sábado, 18 de junio de 2011

Delia: verdades que brotan solas


Escrito por Manuel Aguirre Lavarrere (Mackandal)


Guanajay, Artemisa


18 de junio de 2011


(PD) Delia Hernández vive en el municipio Arroyo Naranjo y tiene noventa años. Agobiada por la situación habitacional que presenta y con los achaques propios de su edad, esta mujer, de raza negra, no sabe qué vuelco darle a su vida

Sabe que en Cuba existe un Bienestar Social cuyo deber es velar por la prosperidad ciudadana. Al respecto, la anciana dice: "Sí, lo hay, lo hay, pero nunca lo he visto".

Las paredes de su casa, parte de madera y parte de bloques, están corroídas y el techo lleno de huecos.

"Han pasado ciclones y nunca me han dado nada, ni una teja. Dicen que hoy, que mañana, que pasado, pero todo vale mucho dinero", explica.

Dado el índice de envejecimiento de la población cubana, el gobierno creó desde hace algunos años escuelas de adiestramiento destinadas a auxiliar a los ancianos de las capas más desposeídas de la población. En Cuba existe un número considerable de personas de la tercera edad sin amparo filial.

Delia ha sido visitada en algunas ocasiones por los trabajadores sociales. Refiere: "Sí, vienen y qué. Vinieron cuando la cuestión esa de los fogones de gas y esas cosas que dieron, ahí fue cuando vinieron. Y no me llevaron el mío, porque estaba roto. Tampoco yo quiero televisor, si yo siempre he vivido sin eso".

Ella cree que no es bueno contar estas cosas, teme tener problemas con la justicia. Pregunta: "Y porque yo hable, ¿no me meten presa?...Bueno, uno tiene derecho a defender lo suyo. Al principio recogían los aparatos rotos, pero después no los recogieron más, porque tenían un complot entre ellos, que si tú trillabas, (dar dinero, sobornar) entonces te daban el televisor".

Delia es viuda desde hace años y tuvo cinco hijos, de los cuales perdió a uno. "Bastante trabajo pasó, el pobre. Enfermo y no tenía ni una colcha para taparse..."

"La vida ha sido muy dura, en el otro gobierno y en este", asegura. Delia recuerda las primeras consignas de la revolución que decían que "esta revolución se hizo por los humildes y para los humildes". "Sí, se hizo para los pobres. Pero es que yo veo que los pobres siguen siendo pobres... Algunos pobres vivirán regular, pero yo, ¿qué tengo yo? Si otra gente no tiene, ¿de dónde voy a tener yo? Pienso que nunca voy a resolver nada. Creo que me voy a morir y nunca voy a resolver nada."

Pero a pesar de lo que dice, todavía le queda un poco de esperanza. "Aspiro a mejorar un poco, salir un poco de la miseria, tener una colcha con que taparme y que no me falte la comida. No quiero más nada".

makandalmm@yahoo.com

Foto: Manuel Aguirre (Mackandal)

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