miércoles, 13 de abril de 2011

Arturo Sandoval sin olvido



El maestro de la trompeta, ganador de seis premios Grammy, habló de su pasión por la música, de sus inicios como exiliado, de su familia, la reciente muerte de sus padres y de su posición en torno a los viajes a Cuba y el intercambio cultural entre la isla y Estados Unidos.

Karen Caballero/ martinoticias.com 13 de abril de 2011

Foto: Reuters "Es una crueldad, es algo terrible que se nos borre del mapa, que se nos ignore completamente, que los jóvenes no tienen idea de lo que uno ha hecho por tantos anos, de las cosas tan importantes que uno ha logrado en el mundo artístico… eso es algo inadmisible."

Decir Arturo Sandoval en el mundo del jazz y de la música clásica, es hablar de uno de los mejores trompetistas a nivel internacional, una de las figuras más respetadas y prestigiosas. Gran pianista y compositor.

Decir Arturo Sandoval entre cubanos, es hablar con orgullo de “uno de los nuestros”, que ha sabido poner el nombre de los cubanos muy en alto y que representa el talento y la perseverancia indiscutible que nos caracteriza.

Sin embargo, decir Arturo Sandoval en Cuba, la tierra que lo vió nacer, es casi un delito. Es un nombre prohibido, que pese a los innegables éxitos que ha cosechado en la esfera musical a nivel mundial, en la isla, el gobierno se empeña en enterrar su nombre, evitarlo e ignorarlo hasta las últimas consecuencias.

Éste no es el primer caso; también nombres representativos de la música y el arte cubanos, como el del escritor Reinaldo Arenas, la cantante Celia Cruz, y los aún vivos Paquito D’Rivera, Willy Chirino y Albita Rodríguez – por sólo mencionar algunos -, se han visto envueltos en este fenómeno obligado que ha venido ocurriendo durante más de cinco décadas.

“Es una crueldad, es algo terrible que se nos borre del mapa, que se nos ignore completamente, que los jóvenes no tienen idea de lo que uno ha hecho por tantos años, de las cosas tan importantes que uno ha logrado en el mundo artístico… eso es algo inadmisible”, dijo Sandoval en entrevista exclusiva con martinoticias.

En esta ocasión, el maestro de la trompeta, ganador de seis premios Grammy, habló también de su pasión por la música, de sus inicios como exiliado, de su familia, la reciente muerte de sus padres y de su posición en torno a los viajes a Cuba y el intercambio cultural entre la isla y Estados Unidos.

En momentos en que prepara nuevo disco para rendir homenaje al trompetista, cantante y compositor estadounidense, Dizzy Gillespie, Sandoval describe su admiración por la leyenda del jazz. “Yo diría que es algo muy especial, que uno pueda hacerse amigo de su ídolo, y tocar con su ídolo por tantos años”, dijo el trompetista, que junto con el disco “El hombre que salvó mi vida”, publicara un libro y un documental en torno a este tema.

Nacido el 6 de noviembre de 1949, en el municipio Artemisa, La Habana, Sandoval asegura que nació y morirá siendo cubano, y que eso nada ni nadie se lo podrá arrebatar. Al cumplir 50 años de carrera artística, afirma también que no dejará de practicar la trompeta y el piano un solo día, siempre y cuando la vida misma se lo permita.

KC. ¿Cómo logra un músico profesional llegar a dominar magistralmente géneros musicales tan peculiares y con características tan marcadamente diferentes, como lo son, por citar sólo algún ejemplo, piezas de jazz – algunas con los complejos ritmos afrocubanos -; y un concierto para trompeta y orquesta del compositor clásico, Wolfgang Amadeus Mozart?

AS. Siempre me levanto y practico un poco. Todos los días practico la trompeta y el piano, y escribo música y hago arreglos. Doy clases también. Para mí la música es solamente una: la buena. Incluso interpretando, tocando cualquier tipo de música, siempre y cuando sea buena, no discrimino nada ni diferencio nada en cuanto a quién fue el compositor, o cuándo la escribió, ni donde. Siempre y cuando tenga valores artísticos importantes, pues siempre me interesa mucho aprender y tocar todo tipo de estilo.

KC. Pero son estilos muy diferentes, lo cual hace mucho más complejo el llegar a dominarlos todos. ¿Cómo lo logra?

AS. Practicando el doble. El practicar no termina nunca, hasta que uno se retira, o se muere. Sigo practicando todas las horas que pueda.

KC. ¿Cómo se formó el músico que hoy conocemos?

