Víctor Manuel García sonríe junto a su madre, Idalia Figueroa, mientras ella es atendida en el CDT de Cataño. (Primera Hora / Ana María Abruña Reyes)
viernes, 17 de junio de 2011
Arys L. Rodríguez andino / Primera Hora
Un niño de 10 años cuya madre le empezó a dar clases de guiar hace unos meses tuvo que poner en práctica sus destrezas ayer cuando su progenitora enfermó y él era la única persona que estaba en la casa.
Víctor Manuel García sabía que su madre no estaba bien cuando la vio mareada y “dormida”, así que no dudó en agarrar las llaves del carro y conducir desde su casa en Bay View hasta el CDT de Cataño.
“Yo le dije: 'Vamos pa' sala de emergencia'. Entonces él me dijo: 'Pues vente mami, yo te llevo', y yo le dije: '¿Estás seguro?, ¿te sientes bien para hacerlo?' y me dijo: 'Sí, yo te llevo'”, narró Idalia Figueroa sobre la proeza de su pequeño.
Con las instrucciones de su mamá, el estudiante de educación especial guió el carro estándar con los dos únicos cambios que conocía.
Con una sonrisa instalada en su rostro infantil, Víctor Manuel aseguró que hasta le tuvo que pasar a un carro.
¿Cómo fue guiar hasta aquí?
Difícil, pero echando pa' alante.
¿Se te apagó?
No. Como se me apagó fue parqueándolo.
¿Te asustaste?
No.
¿Y qué ibas a hacer si te paraba un guardia?
Hubiera frenao. Yo frenaba y cogía la licencia de mi mai y se la daba, porque yo no tengo eso.
El papá del jovencito dijo que se enteró de lo sucedido cuando el niño lo llamó.
“Yo me asusté porque él me llama llorando, me dice que mami se puso mala; y le digo: 'Está bien, voy para allá', y le pregunto: '¿Quién llevó a mami al hospital?', y me dice: 'Yo'”, explicó José García, quien ayer cumplió años.
Al igual que sus hijos Víctor Manuel y José, de 14 años, su padre aprendió a guiar temprano, por lo que siempre pensó que era una buena idea.
“La ventaja de enseñarles es eso mismo, que ellos pueden llevar a su mamá en un caso de emergencia al sitio donde tienen que llevarla. Lo único que uno tiene es responsabilidades con ellos, que (sepan que) van a guiar cuando les toque. En una situación de emergencia uno no mide, ésa es la ventaja”, analizó García, mecánico de las lanchas de Cataño.
Su esposa, principal instructora en las clases de guiar, coincidió con él. “Uno nunca sabe en una emergencia que uno esté solo y que solamente esté ese niño que te pueda ayudar”, expresó la mujer, quien también le ha enseñado cómo manejar otras situaciones de emergencia.
A pesar de que condujo “serenito”, Víctor Manuel “explotó” cuando bajó la adrenalina del momento.
“La reacción le dio aquí. Mientras venía de allá para acá estaba tranquilo, normal”, reiteró la mamá.
Pero cuando vio que a su madre le pusieron suero y empezaron a sonar las máquinas que monitoreaban su estado de salud, se empezó a poner nervioso, algo que confirmó el alcalde de Cataño, José Rosario.
“Estaba preocupado de que las máquinas estuvieran dando indicios de que su mamá estaba retrocediendo. En el hecho él actuó y cuando tenía todo controlado es que él sabe lo que está pasando y la emoción lo traicionó”, mencionó Rosario, quien catalogó como heroica la actuación del menor. “Tenemos una familia completa por la hazaña de un niño”.
Coleccionista de carritos desde pequeño (bueno, más pequeño), Víctor Manuel conoce de modelos clásicos y modernos. Pero, a la pregunta de qué carro quiere cuando pueda guiar con licencia, contestó con cierto titubeo. Miró a su mamá y dijo que un Dodge, pero después rió y optó por un Bentley. Por su expresión, era obvio que conocía las historias recientes de ese modelo de lujo.
¿Cuántas veces habías guiado?
Varias veces.
¿Habías guiado en la calle?
En parking.
¿Tus amigos guían?
No, más que uno (señala a su hermano).
¿Te saliste del carril?
No. Le pasé por el lao a un carro.
¿A cuántas millas ibas?
Como a 20.
¿Quieres tener licenca ya?
Sí (su madre dice que no).
¿Sabes que ahora todo Puerto Rico va a saber quién tú eres?
El héroe.
¿Héroe de mamá o de Puerto Rico?
Los dos.
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