martes, 23 de noviembre de 2010
HOY EN EL CALENDARIO CUBANO, 24 DE NOVIEMBRE
El Túnel de La Habana
• Santos católicos que celebran su día el 24 de noviembre:
- En el Almanaque Cubano de 1921:
San Juan de la Cruz, fundador y confesor y Santas Flora y Fermina virgen y mártir
- En el Almanaque Campesino de 1946:
San Juan de la Cruz, fundador y doctor y Santas Flora y Fermina virgen y mártir
• Natalicios cubanos:
Bernal, Guillermo: -Nació en La Habana el 24 de noviembre de 1847. Se doctoró en Derecho civil y canónico en la Universidad de La Habana, ingresando en la carrera judicial en 1878, en cuyo escalafón se desenvolvió, dejando escrita una obra sobre “Procedimiento criminal”. Juez honesto por excelencia.
El 24 de noviembre en la Historia de Cuba
• 1895 -
- La Invasión Libertadora en Camagüey: Avanza de Divorcio a Hato-Arriba, en total 4 1/2 leguas recorridas.
• 1859 -
- Gobierno de Francisco Serrano.
Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 663-664 nos describe los acontecimientos del 24 de noviembre de 1859 en la Historia de Cuba:
“Difícil y amarga labor pareció que iba a ser la de gobernar la isla de Cuba inmediatamente después de ocupar la Capitanía General por segunda vez José Gutiérrez de la Concha. Un reguero de sangre señalaba su paso por el mando supremo de esta Antilla. Persecuciones, intrigas, venganzas ruines y suplicios fueron arbitrios aprovechados por Concha para oprimir a los criollos. La senda que debía recorrer su sucesor estaba erizada de abrojos.
“A Concha sucedió en el mando de Cuba el general Francisco Serrano, hombre de criterio amplio, conciliador, digno por temperamento y justiciero por convicción. Genuina virtud tenía que poseer quien ante la actitud de la intransigencia española, ganosa de elevar a sistema los draconianos procedimientos de Concha y sus iguales, se aventurase, como se aventuró Serrano, a tender su mano al cubano, cobijándolo también con la justicia y el derecho.
“Serrano asumió el gobierno de la Isla el 24 de noviembre de 1859. La sociedad cubana lo acogió con respeto. Por su parte, el trató de no perder la consideración de los criollos. Desde la protección prestada a la instrucción pública hasta el homenaje que oficialmente rindió a la veneranda memoria de José de la Luz y Caballero, en todo quiso y logró estar Serrano como cumplía a su condición de gobernante caballeroso e hidalgo.
“Supo ser severo con los dictados de su conciencia para obedecerlos y seguirlos hasta el día mismo en que entregó el gobernalle de la Isla al general Domingo Dulce y Garay. Hubo en su tiempo toda la libertad que era posible que hubiese dentro del absolutismo colonial. La prensa periódica, a cuya cabeza llegó a marchar El Siglo, gozó de las garantías que estaba en el poder de Serrano deparar a la emisión del pensamiento. Autorizó la organización de los reformistas para que defendiesen mejor sus principios y aspiraciones frente a los españoles intransigentes, a quienes ni semejante acto de equidad parecía tolerable. Procuró ser hombre de honor y gobernante de honor. Apreció con exactitud sus derechos y deberes. En el desarrollo de su actividad brillaron un talento previsor y un alma abierta al bien y al decoro.”
María Aguilar
en Patriotas Cubanas
por la Dra. Vicentina Elsa Rodríguez de Cuesta
María Aguilar era hija de la provincia de Camagüey, de familia pobre; pero extraordinariamente honrada y de ideales probadamente libertadores. Al estallar la guerra del 95 contaba quince años; pero no obstante su corta edad fue una entusiasta revolucionaria que prestó innumerables servicios a la causa de la redención.
Por sus actividades libertadoras fue presa y en carcelada en la Cárcel de Camagüey y trasladada a la "Casa de las Recogidas" en La Habana, siendo más tarde expulsada del país.
María Aguilar figuró en la famosa cordillera de presas entre las que estaban Concha Agramonte, Angela Malvina Silva, Eva Adán y Gabriela de Varona, las que por su labor revolucionaria fueron condenadas a ser deportadas al presidio de las islas Chafarinas situadas en el Norte del Africa.
Después de inmensas penalidades, las heroicas patriotas se libraron de su infame cautiverio y de salir de su patria, gracias a la intervención del Padre Pedro Muntadas, sacerdote que era profesor del Colegio de las Escuelas Pías de Camagüey, admirado por los cubanos y que gozaba de influencias con las autoridades peninsulares.
Lograda su libertad se internó María Aguilar en el campo de batalla, recibiendo múltiples heridas en distintos combates librados durante la gesta del 95 en diversas regiones del país.
A edad bastante avanzada dejó de existir, quien fuera en vida conspiradora, prisionera, enfermera y combatiente notable, que enriqueciera con su nombre la larga lista de mujeres mambisas de la región prócer de Puerto Príncipe.
POR: GUIJE CUBA
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