jueves, 28 de julio de 2011

Más evidente en vacaciones la segregación en playas cubanas



"Ahora, las vacaciones de verano no significan que llega la alegría, sino la angustia. Nos preguntamos qué vamos a hacer, a dónde llevar a los niños, y con qué dinero” , afirma una madre espirituana.

martinoticias.com 28 de julio de 2011

Foto: Reuters

Una playa del litoral habanero.

Bárbara Cristina Alfonso residente en Sancti Spiritus, comenta la difícil realidad que está enfrentando con las vacaciones de sus hijos, en entrevista con martinoticias.

Alfonso refiere que la vida en Cuba es muy dura en este periodo, la mayoría de los padres cubanos no tiene un salario que le permita llevar a pasear a sus hijos en sus vacaciones.

“Los planes vacacionales en Cuba no existen”, señala esta madre, enfatizando que el gobierno emite una propaganda de planes que sólo son para aquellos que manejen divisas, los que puedan pagarlos.

“Los hoteles están destinados para personas con un nivel de vida diferente, que no son los cubanos”. Alfonso refiere que los cubanos pueden entrar a algunos hoteles “pero entrar es una cosa y disfrutar de ellos es otra”.

Por otra parte, enfatiza que “hay muchas zonas turísticas y hoteles, donde los cubanos no tienen acceso, son partes privadas”.

“La playa Ancón, de la provincia de Sancti Spiritus, es una playa muy bella, pero esa parte, donde vamos nosotros, los cubanos, es una parte sucia, donde nadie se ocupa de crear lugares de sombra, zonas donde poner los deshechos, que se botan simplemente en la arena. Es un lugar muy sucio, lleno de latas, no te puedes acostar en la arena porque está llena de churre”, recalca.

“En Trinidad los lugares adonde van los cubanos no son los mismos donde están los turistas”. Es raro ver un turista en la parte de acá de la cadena de hoteles”, añade.

“Ellos (los turistas) vienen a ver cómo son los cubanos, pero nosotros no podemos estar donde están ellos, porque enseguida viene la policía y nos dice que allí no podemos estar, porque es un lugar privado. No te dan una explicación, simplemente te dicen que allí los cubanos no pueden estar, que eso es una orientación”.

Pero tampoco en estos lugares designados al pueblo, el Estado les provee a estas familias con sus hijos servicios de venta de alimentos que puedan adquirir a precios módicos.

Aparte que transportarse hasta las playas es algo que se hace con mil sacrificios, el cubano común solo cobra ocho dólares mensuales, con eso no puede pasarse un día en una playa, agrega.

“Ahora, las vacaciones de verano no significan que llega la alegría, sino la angustia. Nos preguntamos qué vamos a hacer, a dónde llevar a los niños, y con qué dinero.”

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