miércoles, 12 de mayo de 2010

NUEVA FORMA DE PROCEDER EL GOBIERNO CUBANO PARA ACERCARSE A LA ESTAFA.


Alejandro Cabrera Cruz

Periodista Independiente

Camagueypress, martes 11 de mayo 2010. La reciente aprobación de la resolución número 40/10 del instituto Nacional de la Vivienda esboza: “las esperanzas de quienes tras muchos años de agobio ven abierta una nueva puerta a sus sueños”. Dice el diario, Juventud Rebelde de la prensa oficialista, el domingo 9 de mayo de 2010.

La misma faculta a las unidades inversionistas de la Vivienda para aprobar a personas naturales, sin previa selección, las solicitudes de licencia de construcción para obras nuevas, ampliaciones, remodelaciones, rehabilitaciones, desgloses y unificaciones, y exigirles la titularidad del terreno o derecho de azotea.

Según plantea, la actual política también será favorecida por la resolución 392 del Ministerio de Finanzas y Precios, de diciembre de 2009, en la cual se modifican los precios de materiales de construcción a surtidos seleccionados, con el objetivo de disminuir sus precios actuales en CUC (moneda libremente convertible) para la venta en las tiendas recaudadoras de divisa, y autorizar la venta de áridos y bloques en moneda nacional de forma liberada en los establecimientos determinados por el Ministerio de Comercio Interior.

Sin embargo, se mantiene vigente la prohibición para hacer construcción de piscinas, ampliaciones en viviendas con destino a actividades comerciales y arrendamientos.

No obstante, es cierto que esta resolución traerá beneficio para sólo un grupo muy pequeño de personas, los afortunados que tienen familiares en el extranjero, por otro lado, desigualdades con el pueblo trabajador.

Si el salario no alcanza para cubrir los gastos de la alimentación, cuanto más para pagar los altos precios de los materiales de construcción. Ej. Un ladrillo de barro de 25cm pretenden venderlo a un precio de 3 pesos, pero el particular lo comercializa libremente a 60 centavos. Esta diferencia traerá grandes dificultades a los particulares.

¡Imagínese!, cuantos años le llevara hacer una vivienda a un trabajador, cuando el salario básico es de 250 y 300 pesos (moneda nacional) además de los gastos para alimentar a la familia y cubrir las necesidades básicas.

¿Cuando un trabajador podrá darle una vivienda digna a su familia?

Estamos hablando de un sufrimiento por partida doble, las necesidades básicas y la construcción de una vivienda.

Ahora comienzan los rigores del papeleo, los baches en el suministro de materiales, el burocratismo. El quid del asunto, los más beneficiados, los dirigentes comunistas ya se afilan los dientes para acaparar los materiales y vallan a parar a manos inescrupulosas. Es muy difícil que esto no suceda, como siempre suele ser, la ineficiencia estatal y los trámites burocráticos lo único que traen consigo es el fracaso. Esto fue concebido para que no se cumpla.

Por otra parte, lo absurdo, la contrapartida de la licencia de construcción. Cuando se emite una licencia de obra, esta vence al año de expedirse, si no se ha comenzado la acción constructiva. En ese tiempo hay que iniciar. Eso significa que tienes que exponer a tu familia a rigores de ahorros muy duros.

¿Asumirá este desafío las familias cubanas? Esta es una manera de atropellar al pueblo, se requiere de mucho esfuerzo. La gente reúne el salario, resiste y luego viene la otra cara de la moneda.

Me preocupa, luego de muchos años de sacrificio y esfuerzo, por alguna razón usted resuelve abandonar el país con la intención de reunirse con su familia en el extranjero, pero decide regalar la vivienda a un pariente suyo, que tal vez colaboro en disminuir con algunos gastos. ¡Que indignación! No puede regalar ni ceder la vivienda que con tanto sacrificio construyo con su propio esfuerzo. Está prohibido, el cubano no tiene derecho a la propiedad privada, y lo más doloroso del caso es que el estado se apropia de la vivienda y dispone dársela a quienes se pliegan o condicionan a su política comunista.

Con estas disposiciones, entraría vigente de forma legal un nuevo método de alentar a la construcción de viviendas para estafar al pueblo.

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