Publicado para hoy 20 de junio
Derechos Humanos/ Desde las prisiones
Cubamatinal/ Los muy esperados traslados de presos de conciencia a prisiones de sus respectivas provincias comenzaron a producirse el pasado 1 de junio, en que fueron acercados a sus familiares seis hermanos nuestros.
Por Adolfo Fernández Sáinz
Prisión Provincial Canaletas, Ciego de Ávila,11 de junio /PD/ La esperanza firme de que algo iba a suceder comenzó exactamente un mes antes, el primero de mayo pasado, día en que el Cardenal Jaime Ortega Alamino se reunió por primera vez con las Damas de Blanco en el Arzobispado de La Habana. Su objetivo era comunicarles que había recibido la certeza oficial de que los actos de barbarie a que eran sometidas por pedir libertad para sus presos políticos, no se repetirían y que podrían desfilar por 5ta Avenida los domingos, aunque no en compañía de las damas de apoyo.
Tuvo que transcurrir todo un mes para que los primeros seis hermanos encarcelados fuera de sus provincias fueran trasladados. Desde entonces, hace ya más de una semana que no se han producido más cambios. Esto refleja la marcada lentitud del procedimiento y ratifica la proverbial tacañería del gobierno, lo cual no tendría mucho de particular si no estuviera en juego la valiosísima vida de Guillermo Fariñas.
De los 75 prisioneros de conciencia, 76 si contamos a nuestro mártir Orlando Zapata Tamayo, todavía permanecen en prisión algunos muy enfermos, como Ariel Sigler Amaya y Normando Hernández, por sólo citar dos de los casos más graves. Allí esperan.
A los demás encarcelados se les puede pedir paciencia, a nuestros familiares se les puede pedir que tengan confianza. Habría incluso que entender que al gobierno no le resulta nada fácil salir de su atrincheramiento. Pero ya nuestro hermano Fariñas ha resistido 106 días en dignísima huelga de hambre y sed. Cada día y cada hora puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
Hacen falta excarcelaciones, sobre todo que sean inmediatas para los demás enfermos y que así Fariñas pueda salvar su vida. Incluso en un análisis desapasionado, lo que ha pedido el Coco y por lo que ha mostrado sobradamente estar dispuesto a entregar su preciosa vida, no es en realidad nada que el gobierno no hubiera podido concederle sin más: que los enfermos graves sean excarcelados y que cualquier reo, no ya preso de conciencia, extinga su sanción lo más cerca posible de su casa. Esto es una lógica elemental.
Es más, no hacerlo así es un acto de crueldad para con los presos y sus familiares. Es eso lo que ha ocurrido con nosotros los últimos siete años, máxime si se tiene en cuenta -y esto lo saben ellos- que fuimos injustamente encarcelados.
Lo distinto que tiene todo esto es que nada de lo que hagamos los cubanos de ambos bandos, desde el pasado primero de mayo en lo adelante, sobre todo los actos de la clase política en el poder y en particular lo que atañe a la vida de Fariñas, escapa del minucioso escrutinio de la opinión pública internacional a través de los medios de prensa extranjeros, no así de la prensa cubana que mantiene a nuestro pueblo en la ignorancia.
En todo este proceso ha desempeñado un encomiable papel la Iglesia Católica Cubana. En sus prelados y en su buena voluntad confío, tanto o más que en mi mismo. Esto no quiere decir confianza ciega, ellos también pueden cometer errores. Creo que hacen lo que pueden. En quien no confío para nada es en el gobierno. Tenemos por tanto que estar muy vigilantes. La demora no obedece a cuestiones logísticas. No somos miles de presos políticos, ni ofrecemos peligro alguno para el Estado ni para nadie.
Nota del editor: En horas de la mañana del sábado 12 de junio, el prisionero de conciencia Adolfo Fernández Sainz, fue trasladado a un establecimiento penitenciario en La Habana, su provincia de residencia. El prisionero de conciencia Ariel Sigler Amaya fue liberado bajo licencia extrapenal en condiciones físicas deplorables producto del maltrato sufrido durante los siete años en que permaneció en prisión.
•Lea la noticia y vea los videos de las pésimas condiciones físicas de Sigler Amaya al momento de su excarcelación.
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