AS. La trompeta clásica la empecé a los 14 años. Comencé en mi pueblo tocando con una banda de música que había, y después con algunos grupos locales. Pero lo que fue la formación clásica de escuela, fue a los 14 años. Estuve tres años en la Escuela Nacional de Arte, allá en Cubanacán. Y de ahí salí y empecé a tocar en una orquesta muy buena que se formó en Cuba en el año 77, se llamó La Orquesta Cubana de Música Moderna. Ahí estuve varios años hasta que me llamaron al Servicio Militar Obligatorio. Allí estuve tres años en el servicio. Cuando salí, varios músicos decidimos dejar esa orquesta y formar el grupo Irakere. Eso fue en el 74. Y allí estuve hasta finales de los años 80, donde me separé de Irakere e hice mi propio grupo, bajo mi nombre.

KC. ¿Qué representa el legendario jazzista, Dizzy Gillespie, en la vida musical de Arturo Sandoval?

AS. El caso de Dizzy Gillespie siempre se destaca. Yo diría que fue una bendición de Dios el hecho que yo lo conociera y que nos hiciéramos amigos, y que tocara con él por tantos años. Yo diría que es algo muy especial, que uno pueda hacerse amigo de su ídolo, y tocar con su ídolo por tantos años.

KC. ¿Cómo asume la fama?

AS. Nunca la fama ha ido a mi cabeza. Eso es muy relativo. En la carrera de músico, trompetista de jazz y música clásica, no se considera esa palabra: fama; ni siquiera se menciona. Pero si es muy halagador saber que hay gente que admira lo que uno hace, que lo respeta y que lo sigue. Y que uno ha podido influir en la mente de artistas jóvenes, eso siempre es motivo de satisfacción.

KC. ¿Cómo fueron su salida de Cuba y sus inicios como exiliado?

AS. Eso es terrible. No es nada agradable cuando uno tiene que escaparse de su propio país. Pero en mi caso, y en el caso de tantos otros miles de cubanos, fue absolutamente necesario. Yo vine solamente con mi esposa y mi hijo más pequeño. Toda mi familia se quedó en Cuba: mi hijo mayor, mis suegros, mis padres, mi hermana, mis sobrinos. Toda mi familia. Después mis padres se escaparon en una balsa, y mi hijo mayor luego pudo venir, porque su esposa se hizo ciudadana americana, porque el padre era ciudadano americano. Es una historia muy larga. Se me han ido muriendo casi todos los tíos, que eran muchos, y desgraciadamente no he podido ir a enterrarlos ni a ponerles una flor, pues hace 22 años que no voy a Cuba.

KC. ¿No ha regresado a Cuba porque no lo ha deseado, o porque no se lo permite el gobierno de la isla?

AS. Yo creo que son los dos motivos: yo no creo que me reciban en Cuba, pero realmente, si me reciben, yo no estoy en disposición de ir tampoco. Sinceramente, yo no quiero regresar allí y lidiar con ese gobierno y con todo lo que sucede allí.

KC. ¿Qué opina del llamado intercambio cultural entre Cuba y Estados Unidos?

AS. Eso no es intercambio. Intercambio quiere decir que hay dos partes… Yo creo que eso es como una ofensa para todos nosotros. Yo creo que eso no soluciona absolutamente nada. Es que hay mucha confusión también con todo lo de Cuba. Hay mucha gente que piensa que conoce algo, pero no conoce la realidad de lo que sucede allá. Entonces las opiniones son muy diversas. Realmente para nosotros en general es una pesadilla, es algo terrible, porque uno tiene que estar luchando constantemente con las opiniones de la gente… Aquí en Estados Unidos hay muchos, incluso norteamericanos, por ejemplo, que acusan al gobierno norteamericano de que no haya relaciones diplomáticas o normales con Cuba, desconociendo las características de aquello allá. Lo terrible que es pensar o tener la ilusión de que pueda existir un diálogo, cuando en realidad no hay manera, porque ya hay varios presidentes, políticos y personalidades norteamericanos que han tratado de establecer ese diálogo, y ha sido siempre imposible por la parte cubana. No ha habido ninguna disposición ni deseo de establecer ese diálogo.

KC. ¿Cree usted entonces que músicos, cantantes y artistas cubanos deberían seguir viniendo a Estados Unidos, o no?

AS. Yo creo que hay que seguir demostrando que nosotros tenemos la capacidad y la opción de la democracia y del respeto total a la libertad de expresión. Y esto es una muestra más de que aquí no existe ningún problema de que venga la gente que vive en Cuba. Pero yo pienso que tiene que ser recíproco. En su momento, alguien tiene que pensar que nosotros también tenemos derecho de ir a tocar.

