viernes, 29 de octubre de 2010

HOY EN EL CALENDARIO CUBANO, 30 DE OCTUBRE


Santiago de Cuba


• Santos católicos que celebran su día el 30 de Octubre:

- En el Almanaque Cubano de 1921:

Nuestra Señora del Amparo, Santos Alonso Rodríguez, confesor Claudio y compañeros, mártires

- En el Almanaque Campesino de 1946:

Nuestra Señora del Amparo, Santos Alonso Rodríguez, confesor Claudio y compañeros, mártires



El 30 de Octubre en la Historia de Cuba

• 1897 -

- Nuevo Gobierno Revolucionario - Bartolomé Masó Presidente de la República.

Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 613-614 nos describe los acontecimientos del 30 de Octubre de 1897 en la Historia de Cuba:

“La Asamblea Constituyente no dio por terminada su labor en La Yaya con la firma del código político que acababa de adoptar para Cuba. El 29 de octubre de 1897, inmediatamente después del breve receso que siguió al acto en que los representantes suscribieron la Constitución, la Convención procedió a la elección de los miembros del nuevo gobierno revolucionario. La votación fue secreta y separadamente para cada candidato. En ella participaron los veintidós ciudadanos que autorizaron la ley de leyes de la República.

“El escrutinio general dio a conocer que la Asamblea se decidía, ya por unanimidad, ya por mayoría, en favor de Bartolomé Masó, Domingo Méndez Capote, José B. Alemán, Ernesto Fonts Sterling, Andrés Moreno de la Torre, Manuel Ramón Silva, Rafael de Cárdenas, Saturnino Lastra, Nicolás Alberdi y Pedro Aguilera Kindelán para los cargos de presidente, vicepresidente, secretario de la Guerra, secretario de Hacienda, secretario del Exterior, secretario del Interior, vicesecretario de la Guerra, vicesecretario de Hacienda, vicesecretario del Exterior y vicesecretario del Interior, respectivamente. Los así elegidos fueron proclamados por el presidente de la Asamblea. El propio Méndez Capote anunció que al día siguiente se celebraría sesión con este orden del día: juramento de los componentes del Gobierno y disolución de la Asamblea.

“El 30 de octubre de 1897, a las quince horas, en La Yaya, celebró sesión la Asamblea Constituyente. Presidió José Lacret Morlot, asistido de los secretarios, Aurelio Hevia y Carlos Manuel de Céspedes y de Quesada. Lacret procedió a tomar juramento a los miembros presentes del Consejo de Gobierno electo, que eran Masó, Méndez Capote, Alemán, Fonts Sterling, Moreno de la Torre, Silva y Alberdi. Los componentes de la Asamblea se pusieron de pie. Los del Consejo de Gobierno se acercaron a la mesa presidencial. Estos juraron por su honor de cubanos guardar y hacer cumplir la constitución de la República y desempeñar bien y fielmente los cargos que les habían sido conferidos. El presidente de la Asamblea los declaró en posesión de sus respectivos altos oficios y dio por terminado el período constituyente de 1897 y por disuelta la Convención.

“La presidencia y la vicepresidencia del Consejo de Gobierno eran, en realidad, las de la República. Por consiguiente, Bartolomé Masó y Domingo Méndez Capote fueron el presidente y el vicepresidente de la República desde el 30 de octubre de 1897. En este día entró en funciones el nuevo gobierno revolucionario. El precedente había rendido cuentas a la Asamblea Constituyente, la que sirvió de eslabón entre, ambos. Los sucesos de fines de octubre de 1897 en el seno de la Revolución afirmaron dos hechos históricos que ya tenían hondas raíces en Cuba: seguía siendo Camagüey la cuna de las instituciones jurídicas patrias y mantenían los forjadores de la independencia el propósito de que el movimiento ascensional impulsado por las armas se desarrollase bajo la influencia de esas mismas instituciones jurídicas.”

• 1895 -

- La Invasión Libertadora en Oriente: Se encuentra en Tranqueras (distrito de Holguín).



Mariana Grajales
en Patriotas Cubanas
por la Dra. Vicentina Elsa Rodríguez de Cuesta


Mariana Grajales, la matrona ejemplar madre de los Maceo, nació en la provincia Oriental.

Mujer de extraordinario temperamento, puede decirse que trasmitió a sus numerosos hijos, por herencia directa el valor, la entereza, la serenidad, el arrojo, la acometividad y cuantas hermosas cualidades adornaron a aquella “estirpe de colosos y titanes”, como les llamara en magníficos versos el inolvidable poeta Bonifacio Byrne.

Casada en segundas nupcias con Marcos Maceo, también patriota esclarecido como ella, dio a la Patria hijos del temple de Antonio, Baldomero, Rafael, José Miguel, Julio, Dominga, Tomás y Marcos.

En el 1868 despierta a plenitud la conciencia de los cubanos, iniciada en Yara la primera de nuestras gestas emancipadoras, Mariana Grajales congregó a sus hijos, que eran “sus mayores tesoros” y los invitó a que postrados ante ella, juraran que darían por la Patria la sangre y la existencia.

Cumplido fue a plenitud ese juramento. La Historia de nuestro país, conoce el esplendor, la bizarría y la gloria de aquellos leones orientales. La madre ejemplar, la patricia esclarecida que fue Mariana Grajales, no se contentó con esto, corrió a las filas rebeldes para participar de los duros sufrimientos del campo de batalla, de las largas y angustiosas jornadas de la guerra para curar en los hospitales de sangre, para arengar a los convalecientes e incitarlos una vez restablecidos al combate, para darle a los hijos de Cuba de aquel momento y a las generaciones del porvenir después cívicas lecciones de coraje constructivo.

Terminada la paz del Zanjón, alentó la rebeldía indomable de su hijo Antonio en los históricos Mangos de Baraguá, y comprendiendo que por el momento no podía hacerse nada, emigró a Jamaica, en donde le sorprendió la muerte, luchando en el destierro hasta el último momento por la libertad de Cuba.

Aquella mujer de acero no se doblegó jamás, pesares incurables puso en su corazón la muerte del esposo amante en los campos insurrectos de Cuba, la muerte y las grandes heridas de algunos de sus hijos, las miserias, las persecuciones, sus enfermedades físicas y otras mil calamidades que soportó, sin dejar de batallar un momento por romper las férreas cadenas que ataban la isla hermosa que la viera nacer. Y quien ante la tumba recién abierta de uno de sus hijos, con dos de ellos heridos graves y otro ensangrentado y moribundo, supo decirle al más pequeño:

-“Empínate que ya es tiempo de que pelees por tu Patria”, merece un monumento de eterna gratitud en el corazón de todos los cubanos.




POR: GUIJE CUBA

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