jueves, 27 de mayo de 2010
El ostracismo de los hombres de Mayo
Por Rosendo Fraga
Diario La Nación
El Instituto Independiente
La mayoría de los miembros de la Primera Junta de Gobierno que el 25 de mayo de 1810 iniciaron el proceso de la emancipación nacional, tuvieron un final en el ostracismo, sin el reconocimiento de sus conciudadanos.
Un ejemplo de ello fue su Presidente, Cornelio Saavedra. Tras haber sido desplazado en 1811, fue procesado y debió exiliarse en Chile hasta el año 1815. Durante este período, perdió su fortuna, amasada antes de las Invasiones Inglesas como comerciante con el Alto Perú. De vuelta a Buenos Aires, recién en 1818 consiguió que Pueyrredón como director supremo le reconozca el grado militar. En 1822 se acogió a la ley de retiro y en 1825 ofreció sus servicios para la guerra con el Brasil, que no fueron aceptados por lo avanzado de su edad. Pasó sus últimos años en la estancia de la familia ubicada en Zárate, donde falleció el 29 de marzo de 1829, luego de sufrir dificultades espirituales y económicas.
Juan José Castelli fue enviado por la Primera Junta como delegado en la expedición militar al Alto Perú, que fue derrotada en la batalla de Huaqui el 20 de junio de 1811. Retornó a Buenos Aires donde fue sometido a un lento proceso. El gobierno le adeudaba sus sueldos atrasados y en el Alto Perú había gastado toda su fortuna. Atacado por un cáncer en la lengua, murió en prisión el 12 de octubre de 1812.
El final de Manuel Belgrano es más conocido. Después de la sublevación del Ejército del Norte en la posta de Arequito, Belgrano, al mando de la tropa, emprendió viaje a Córdoba acompañado de su médico, pues ya estaba enfermo, su secretario y sus ayudantes. Después de una breve detención motivada por la falta de recursos, obtuvo un préstamo de 400 pesos con los que llegó a Buenos Aires en 1820. Después de haber permanecido unos días en una quinta de San Isidro, pasó a una vieja casona de la actual avenida Belgrano. Allí su vida se apagó lentamente, mientras lo visitaban diariamente los religiosos del vecino convento. Dejó de existir el 20 de junio.
En alta mar. La muerte de Mariano Moreno también es conocida. El 22 de enero de 1811, se embarcó en la goleta Misteloe, con rumbo a Europa para cumplir una misión diplomática encomendada por la Junta (controlada en ese momento por sus adversarios políticos). Dos días después, trasbordó a la goleta Fama donde lo esperaban su hermano Manuel y Tomás Guido, que oficiaban de secretarios de la misión. La navegación fue lenta y la salud de Moreno comenzó a declinar. Sus acompañantes pidieron al capitán que desviara el rumbo hacia Río de Janeiro o Ciudad del Cabo para tratarlo porque no había médico a bordo, pero éste se negó. Con el desconocimiento de Manuel Moreno y Guido, el capitán suministró al enfermo un emético que agrava su estado de salud vertiginosamente. Falleció en alta mar el 4 de marzo de ese año.
El sacerdote Manuel Alberti fue el primer miembro de la Primera Junta en morir. La incorporación de los diputados del interior, con la que se constituyó la Junta Grande, precipitó la salida de Moreno y la muerte de Alberti, que también fue separado de la Primera Junta. Este se enfrascó en acaloradas discusiones con el Deán Funes, su rival político. De regreso de una gran disputa en el Fuerte, Alberti murió sorpresivamente de un síncope el 31 de enero de 1811.
Domingo Matheu cumplió algunas funciones durante el período de la Independencia, como Comisario de Vestuarios y como oficial del Regimiento de Infantería del Orden. Renunció a sus cargos en 1821, afectado por una enfermedad. Falleció el 28 de marzo de 1831, recluido en su hogar de la calle Florida de Buenos Aires.
El otro español de la Primera Junta, Juan Larrea, perdió su fortuna durante el período de la Independencia, aunque logró rehacerla en los años posteriores. Pero con el advenimiento de Juan Manuel de Rosas, éste hizo lo necesario para que el almacén naviero de Larrea terminara en la ruina: lo cargó de impuestos y multas. Tras varias peripecias comerciales, algunas en Buenos Aires y otras en Montevideo, pobre y abatido por amargas decepciones y sufrimientos, se suicida el 20 de junio de 1847 en un momento de desesperación.
Carrera dilatada. Juan José Paso es el único miembro de la Primera Junta que mantuvo una actuación constante en la vida política. Miembro del Primero y el Segundo Triunvirato, representante en la Asamblea del año XIII, congresal en Tucumán al declararse la Independencia, integró también el Congreso reunido en el año l824, es elegido para integrar la Legislatura que debía reunirse como consecuencia de la Convención de Cañuelas y es nombrado para formar parte del Senado Consultivo que acompaña al gobernador Viamonte. Anciano y soltero, fallece en Buenos Aires el l0 de setiembre de 1833, sin dejar testamento.
Miguel de Azcuénaga, también tuvo una participación bastante prolongada en la política. En 1817 fue jefe interino del Estado Mayor del Ejército y en 1824 miembro del Congreso Constituyente. Fue elegido diputado de la Legislatura de Buenos Aires en 1831 y 1832. Falleció el 19 de diciembre de 1833, casi octogenario, en su casa de campo de Olivos, construida por Prilidiano Pueyrredón frente al Río de La Plata, en el lugar que hoy ocupa la residencia presidencial.
Alberti, Moreno y Castelli murieron en los primeros años del proceso emancipador y Belgrano cuando el país se precipitaba a la anarquía. La desaparición de Saavedra, Matheu y Paso tiene lugar cuando se inicia el período rosista, mientras que Larrea y Azcuénaga desaparecen en los últimos años del gobierno del Restaurador.
La mayoría de ellos no gozó de reconocimiento público en vida y dejó de existir en la pobreza tras haber invertido sus recursos en la gesta emancipadora.
Este recuerdo de cómo terminaron su días los miembros del primer gobierno patrio, muestra cómo el servicio público fue concebido dos siglos atrás, más como un sacrificio y un deber, antes que un medio para prestigiarse o enriquecerse, a veces sucede hoy en la Argentina.
El autor es director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría
Ilustración: Hombres en tiempos de Revolución: Mariano Moreno, Cornelio Saavedra y Manuel Belgrano. Detrás, de pie, Juan José Paso. En el fondo, Azcuénaga. Diario El Litoral
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