domingo, 20 de marzo de 2011
Los tinteros secos
Escrito por Juan Gonzalez Febles
Lawton, La Habana,
20 de marzo de 2011,
(PD) El tiempo implacable pasa su cuenta. Hoy a casi quince años de su surgimiento, la prensa nacional independiente se bate a la defensiva. A los enemigos naturales desde la orilla del régimen militar, hoy se suman por disímiles motivos o intereses, que no es lo mismo, pero al final es igual, una prensa del exilio muy mediocre y la prensa extranjera acreditada.
Cubanos bendecidos con talento real y con oficio forjado y adornado en ocasiones por reconocimientos, se unen al coro detractor de la prensa independiente. Se trata de establecer necesarias parcelas de autoridad en el tema cubano. Y para ello es menester desautorizar a los que realizan estas funciones profesionales dentro de la Isla. La descalificación pasa por ningunear para imponer visiones distorsionadas por la distancia. Estas visiones en todos los casos están afirmadas a partir de una discutible información de portada, lomo y contraportada, que autorizados comentaristas y otros no tan autorizados repiten hasta la saciedad.
Comentaristas desconectados de la realidad Cuba adentro por largos años de exilio, ofrecen desde sus tinteros, ya secos de vivencia cubana, la visión que quisieran o la que les aporta la amargura de su exilio. Lamentablemente, esta nunca coincide con la visión real, esa con la que perdieron contacto hace más tiempo del que quisieran. Otros acreditados en la Isla, bailan con lobos la danza que les permita hacer su trabajo. Sólo ven la visión autorizada, la que se acordó a otros niveles y a mucha distancia de la otra realidad, la que no pueden reflejar y no quieren ver, para dormir con la cabeza despejada y la conciencia profesional tranquila.
El periodismo independiente tiene un deja vú adquirido que lo sataniza con cierta razón en no pocas ocasiones. Un buen amigo como ya no los hay, me señaló que mientras los cubanos triunfan como médicos, artistas, empresarios, etc., a lo largo del mundo, pocos o ningún periodista independiente ha conseguido afirmarse en la profesión por las tierras de los exilios. Tristemente inquietante, ¿verdad?
Algún que otro lo ha conseguido como comentarista de temas cubanos pero ya con el tintero seco. No vale la pena leerlos en un tema, al que la distancia privó de objetividad, garra y frescura. Aún así, su lectura transpira una nostalgia y una pena que arrasan. Como dijo Martí, las playas del exilio sólo son bellas, cuando se las deja atrás de regreso a la patria.
Hace un tiempo, creo que haber leído en un espacio que es mejor no recordar, como el filósofo Emilio Ichikawa advertía que el periodista independiente Raúl Rivero sería el último en recibir lauros y reconocimientos por la labor periodística realizada desde la Isla. No cabe duda razonable alguna de que el tiempo le dio la razón. El columnista Alejandro Armengol también se ha referido al tema de los periodistas independientes desde (donde si no) el rotativo miamense El Nuevo Herald. Armengol quien ya resulta muy previsible, fue severo con la prensa independiente cubana. También se ha mostrado crítico y severo con sectores del llamado exilio histórico. Todo parece indicar que su tolerancia quedó restringida a personas dignas de ella, como podrían ser los enviados por el gobierno cubano para que sean sus embajadores culturales, allá en la que llaman “la ciudadela del imperio y la mafia anexionista de Miami”.
El camino de la prensa independiente nunca fue fácil. Sobran los críticos y por contar aquellas excepciones que confirman la regla, puede decirse que han faltado oportunidades para calificarse, quiero decir verdaderas. Para citar un ejemplo, ahí están los cursos para calificar periodistas organizados por la Florida International University (FIU).
Luego de gastar miles de dólares cada año, durante mucho tiempo, se graduaron tres estudiantes. Uno de ellos Manuel David Orrio, fue el agente Miguel de la policía de Seguridad del Estado. De otra, Claudia Márquez, aun se resiente su ausencia y laboriosidad en la Isla. Partió hacia el exilio. El único que quedó en aquellos momentos, entre nosotros fue Lucas Garve. Más tarde consiguieron graduar aproximadamente una decena de colegas. Es decir, en la práctica, sólo una decena, poco más o menos de graduados, se desempeñan en la actualidad en la prensa nacional independiente. Pero FIU tiene derecho a segundas y hasta terceras oportunidades. Algo desde la distancia concede avales. Aún continúa con sus esfuerzos, mayormente fallidos. Una y otra vez, bajo la mirada condescendiente, comprensiva y siempre tolerante de nuestros fieles y siempre despistados amigos yanquis.
La propaganda oficial proclama con su triunfalismo habitual que siempre habrá un Emilio, esto quiere decir, un topo entre los periodistas independientes. Emilio fue el seudónimo usado por uno de los últimos destapados, el señor Carlos Serpa. Muy cierto, pero con eso, podemos bregar. Lo que no se dice, con lo que no podemos y lo que más abunda, son demasiados Serpa que desacreditan a la prensa independiente a fuerza de una combinación letal de incompetencia, incultura y carencias éticas de todo tipo. Decimos pobrecito o pobrecita y seguimos en el pedaleo cuesta arriba, con nuestros y nuestras Serpas, a cuestas.
Y que conste que no hay nada personal contra Serpa, a pesar de que una excelente amiga insiste que Serpa tiene en su semántica algo de serpiente en latín, griego antiguo o vaya usted a saber. No se trata de eso. Tampoco de buscar la culpa allá lejos donde nuestros despistados amigos yanquis o con los siempre-a-mano-y-culpables, hermanos del exilio. La culpa también es nuestra. No saber decir a tiempo a alguien que no es ni será nunca periodista, pero que puede ser sin duda razonable alguna, un excelente activista pro democrático, si es culpa nuestra.
En fin, podemos vivir en compañía de todos los Emilios, (tanto enemigos topos o amigos del corte Ichikawa-Armengol) habidos o por haber, son inevitables. Forman parte de nuestro karma nacional. Sólo hay que poner límite a los Serpa. También, a conceder espacios a quienes no dieron la talla como políticos o cualquier otra cosa en la prensa nacional independiente, por aquello de que el periodismo independiente desde Cuba, es peccatta minuta y en él, cabe y vale todo. Aunque en otros tiempos fundacionales del periodismo, el también periodista Juan Gualberto Gómez decía, que el periodismo, “sea el oficio de los que no tienen oficio, pero con talento, eso sí”. No hay que tomar esto tan al pie de la letra. Cuando lo consigamos, de paso también habremos conseguido ponernos a buen recaudo de los tinteros secos. Ya sean los inevitables propios o los prestados de las prensas extranjeras acreditadas.
juanchogonzal@gmail.com
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