que se creó para dar contenido de trabajo a tantos y tantos, pero sobre todo en áreas totalmente improductivas, que no aportaban, ni bienes, ni servicios.

Así le eliminó el desempleo en Cuba, sin crear nuevas fuentes de trabajo para la población. Esto provocó el desabastecimiento total y la escasez de productos, así como una tremenda inflación. Circulaban millones de pesos sin respaldo de producción alguna. Llegó el momento en que no había nada que comprar, malamente los productos, que fueron normados por su escasez, y que nunca han alcanzado para suplir las necesidades básicas de la población, pero sobraba el dinero.

Recuerdo que cuando comencé a trabajar, ganaba $81.00 pesos y no tenía en que gastarlos, no había ropas ni zapatos, no había restaurantes ni pizzerías, no había bebida en los bares, en ese tiempo inventaron la conocida ‘guarfarina’ o el ‘azuquín’, producto de la fermentación y la destilación del azúcar, para obtener alcohol. Ni siquiera había cigarrillos, en la plaza del tabaco, del mundo, había que fumar hasta las hojas de salvia, planta que poco se parece al tabaco.

Esta absurda política creada por la “revolución”, es la que ahora critica Raúl, como digo, una sopa de su propio chocolate. Y si por lo menos el general tuviera la valentía, de decirle al pueblo: “Vamos a corregir los disparates que hizo Fidel”, el verdadero autor de la debacle disparatera, el pueblo tal vez, admiraría al señor general y quizás, trataría de ayudarle, pero el militarcito pretende culpar a la población, de los disparates de su querido hermanito.

Ahora, a don Raúl, le toca hacer el papel de malo (aunque él nunca fue bueno), lanzando al camino real, a los trabajadores sobrantes, pero yo no creo, Señor General, que usted se atreva a tanto, porque un millón de desempleados significan, mucho más, de dos millones de personas sin sustento, porque un empleado mantiene tal vez, algún otro familiar, pero además aquí nadie vive del sueldo que devenga y en esos centros de trabajo, ‘inventan’ algo, que les ayuda a sobrevivir (por la izquierda como decimos los cubanos), así que los desempleados se harán pobres de un solo golpe y se lanzarán a la calle desesperados.

General, si usted se atreve a desemplear a un millón de personas, se cumplirá felizmente el pronóstico que enunció, desde el principios de este año y con ello, se romperá el proverbio aquel que expone; que ‘Nadie es profeta en su tierra’, el eslogan que utilizo, es bien conocido por los que leen mis disparates escritos, pero si resulta así, tomaré la plaza de adivinador, mi lema es:

“AÑO ÚLTIMO DE LA DICTADURA CASTRISTA”

Si usted desemplea a ese millón de trabajadores, saldrá mi general, como ‘bola por tronera’ y a diferencia de Fulgencio Batista, no caerá de fly en la República Dominicana, tendrá que caer, por lo menos en la Italia e irse, para la casa de Mariela y si no se apura, no podrá sacar ni el sarcófago de Fidel. Así que guarde bastante queroseno, para el IL 92-300 y varios otros IL y esté preparado para que pueda llevarse también, a su asilo de ancianos en pleno y tampoco olvide los millones, que le van a hacer mucha falta, generalísimo, para poder sobornar a los políticos y a los jueces, cuando le pidamos en extradición, a usted y todos los demás, también necesitará, los millones que tiene afuera, para ese menester.
Pero en fin si lo desea, puede correr el riesgo, lo mio es solo un consejo, mi General.

Publicado por Nuevo Acción en 17:26

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