lunes, 13 de septiembre de 2010

HOY EN EL CALENDARIO CUBANO, 14 DE SEPTIEMBRE


Calle Bernal en La Habana


• Santos católicos que celebran su día el 14 de septiembre:

- En el Almanaque Cubano de 1921:

La Exaltación de la Santa Cruz, San Crescencio mártir y Santa Catalina de Génova, viuda

- En el Almanaque Campesino de 1946:

La Exaltación de la Santa Cruz, San Crescencio mártir y Santa Catalina de Génova, viuda



El 14 de septiembre en la Historia de Cuba

• 1899 -

- Néstor Ponce de León.

Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 521-522 nos describe los acontecimientos del 14 de septiembre de 1899 en la Historia de Cuba:

“Néstor Ponce de León tenía poco más de treinta años cuando entró en el servicio activo de la Revolución. Era abogado y publicista. Por su conducta, merecía bien de la cultura patria. Luego, emigrado a Nueva York con motivo de la guerra iniciada en 1868, prestó la contribución de sus luces y actividades a la causa separatista. El gobierno colonial quiso herir profundamente su sensibilidad intelectual, y lo desposeyó de la rica biblioteca que había formado en La Habana.

“Otros treinta años mediaron entre aquel en que Ponce de León empezó a laborar como separatista resuelto y el que señaló su vuelta definitiva al suelo patrio. En Nueva York fue un gran revolucionario, un emigrado constructivo, un cubano rodeado de cubanos dignos y creadores. Sus afanes cívicos no mataron sus inclinaciones intelectuales. Fuera de Cuba descolló como alterador útil, fijas sus miradas en el porvenir políticosocial de su Antilla, y como erudito de fina ley, incansable en el estudio de la obra humana de los tiempos idos. Su casa de Nueva York fue una de aquellas que más atrajeron a Martí en días de ostracismo y fundación. Con todos estos prestigios regresó Ponce de León a Cuba al extinguirse la dominación española en América.

“El 14 de septiembre de 1899 el gobernador militar de Cuba nombró a Néstor Ponce de León director y conservador de archivos oficiales. En realidad, se trataba del Archivo General, fundado hacía sesenta años. Los fondos de este establecimiento constituían parte del tesoro de la Isla. Aunque en los días de la evacuación fueron sacados con destino a España miles de documentos de enorme importancia para la historia de Cuba, lo que aquí quedó no era menos trascendental para el conocimiento de la existencia del país a lo largo de tres siglos de régimen colonial. La conservación de esta riqueza documental no podía ser descuidada ni puesta bajo la dirección de manos inhábiles.

“En manos hábiles, y muy limpias, puso el poder interventor el más importante de los archivos de Cuba cuando dictó el nombramiento recaído en Ponce de León. La delicadeza de la función empalmó con los antecedentes del viejo emigrado revolucionario y el lustre del genuino erudito. El Archivo General era un depósito de manuscritos sobre las más disímiles materias. El gobierno colonial no se había ocupado en clasificar adecuadamente esta riqueza pública. Pero aquí había quedado ella para formar parte del patrimonio de la república por cuyo advenimiento habían peleado y se habían sacrificado varias generaciones cubanas, en las que estaban vinculados el nombre y la vida de Ponce de León. Néstor Ponce de León entró en su elemento al asumir la dirección del Archivo General. El haber sobrevenido su muerte pocos meses después lo, privó de gozar largamente de las delicias de un oficio público muy acorde con sus gustos y aptitudes.”



• 1896 -

- Mayor General Antonio Maceo en los municipios de Mantua y Guane, Pinar del Río

- José Miró Argenter en “Cuba Crónicas de la Guerra (La Campaña de Occidente) - Tomo III: Segunda Edición” de la Editorial Lex, 1942, página 85 describe los acontecimientos del 14 de septiembre de 1896 en la Historia de Cuba:

“Día 14.-Se levantó el campo de Montezuelo a la una de la madrugada, para aprovechar las horas que Maceo creía perdidas. Llegó a las márgenes del río Guadiana, tomó allí nuevos guías para encaminarse a los Remates de Guane, al tener indicios, por los destacamentos del teniente coronel Lazo, de que los expedicionarios tomarían aquella dirección. Nos hallábamos ya en los tremedales, después de lo áspero de la montaña de los Organos.”



