lunes, 3 de mayo de 2010

Amando Llorente: “Salvado” y exiliado por Fidel Castro


Enviado por ei en Mayo 3, 2010 – 18:43 pm.Wilfredo Cancio Isla

El padre Amando Llorente celebró sus 50 años de sacerdocio jesuita con la misma vocación de entrega que le inspirara desde muy joven la doctrina de San Ignacio de Loyola: vivir en el lugar donde se espere mayor servicio de Dios, sin ninguna frontera, sin ningún límite.”Estamos apenas empezando; no hay altos para el espíritu”, afirmó el sacerdote de 80 años, considerado un líder espiritual de la comunidad cubana en el exilio.
Llorente recibió durante el fin de semana el homenaje de los miembros de la Agrupación Católica Universitaria (ACU), entidad que ha dirigido ininterrumpidamente desde 1952, primero en La Habana y luego en Estados Unidos, desde 1961.
Cientos de amigos y feligreses se sumaron a las celebraciones, que incluyeron una cena de gala el sábado en el Country Club de Coral Gables, y una misa familiar celebrada el domingo en la Plaza de la Evangelización de Miami.
Entre los numerosos mensajes que se recibieron el sábado en ocasión del homenaje en Miami, estuvo el del Papa Juan Pablo II, quien felicitó a Llorente por su aniversario dorado al servicio de la Iglesia Católica y le deseó salud y renovado espíritu en su labor sacerdotal.
“Quisiera llorar un poco de amor, de felicidad y de inmensa gratitud por el ejemplo de Juan Pablo II, que nos ha inundado a todos con la generosidad de su corazón”, dijo emocionado Llorente, tras conocer el mensaje papal.
Con la vitalidad y simpatía que acostumbra, Llorente enfatizó que no ha sentido jamás cansancio enfrascado en su faena religiosa, que abarca también las jornadas de ejercicios espirituales en la casa Juan Pablo II de Miami.
“Cada vez encuentro más belleza en poner la fe al servicio de la vida y llevar un mensaje en momentos en que todo el mundo tiene hambre de espiritualidad”, indicó. “¿Quién puede cansarse de vender un producto que sirve, que remedia, que llena?”
Tanto el condado de Miami-Dade como la ciudad de Miami emitieron sendas proclamas en reconocimiento a su magisterio espiritual y contribución comunitaria. La comisión de Miami declaró el 5 de diciembre como el Día del padre Llorente en la ciudad.
Su vida describe un itinerario de dedicación y tenacidad en el ministerio religioso. Nacido en 1918 en el pueblo de Mansilla Mayor, provincia de León (España), a los 17 años marchó al noviciado jesuita de Bélgica para iniciar su formación religiosa. Por esa época los jesuitas habían sido expulsados de España y eran considerados indeseables por el gobierno republicano, a raíz de la guerra civil en ese país.
Siendo aún escolástico, viajó a Cuba en 1942. Allí permaneció por tres años como maestro del Colegio de Belén, en La Habana. “Cuba es más que mi casa, más que mi familia”, dijo Llorente a El Nuevo Herald. “Mi felicidad vino toda con Cuba”.
Como maestro en Belén, Llorente recorrió junto a sus alumnos los campos, ríos y montañas de Cuba. Entre sus discípulos se encontraba entonces un jovencito llamado Fidel Castro Ruz, que en una ocasión le salvaría la vida al sacerdote, durante una expedición a la Sierra de los Organos, en Pinar del Río.
“Fue cruzando el río Taco-Taco, que estaba crecido por las lluvias y el grupo estaba obligado a pasarlo”, recordó. “Fidel [Castro] era el jefe de los exploradores y cuando yo intenté pasar el río fui arrastrado por la corriente. Entonces él se lanzó a rescatarme y cuando estábamos a salvo, se abrazo a mí y me dijo que había sido un milagro y que rezáramos tres Ave Marías a la Virgen”.
Después de su primera estancia cubana, regresó a Europa para estudiar teología. El 8 de septiembre de 1948 se ordenó en Oxford, Inglaterra. Volvió a Cuba en 1950 y dos años después, tras la muerte del padre Felipe Rey de Castro, fundador y director de la ACU, asumió el liderazgo de esa institución.
Al frente de la ACU en La Habana, el padre Llorente desarrolló una labor que le convirtió en figura prominente de la comunidad católica en la isla. En 1955 logró construir una casa para ejercicios espirituales en el área de La Coronela, considerada entonces la mejor de su tipo con que contó la Compañía de Jesús en todo el mundo.
Después de la invasión de Bahía de Cochinos, en la que estuvieron involucrados muchos miembros de la ACU, la sede habanera de la institución fue tomada por las fuerzas del gobierno castrista y Llorente se vio obligado a exiliarse en Estados Unidos. Se iniciaba una nueva etapa para sus seguidores en el destierro.
José Manuel Rodríguez, historiador de la ACU, calificó a Llorente como el gran inspirador de esa organización, con una visión precursora de su desempeño en Estados Unidos.
“El ha guiado las grandes transiciones de la ACU para convertirla de una institucion de importancia local en una congregación de reputación internacional, y llevarla de sus raíces cubanas a la inserción en la vida norteamericana”, expresó Rodríguez.
Llorente reagrupó a los miembros de la ACU en Estados Unidos, en 1961, recorriendo más de 20 mil millas en un carro destartalado y con 50 pesos en el bolsillo, desde Florida hasta California.
“No iba a abandonarlos en el momento en que todos [los miembros de la ACU] estaban solitarios, heridos y tristes ante la debacle en Cuba, y así fue que decidimos organizar nuevamente los grupos”, explicó Llorente.
Hoy la agrupación, integrada por sacerdotes y laicos, cuenta con casas en Nueva Jersey, Washington, Puerto Rico, Atlanta, Dayton (Ohio), Gainsville y Miami, además de otros colectivos que se reúnen en las residencias de afiliados en varios estados de la nación.
A la voluntad inspiradora del padre Llorente se debe la construcción de la casa de ejercicios espirituales y la Plaza de la Evangelización, en el área de Biscayne Bay, en la década de los 80. Desde su inauguración en 1984, la casa ha recibido más de 15 mil personas.
“La casa de Miami ha sido decisiva no solo para la ACU sino para el trabajo de toda la jerarquía católica del sur de la Florida”, manifestó José Rionda, que dirige la agrupación en Nueva Jersey y viajó desde México para asistir al homenaje.”De lo que éramos los hispanos en los años 60 a lo que somos hoy, hay un gran abismo”, dijo Llorente. “La Iglesia Católica sabe que actualmente somos [los hispanos] la fuerza más importante para el desarrollo del catolicismo en Estados Unidos”.

-NOTA: El jueves 28 de abril de este 2010 falleció en Miami el Padre Llorente. Rescatamos este artículo escrito por Wilfredo Cancio Isla para El Nuevo Herald sobre esa personalidad religiosa, publicado el 7 de diciembre de 1998.

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