Publicado para hoy 2 de julio
Por: Pedro Pablo Alvarez
Varias agencias se hicieron eco ayer de una transcendental decisión tomada por una Comisión del Congreso de Estados Unidos de Norteamérica que respalda el fin de la prohibición de viajes de ciudadanos Estadounidenses a Cuba. Recientemente una carta elaborada dentro de la Isla fue enviada al Congreso apoyando esta propuesta. Muchos líderes contestatarios firmaron esta misiva, generando una controversial respuesta, de dirigentes y activistas dentro del País y del exilio cubano.
La medida tiene su pro y sus contras. Es verdad que un aumento en la afluencia de turistas Norteamericanos beneficiara al gobierno cubano, debido al total control de la económia del País. Debemos tener en cuenta que estamos ante un régimen que mantiene secuestrado a su pueblo, que durante muchos años con mecanismo de controles y centralización ha ido creando una total dependencia del Estado a sus ciudadanos. Luego, ante una situación extrema que sea producida por el embargo, los que defienden y apoyan al régimen serán los que tendrán acceso a los pocos recursos existentes. El resto de la población pagaran los daños, sufriendo las consecuencias de las penurias a que se verán sometidos. A finales del siglo pasado cuando el llamado “Periodo Especial”, muchos ciudadanos sufrieron carencias de todo los artículos, fundamentalmente los alimentos, lo cual causo muchas enfermedades como la Neuritis Óptica, la Polineuritis y otras…
La caída del campo socialista provoco un cambio en el sistema cubano, que aunque no fue sustancial introdujo nuevas formas de relaciones sociales y económicas, subordinadas al poder absoluto del Partido Comunista Cubano. Surgiendo así la llamada disidencia, que con el pasar de los años se ha ido fortaleciendo, precisamente por la necesidad del régimen a permitir la inversión de capital foráneo, sobre todo en el área del turismo. En los años noventas del pasado siglo los turistas procedentes de Europa, Latinoamérica y Asia, comenzaron a visitar la Isla. Sería muy ingrato no reconocer que muchos activistas pro Derechos Humanos en Cuba, recibieron el apoyo y la ayuda de muchos visitantes que como “turistas” traían sus mensajes de democracia y libertad, trasmitiendo sus conocimientos y experiencias de lucha mantenida en contra de regímenes totalitarios en sus respectivos países. En este caso se destacan algunos países de la Europa del Este, ex miembros del llamado campo socialistas, como Polonia, Republica Checa, Hungría y otros que siempre han mantenido su solidaridad y apoyo a la causa de los demócratas cubanos en contra del totalitarismo castrista.
¿Por donde es que entra la poca ayuda que hoy reciben cientos o miles de activistas de las organizaciones contestatarias, presos políticos y otros que conforman el abanico de la nueva sociedad civil que se va conformando en Cuba? Sabemos que los visitantes cubanos, muy pocos se atreven a llevar estas ayudas, ya que no quieren ser señalados como cómplices de la oposición al régimen, lo cual los invalidaría a poder seguir viajando a la Isla. Cientos de esos “turistas” europeos o Latinoamericanos y en menor cantidad los estadounidenses, han llevado cuantiosa ayuda a los demócratas cubanos, muchos han sido expulsados, prohibiéndoles la entrada de nuevo al País y puestos en una lista negra, después de pasar por arrestos e interrogatorios. En algunos de los casos han sido encarcelados y juzgados como agentes al servicio de la CIA. Entonces podemos decir que hay turistas solidarios también.
De todos es sabido que el turismo no solo es sexual, existen muchos aspectos que motivan a grandes sectores del Arte, la Cultura, la Ciencia y Otros a realizar estas actividades buscando nuevos horizontes. Nuestro pueblo está necesitado de conocer la realidad y experiencia democrática de otros pueblos y esta es una buena oportunidad. También se le quitaría al régimen cubano uno de sus mayores argumentos defensivos, de plaza sitiada y aislada. Además reforzaría el argumento de los que dentro y fuera de Cuba defendemos los derechos de los cubanos a salir y entrar libremente al País, sin tener que solicitar permiso a las autoridades de la Habana.
¡Qué grande error, Pedro Pablo! Tu ingenuidad no tiene nombre. El turismo americano, como todos los demás turismos, a lo que van es a "vacilar" y lo sabes bien, un pequeñísimo por ciento hace lo que dices, hasta reconoces el precio que pagan, ¿es por eso que crees que una avalancha de vaciladores vayan a Cuba a apoyar la democracia? Estamos muy mal.
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