• 1568 -

- De las “Actas Capitulares del Ayuntamiento de La Habana” Tomo II 1566 - 1574, dirigida por Emilio Roig de Leuchsenring, Municipio de La Habana, Administración del Alcalde Dr. Antonio Beruff Mendieta, editada en 1939:

“Cabildo 14 de Septiembre de 1568.

“En la villa de San Cristobal de la Habana á catorce dias del mes de Setiembre de mil é quinientos é se­senta é ocho años se juntaron á consulta é cabildo segun que lo han de uso é costumbre conviene á saber el muy magnifico Señor Doctor Francisco de Zayas Teniente general de Gobernador desta dicha Ysla por Su Magestad é los Señores Barto­lomé Cepero alcalde ordinario é los Señores Antonio de la Torre é Juan de Ynestrosa é Francisco Dávalos regidores en esta dicha villa en presencia de mi Francisco Perez de Borroto escribano de Su Magestad é escribano público é del cabildo desta dicha villa é lo que se trató en el dicho cabildo es lo siguiente é ansi mismo se halló en el cabildo Diego de Soto alcalde.

“En este cabildo pidió por peticion Pero Lopez de Sosa le hagan merced de un sitio para poblar de puercos que es en el rio que dicen do las Diajacas en el rio arriba que es cuatro leguas de Bainoa é cua­tro de Matanzas hacia la banda del sur tres leguas de Guanamón y que en lo ansi hacer le harán merced: é sus mercedes de los dichos Señores Justicia regidores digeron que hacian é hicieron la dicha merced al dicho Pero Lopez del dicho sitio para lo poblar como lo pide de puercos, sin perjuicio de tercero.

“En este cabildo pidió por peticion Alonso Rodriguez del Arbor alguacil mayor desta villa le hagan merced de dos solares junto á las casas que serán de Catalina de Garay y le reciban por tal vecino desta villa. E los dichos Señores Justicia é regidores digeron que le hacian é hicieron la dicha merced sin perjuicio de tercero é le recibieron por tal vecino.

“En este cabildo pidió por peticion Juan Recio vecino desta villa le hagan merced de unas sabanas que está que se dice Baganacun tres leguas de la sabana de la palma la cual quiere po......de ganado va­cuno y pue...... é lo cual le harán merced y los...... Señores Jus­ticia y Regido ......ron que le hacian é hicie...... la dicha merced sin perjuicio de...... al dicho Juan Recio.

“En este cabildo Diego de Soto alcalde pidió que por cuanto en esta villa cerca della está un pedazo de tierra que era estancia de Pero Velazquez que alinda con estancia del dicho Diego de Soto é sus mer­cedes le hagan merced dello no obstante que lo tiene comprado de Alonso Suarez de Toledo como uno de los herederos del dicho Pero Velazquez é los dichos Señores Justicia é regidores digeron que hacian é hicieron la dicha merced al dicho Diego de Soto sin perjuicio de tercero.

“En este cabildo pidió por peticion Bartolomé Cepero alcalde le hagan merced de un s...... que se llama Guasima junto á un hato de vacas que tiene poblado por que su ganado se estiende é pasta en la dicha sabana é sus mercedes le hicieron la dicha merced sin perjuicio de tercero é firmaronlo de sus nombres.- El Doctor Zayas.- Diego de Soto.- Antonio de la Torre.- Bartolomé Cepero.- Juan de Ynestrosa.- Francisco de Avalos.- Pasó ante mi Francisco Perez de Borroto escribano público y cabildo.”




Salvador Cisneros Betancourt
en Próceres
por Néstor Carbonel

“Nació el 10 de febrero de 1928.”
“Murió el 28 de febrero de 1914.”