Recientemente recibí un email de Holanda, de una persona que fue a mi pueblo, donde nací y me crié. Fue a un museo donde había muchas cosas de la historia de mi pueblo. Había fotos y memorabilias de incluso algunos músicos de mi pueblo. Por supuesto, yo no existía allí para nada. Esta señora le preguntó a la guía del museo, donde están las cosas de Arturo Sandoval. Y la muchacha le respondió, quien es ese, haciéndose la desentendida. Entonces eso es una de las cosas tan terribles que ha hecho ese gobierno: tratar de borrarnos del mapa. Tratar de que la gente no se entere en lo absoluto. Y en definitiva, sea lo que sea y pase lo que pase, yo nací y me voy a morir siendo cubano. Todas las cosas que hemos logrado los cubanos que vivimos fuera de Cuba, de alguna manera representan los logros de los cubanos… y es una crueldad, es algo terrible que se nos borre del mapa, que se nos ignore completamente, que los jóvenes no tienen idea de lo que uno ha hecho por tantos anos, de las cosas tan importantes que uno ha logrado en el mundo artístico… eso es algo inadmisible.

KC. Vivió en Miami desde el año 1990. Pero ahora reside en Los Angeles. ¿Por qué este cambio?

AS. Realmente, mi esposa y yo siempre quisimos venir aquí, a Los Angeles, por muchas razones, pero la principal es que aquí suceden muchas cosas, artísticamente hablando. Todos los días suceden cosas muy interesantes, cosas que realmente lo motivan a uno a seguir adelante. Y no lo hicimos antes, por cuestiones familiares. Por no despegarnos de la familia. Pero ya mi suegro murió, murieron mis padres también. Me sentí ahora un poco más libre para hacer esta movida.

KC. ¿En qué proyectos trabaja ahora mismo?

AS. Ahora estoy escribiendo música para una película. Estoy escribiendo música también para un documental que se está haciendo en Nueva York. Estoy tocando en los estudios aquí para muchas películas. Precisamente ahora, en estos días, una película en la que yo toque (la trompeta) durante todo el soundtrack, hice varios solos y una participación muy bonita, está en número uno en todas las ventas en el mundo entero. Es la película Rango, que es un animado. Ahora estoy trabajando en el soundtrack de la nueva película, Piratas del Caribe 4, y también estoy escribiendo cosas para la FIFA, que es la organización mundial de football. Sigo impartiendo clases aquí, sigo tocando con mi grupo, tengo un big band aquí, en los Angeles. Me siento muy afortunado, pues lo que hago, el público sigue acudiendo a los conciertos y mi último disco ganó dos Grammys. Sinceramente tengo que estar muy agradecido, pues siento que mi carrera ha sido muy bien aceptada.

KC. ¿Cuál es su tesoro más preciado?

AS. Mi familia. Es una bendición de Dios cuando tienes una familia que te ha dado tanto apoyo y tantas cosas lindas. Mi madre falleció hace apenas tres meses y mi padre murió hace tres años y medio y los extraño mucho. Se me fueron ahí dos pedazos grandes… es como que te arrancan la mitad de la vida. Yo se que ellos están felices en el cielo, porque siento que su bendición y apoyo siempre me están ayudando.

KC. ¿Quisiera enviarle un mensaje a los cubanos en Cuba?

AS. Quisiera decirles tantas cosas, pero yo creo que lo principal es que desgraciadamente la gente no tiene la información necesaria de como es la vida en el resto del mundo, que es disfrutar de la plena libertad, que cosa es ver que tu luchas por tu vida, por tu familia, por tu carrera, por tus cosas. (…) La esperanza, las cosas que uno puede soñar de su vida personal, su familia, sus sueños, en Cuba se ven truncados completamente. (…) Es como una desgracia que nos ha tocado vivir en ese país. Y lo triste sería que muchas personas no se den cuenta de esto. Yo espero que algún día, esas personas que lo niegan, y que no pueden ver más allá del muro del Malecón, que se den cuenta que la vida no es levantarse y estar pensando a ver si pueden conseguir un pedazo de pan. (…) Yo creo que el cambio y la reacción tienen que venir de la gente de dentro de Cuba. No importa que nosotros podamos tratar y tratemos a toda costa de enseñarles el camino y decirles que existe una realidad, que existe una vida que no es esa, que no tiene nada que ver con esa vida. Pero eso tiene que venir de adentro. Ellos tienen que darse cuenta que no se puede vivir así, con esa desesperanza total, con esa frustración, que no se vea el futuro por ninguna parte.

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