
Sociedad/ Surrealismo comunista
Cubamatinal/ El lunes 20 de mayo, dos mujeres reñían en un sitio muy próximo a la estación policial del pueblo de Managua, en la Ciudad de La Habana.
Por Amarilis C Rey
La Habana, 10 de junio /PD/ Marlén Gutiérrez Mena y su bodeguera, Leydis Hernández se violentaron cuando esta última frustró un intento de su cliente de permanecer inscrita, ella y sus dos hijos, en una libreta de racionamiento. La de ellos les había sido suspendida, debido a presiones de autoridades del municipio, al no poder pagar los efectos eléctricos, entregados en el año 2008, como parte de un plan de ahorro energético nacional.
Gracias a la buena voluntad de un vecino, que los incluyó en su núcleo hacía solo 72 horas, esta familia pretendía poder comprar la exigua canasta básica subsidiada. Funcionarios de comercio, tras una denuncia de la bodeguera, dejaron sin efecto la nueva inscripción.
Varios policías rodearon a las mujeres, y según recuerda Marlén, quien dice haber tenido muy sujetada a su adversaria, sintió un golpe muy fuerte en la cabeza. Sin perder el conocimiento, afirma, quedó alelada.
“No te puedo decir con qué me dieron.-comentó- Estoy segura que fue uno de los policías, pero no se si fue con el puño o con el bate (tonfa) de goma que ellos usan”
Las dos mujeres fueron conducidas a la estación policial y Marlén fue multada. Pero ella continúa pidiendo justicia para su vida.
“Mi hija, Melisa Laura, tiene ocho años, y desde que tiene seis me la quitaron del núcleo familiar que integraba desde su nacimiento, ya que la dueña a de la casa había testado a mi favor. Yo la cuidaba a ella, y en gratitud me permitió vivir en su casa junto a mis hijos e incluso tener la más pequeña. Después de la muerte de la anciana y su esposo, no me han podido sacar de la casa en la que vivo desde hace casi veinte años. Pero tampoco las autoridades de la Vivienda me permiten legalizarme ni tener una libreta para comprar los alimentos. A la niña hace dos años que le compro todo en el mercado ilegal, hasta el uniforme de la escuela. Pues un día, sin avisarme, me entregaron su baja de la librera de racionamiento, y a partir de ese momento ella come y vive de lo que yo le pueda encontrar y pagando bien caro todo, como tu sabes que es eso aquí.”
Pero para Marlén las cosas se pueden complicar aún más. La pequeña Melisa tiene una malformación en una de sus piernas. Además es asmática. Conseguir un empleo sin tener quien cuide a su hija, es una de sus grandes dificultades.
Asevera que la intervención quirúrgica está planificada para el próximo diciembre y ahora las autoridades del municipio también le exigen que pague cuanto antes la deuda que contrajo con el Estado. Según se informó en aquella ocasión, con el uso de esos equipos entregados bajo compromiso de pago, el país ahorraría dos mil millones de dólares anuales en generación de energía eléctrica.
“Ahora esto es otro problema y grande. Porque aquí en Cuba tener que ir a un hospital, es hacer gastos por todos lados. La operación puede que te salga gratis, pero y los regalos a los médicos, a las enfermeras a los técnicos para que te atiendan bien. Para que operen bien a mi niña y no quede con problemas y pueda caminar en un futuro.
Yo no me niego a pagar, los efectos eléctricos, solo quiero que me den la oportunidad y me devuelvan el núcleo familiar que tenía mi hija y poder incluirme yo también y así no tener que continuar comprando la comida en bolsa negra. Entonces pagaré lo que debo.”
Hace tres meses, las autoridades del municipio también dejaron sin efecto el derecho a comprar los alimentos racionados de Marlén y su otro hijo, quienes integraban un núcleo familiar con la abuela paterna, en un reparto colindante al poblado de Managua.
“A la abuela (paterna) de los muchachos la visitaron miembros de organizaciones del gobierno y le dijeron que si no me sacaba del núcleo familiar, ella también se quedaría sin poder comprar los alimentos de la libreta. Aquí hay mucho miedo, y ella nos dejó fuera. Ahora tengo que buscar comida para tres.”
Marlén se considera una persona integrada al proceso que impera en Cuba desde 1959. Pero comenta que en estos momentos hay cosas que no entiende.
“Yo siempre participé en todo lo que pude. Soy de la FMC, (Federación de Mujeres Cubanas) y de los CDR (Comités de Defensa de la Revolución), pero ahora todos me censuran, al saber la difícil situación que tengo. Lo que a ellos le importa es que yo pague los efectos eléctricos, aunque se muera mi hija de hambre. Eso no es un problema para este gobierno.”
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