“¿Fue niño Salvador Cisneros Betancourt y corrió tras las mariposas? ¿Fue joven, y madrigalizó junto a bellas mujeres? Forzosamente fue niño y fue joven y en sus manos se hicieron polvo muchas leves alas, y escuchándolo se estremecieron de pasión algunos tiernos corazones. Pero nadie lo recuerda así, sino hombre ya, barbado y canoso, dando cuando la primera guerra la espalda a la ciudad natal y a su familia, para ir, armado caballero, a jurar fidelidad a la patria, en el altar alzado entonces, no entre luces y flores, sino entre fuego y sangre; llevando luego la República toda revuelta y enconada sobre los hombros; guardando, cuando el pacto del Zanjón, como imagen bendita, la bandera gloriosa; consagrando a ella, durante los diez y siete años de paz humillante, todo el ardor de su pensamiento y toda la energía de su espíritu... Y, cuando la última guerra, levantándose apenas escuchó que de nuevo se estaba peleando por el honor de los cubanos, volviendo a personificar su pueblo. Siendo luego, en la paz, como el abuelo de sus campatriotas todos, por la constante vigilancia en su favor, y por la veneración que supo inspirarles...

“Puerto Príncipe, Camagüey, fue la ciudad de su nacimiento. Niño aun marcha a los Estados Unidos, donde permanece estudiando siete años, al cabo de los cuales vuelve al lado de los suyos: a su casa, a su pueblo, a su patria. En la tierra de Washington adquirió conocimientos y tonificó su alma. ¡No hay medicina como la libertad! Así, nutrido de democracia y de derecho, se establece en el Camagüey, donde es mimado por el amor y la fortuna. Años después, es electo Alcalde, puesto que desempeñó con el beneplácito de todos. Como autoridad, lo mismo que como particular, no hubo entonces obra caritativa, obra humanitaria, que no contara con su apoyo, ni empresa tendiente al desarrollo y bienestar de sus paisanos que no contara con su ayuda. Rico -y no egoísta- derramaba el bien a manos llenas. Señor de la generosidad, era dadivoso como un príncipe. De los príncipes tenía la largueza. ¿Quería hacer un regalo? Pues daba sus tierras, contándolas, no por metros, sino por caballerías.

“Desde muy joven sintió latir el corazón por las desventuras de su país. En junio de 1866, después de aquella asonada conocida en la Historia por la de Bembeta Paso, se organizó en Camagüey una Junta Revolucionaria compuesta principalmente por él y por Manuel Ramón Silva, Carlos Varona Torres y otras prestigiosas personalidades. Al siguiente año, constituyó, junto con Eduardo Arteaga, la logia masónica Tínima, logia a la que se afiliaron al momento cuantos querían y sentían la necesidad de conspirar contra el poder tiránico que los vejaba. Fue entonces también que empezó en Bayamo a agitarse el espíritu revolucionario, y que habiendo tenido de ello conocimiento, acordaron secundar a los orientales en sus anhelos de libertad, razón ésta por la cual se tomó el acuerdo de nombrar una comisión -a Salvador Cisneros Betancourt y a Carlos Varona- para que conferenciaran con los comisionados de Oriente y se pusieran de acuerdo en cuanto a la forma en que se había de llevar a cabo el movimiento armado.

