lunes, 3 de mayo de 2010

CUBA: El diálogo y la presión (¿cómo funciona?)


Enviado por ei en Mayo 3, 2010 – 8:30 am.Emilio Ichikawa

Algunos periodistas y sitios WEB (el de Radio Martí, por ejemplo) consideran que el consentimiento del gobierno cubano para que las Damas de Blanco desfilen sin que se les moleste se debe tanto a “la gestión” del Cardenal Jaime Ortega como al periodismo digital que da a conocer los problemas de Cuba.

No vamos a detenernos ahora en la enigmática “gestión” cardenalicia sino en el rol del “periodismo” digital. Es cierto que el mundo se ha enterado de los abusos a Las Damas de Blanco; y cierto es también que en ello ha tenido mucho que ver la internet (si eso de la internet es periodismo o no ya es algo que deben discutir los profesionales, los del oficio); pero, ¿cómo se traduce la información en pantalla en una acción del gobierno cubano? Ahí tenemos que desplazarnos del área donde se hace la imagen a donde se gesta la influencia de la imagen. Es decir: que tenemos que salirnos del periodismo, o lidiar con periodistas que han rebasado su propia profesión.

Evidentemente el propio gobierno cubano, o alguien que esté en comunicación con él, debe haberle advertido: “Esas golpizas se ven mal”. ¿Y qué le importa al gobierno cubano ese asunto de el verse, el evidenciarse como abusador? Pues parece que algo. Una mala imagen puede obstaculizar la consecusión de ciertas cosas; además de empañar la ficción utópica con que la propaganda trabaja. Entonces hay ahí un punto que avala la posición de quienes creen en un diálogo con Castro. Porque curiosamente diálogo y presión no son caminos aislados; aún más: el diálogo con la dictadura o tiranía castrista es el último tramo que cubre la distancia entre la voz que protesta y el receptor que tiene poder para satisfacer el reclamo.

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