PUBLICADO PARA HOY 15 DE SEPTIEMBRE
Cuba 1940's, Ojo de Agua, Las Villas
Orquesta Casino de la Playa Canta "Orlando Guerra"
Ernesto Caparrós dirige Ritmos de Cuba (1942), donde el tenor René Cabel interpretó La canción del guajiro, de Rodríguez Fiffe. Por otra parte, la rumba, en su vertiente guaguancó, volvió al cine cubano en Un brujo en Guanabacoa, donde actuaba y cantaba "Cascarita" (Orlando Guerra). Otros títulos son Ritmo de maracas, Cancionero cubano y Flor de Yumurí, inspirados en las composiciones de Jorge Anckermann, interpretadas por Esther Borja con arreglos musicales del maestro Adolfo Guzmán.
Ernesto Caparrós, uno de los directores más prolíferos del cine musical cubano, dirigió la película Romance musical en eso años. En el elenco figuró América Crespo, y tuvo actuaciones especiales de Rita Montaner, René Cabell, Olga Chorens y Elsa Valladares.
Esta relación entre la música y el cine cubano dio un primer salto al exterior con Embrujo antillano, que se realiza entre México y la Habana en 1945, y que dirigió Geza P. Polaty, con la colaboración de Juan Orol. Aquí se escuchan canciones de Osvaldo Farrés, Julio Brito, rumbas, guarachas, más el bolero-tema Embrujo antillano, del entonces muy joven compositor José Carbó Menéndez. En 1947, Raúl Medina realizó Oye esta canción, donde se puede escuchar al cantante Tony Chiroldes y la orquesta Almendra. En la película cubano-mexicana El ángel caído, Daniel Santos canta con la Sonora Matancera. En el año 1949 se produjo entre Cuba y Argentina A La Habana me voy, protagonizada por Blanquita Amaro. En el filme aparece la orquesta Anacaona y Pedro Vargas.
Rita Montaner, que continuaba su carrera ascendente dentro del cine en 1948, canta y actúa en María la O, filme que se realiza sobre la zarzuela cubana del mismo nombre (tenía música de Ernesto Lecuona y libreto de Gustavo Sánchez Galárraga, y el argumento estaba basado en la célebre novela de Cirilo Villaverde, Cecilia Valdés). Esta obra de Lecuona sienta pautas sobre la visión comercial que se tenía de su música, que póstumamente ha sido reconocida por temas más comerciales como Siboney, Siempre en mi corazón, etcétera.Ritmos de Cuba. Corto musical realizado en 1942 y producido por SAICA, dirigido por Ernesto Caparrós, contó con las actuaciones del tenor René Cabell, conocido como el tenor de las Antillas, Orlando Guerra y Estelita Rodríguez, y la Orquesta Casino de la Playa.Orlando Guerra (conocido profesionalmente en la escena como Cascarita) fue una de las voces mas versatiles y dinamicas de la musica cubana. Cascarita estaba muy influenciado por el blues y el swing norteamericano y sus grabaciones con La Orquesta Casino de la Playa asi lo demuestran, donde se se posiciono como vocalista lider despues de que el reconocido Miguelito Valdes dejara la isla en 1940 para radicarse en Los Estados Unidos.
Otro aspecto que tambien valdria la pena mencionar seria que Cascarita fuel el encargado de recomendar al pianista matancero Damaso Perez Prado (posiblemente el padre del Mambo) para ser el pianista y arreglista principal en la Orquesta Casino de la Playa en la decada de los 40.En noviembre de 1945 comienza una nueva etapa en la orquesta, con la inclusión como cantante de Orlando Guerra, más conocido como "Cascarita", y, por presiones de éste, entra un nuevo pianista, que también haría historia: Dámaso Pérez Prado. Éste permaneció poco tiempo, pues tenía un proyecto propio, como se supo atronadoramente después. Tal parece que el destino de esta agrupación, al igual que el de su antecesora, fuera crear fabulosos disidentes.
A partir de 1948, año en que Cascarita abandona a la Casino de la Playa, la orquesta sufre altibajos, hasta desaparecer a finales de los cincuenta o comienzos de los sesenta. El balance que hoy se puede hacer de esta orquesta es desigual. Su sonido (que recuerda demasiado al de las orquestas más comerciales de los Estados Unidos), nunca tuvo la grandeza que le atribuyeron sus contemporáneos, pero fue precursora de muchos fenómenos, algunos de los cuales terminaron por opacarla, como Benny Moré y su Banda Gigante.
Protagonizó el acercamiento del son a las jazz band, pero serían otras agrupaciones, como el Conjunto Kubavana o Machito y sus Afrocubans, los responsables máximos de esa integración, aunque por una vía diferente. A pesar de que Sacasas era un excelente pianista y arreglista, el resto de los músicos carecía de la brillantez que caracterizarían las múltiples relaciones entre el jazz y la música cubana que se establecen a partir de los cincuenta, tanto en Cuba como en los Estados Unidos.
Se trató, ante todo, de un fenómeno comercial, con todas sus ventajas y desventajas. Pero de lo que no cabe duda es que pertenece a nuestra historia.
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