“En la reunión habida, los orientales declararon que estaban dispuestos a levantarse el día tres de agosto de 1868. Cisneros Betancourt expuso que no estaban -él y Mola- facultados para aceptar resoluciones tan violentas. Regresan a Camagüey donde dan cuenta de su actitud a la Junta Revolucionaria. No obstante el no haber aceptado la fecha del movimiento, comienzan a hacer una activa propaganda, francamente revolucionaria. De nuevo comisionado él junto con Augusto Arango, para otra reunión con los orientales, hace un viaje a caballo hasta las Tunas y de ahí a San Miguel, lugar éste destinado para la entrevista, y donde ya los esperaban los otros: Francisco Vicente Aguilera, Francisco Maceo Osorio y Pedro Figueredo. En esta reunión quedó aplazado el movimiento para el año de 1869. Convenido esto, salió Salvador Cisneros para la Habana, con el fin de ponerse al habla y de acuerdo con los cubanos separatistas de la capital. En la Habana se entrevista con José Ramón Betancourt, Manuel de Armas, Conde de Pozos Dulces, Pérez Puello, Antonio Zambrana, Bellido de Luna, Carlos de Varona, y por último, con Morales Lemus, hombre de grandes y merecidos prestigios, el que le promete su concurso y el de Aldama, a la sazón fuera de Cuba.

“Laborando, regando entre los habaneros la semilla de la rebeldía, lo sorprende el alzamiento en Yara de Carlos Manuel de Céspedes. Pasada la sorpresa de los primeros instantes, emprende viaje al Camagüey, y apenas llega, da órdenes a Jerónimo Bouza Agramonte para que con los hombres que pueda secunde el movimiento iniciado en Oriente. Bouza así lo hace el día 4 de noviembre, y el 9, abandona él la ciudad, y seguido de muchos hombres, se le reúne en Sibanicú. A poco se constituye el Comité del Centro, y es nombrado su Presidente. Más tarde, al proclamarse en Guáimaro la República de Cuba, es nombrado Presidente de la Cámara de Representantes. Investido de tan alta representación asiste a numerosos combates, dando siempre en ellos pruebas de valor y serenidad. Después, depuesto Céspedes de Presidente, lo sustituye él. Fueron aquellos días de su mando, días oscuros, días tristes en que en plena revolución, en plena República en armas, se vio, como en la Roma antigua, surgir un patriciado soberbio e insolente y una plebe voluble e indisciplinada -patriciado y plebe, que ora adoraba a César, ora parecía exaltada y aplaudía a los Gracos...

“Cuando Spotorno lo sustituyó en la Presidencia de la República, continuó de Representante. Y cuando la Cámara se reunió en sesión extraordinaria, el día ocho de febrero de 1878, para tratar de la paz, de una paz bajo la bandera de España, de una paz que no era paz con libertad, paz con decoro, paz con derechos; de una paz que no era aquella por la cual él se había echado al monte a morir, protestó enérgicamente, con palabras que serán siempre prenda de magnífica grandeza y firme resolución... Vino luego, a pesar de su protesta, el pacto del Zanjón; volvió la patria a vestir su traje de presidiario o de criado, y Cisneros Betancourt se fue a New York, lugar donde continuó laborando, esperanzado todavía en la creencia de poder encontrar de nuevo cubanos con quienes combatir hasta vencer.

“Y vino la tregua, la tregua de diez y siete años. Luego supo que Martí, el evangélico Martí, había logrado unir a los cubanos dispersos, en un solo ideal, y lleno de fe esperó, arma al hombro, la hora del honor. Y cuando la hora llegó, cuando volvió a repercutir en los campos de la patria libre el grito de Cuba libre, Salvador Cisneros Betancourt volvió a abandonar las comodidades de su casa rica, y al frente de un puñado de jóvenes valerosos se fue a encarar la muerte, con la misma fe que la había encarado antes. Asiste a los primeros encuentros al mando de su hueste bisoña. En todos da pruebas de su valor. Más tarde, fue presidente nuevamente de la República en armas. Deja de serlo, para ser sustituido por Masó, y él siempre lo mismo: inalterable en su patriotismo! Luego fue la paz y la República, y fue en ella, más que un hombre, un símbolo, el símbolo de todos los sueños puros, el símbolo del desinterés y la hidalguía cubanos.

“Su vida fue una línea recta, ejemplo que debieran seguir, imitar, cuantos por intereses y odios personales hacen de su vida un zigzag de sangre, un laberinto de intrigas en el cual a veces, la patria parece perderse...”




POR: GUIJE CUBA

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