sábado, 29 de mayo de 2010

El “período especial” como línea de flotación


El “período especial” como línea de flotación
Enviado por ei en Mayo 29, 2010 – 12:08 pm.Emilio Ichikawa

La cosa está fea en Cuba. La jama y el espacio donde meterla: agotado. Todo agotado. Lo dicen los viajeros, los visitantes y voces conocidas como las de Dagoberto Valdés y Martha Beatriz Roque. Pero como aún no se ven “quijadas en los postes”, como dice un viejo amigo de Bauta, quizás esta alarma alimentaria sea una más entre tantas otras; una “canina” actualizada que finalmente podrán sortear tanto el poder de los Castro como el apetito del buen vecino. Entonces, ¿cómo saberlo? ¿cómo precisar si se trata de un segundo palo o de un último parón?

Hacia 1991, en el alba de la menstruación post-soviética, una eminente psiquiatra del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionaria vencía la regla o período especial castrista a base de arroz y frijoles. Colorados. Según ella, para lograr la sensación de hartura que serena algunas funciones fisiológicas, el frijol colorado (a diferencia del negro que, histórica y culinariamente hablando, se sobra solo) debe contener alguna grasita, un chorrito de aceite, un pedacito de algo… Pero esta doctora, sujeta al llamado Ordeno 14 de las FAR, ni podía viajar, ni recibir ayuda del extranjero; por lo que bautizaba al colorao con par de cucharaditas de azúcar prieta. Y nada más.

Nadie pues como esta amiga para aclarar si la cosa en Cuba está por encima o por debajo del período especial; que es quien marca ahora la diferencia entre el desembarco y el naufragio.
-…

-Oye, cuánto tiempo…

-Te llamo para preguntarte si sigues haciendo aquellos frijoles colorados…

-¿Fri qué?

-… con azúcar prieta.

-¿Azúcar? Si Celia no me la dejó en el testamento…

También por el 1991 Guillermito dejó la escuela Leoncio Prado y se puso a lavar taxis en la base de San Antonio de los Baños. Y enseguida resolvió un puestecito de CVP en la granja de gallinas ponedoras que el CAN tenía frente al Ojito de Agua; cerca de La Quintica (¿Sucursal de La Quinta yuma?). Guille, de guilletén tras la pollada, llegaba una hora antes a la pollera y acomodaba par de gallinitas “lego” que luego se llevaba a la hora del almuerzo en el sombrero y a la salida en la “mariconcita”. Dropando fino, como se debe. Esta operación la hacía tres veces a la semana. Los días restantes, iba por los huevos.

Nadie pues como el Guille para aclarar si la cosa en Cuba está hoy por encima o por debajo de aquellos días de luchadera del período especial.

-…

-¡Asere qué gallina ni qué huevo ni qué granja ni qué San Antonio…! ¿Tú eres comemierda?

-FOTO: Restaurante con música en un “Agro” habanero: archivodelbarrio-ei

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