
Escrito por Odelín Alfonso Torna
Arroyo Naranjo, La Habana
junio 17 de 2011
(PD) Aún no sé y de hecho me pregunto constantemente si representa algún "valor sentimental" el otorgamiento de 20 mil visas anuales a cubanos que deseen emigrar hacia los Estados Unidos, gracias a un acuerdo migratorio entre dos países en conflicto por más de cinco décadas.
Los que idearon tal auxilio, estén en una orilla u otra, deben saber que la emigración en Cuba parte de la obstrucción al desarrollo humano, la inestabilidad política, la violación permanente de los derechos humanos, así como la falta de oportunidades en todos los aspectos de la vida social y económica intramuros.
¿Es obligatorio que el gobierno de Estados Unidos reciba cada año a 20 mil cubanos inconformes o no con la política oficial? ¿Por qué el país que supuestamente nos bloquea, es el único que cuenta con una oficina de refugiados políticos en La Habana?
El régimen cubano siempre ha visto el problema migratorio como oportuna herramienta del gobierno norteamericano para destruir a la revolución. Pero ha sido precisamente Fidel Castro quien ha sacado la mejor partida en todas las oleadas migratorias desde 1959 hasta la fecha.
En los primeros tres años de revolución, más de 200 mil cubanos huyeron del comunismo. Fue entonces a partir de 1965, ante la inteligente y sagaz idea de Fidel Castro de abrir las puertas al exilio por el poblado pesquero de Camarioca, en la provincia de Matanzas, que Lyndon B. Johnson lo siguió en la jugada. En este segundo capítulo, por decirlo de alguna manera, más de 5 mil cubanos se exiliaron.
Le siguieron los llamados "vuelos de la libertad", hasta 1973, en los que 260 mil cubanos salieron de Cuba con destino a Miami. Todos sin excepción eran despojados de sus bienes materiales, incluso aquellos con valor sentimental. Casa, autos, dinero y joyas, engrosaban el botín de los revolucionarios en el poder.
Fidel Castro volvió a la carga en 1980. Aprovechó el incidente de la embajada del Perú, donde alrededor de 10 mil cubanos pidieron asilo político. Esta vez fue el puerto del Mariel la válvula de escape, a sólo 40 kilómetros del centro de La Habana. 125 mil cubanos escaparon por esta vía, muchos de ellos repudiados violentamente por las turbas antes de abandonar sus casas.
Las avalanchas migratorias continuaron, ideadas por Fidel Castro y avaladas por los distintos gobiernos norteamericanos, sobre todo los demócratas. En 1994, después del incidente conocido como el "Maleconazo", 40 mil cubanos salieron por mar con rumbo norte, a flote sobre lo que fuese posible. La base naval norteamericana de Guantánamo fue escala obligada para los cubanos interceptados en el mar.
¿Qué sucedería si los casi tres millones de cubanos que hoy viven en el exilio, que son más que la población existente en La Habana, aún fueran rehenes de la dictadura?
Hoy la situación económica, social y política del cubano es doblemente crítica. Sin embargo, la tendencia al éxodo en todas sus variantes se mantiene, lo que significa el incremento de las remesas y por ende, el sostén de un gobierno que desprecia a sus hijos.
¿Ha sido factible en la política norteamericana la venta de alimentos y medicinas a Cuba, la suspensión de las restricciones de viajes, el envío de remesas y los intercambios culturales y religiosos?
Para hacer su revolución, Fidel Castro tuvo algo a su favor: en aquel entonces nadie escapaba de Cuba por problemas económicos o de otra índole.
Ensayar con nuevas políticas puede aliviar o tensar el escenario de las confrontaciones. Eso está claro. Lo funcional en la teoría de determinadas "aperturas", es que resulta disfuncional para la mayoría de los cubanos. Se puede probar con ordenar al sésamo que se cierre.
odelinalfonso@yahoo.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario