jueves, 22 de septiembre de 2011
Dios guarda a sus profetas
Escrito por Manuel Morejón Soler
El Vedado, La Habana
22 de septiembre de 2011
(PD) Ben Adad, rey de Siria, movilizó todo su ejército para ir a Samaria y sitiarla. El sitio duró tanto tiempo que provocó un hambre terrible en la ciudad.
"¡Que el Señor me castigue sin piedad exclamó el rey si hoy mismo no le corto la cabeza a Eliseo hijo de Safat!" (2ª Reyes 6:31).
“Y Eliseo estaba sentado en su casa, y con él estaban sentados los ancianos, y el rey envió a él un hombre. Más antes que el mensajero viniese a él, dijo
él a los ancianos: ¿No habéis visto cómo este hijo de homicida envía a cortarme la cabeza? Mirad, pues, y cuando viniere el mensajero, cerrad la puerta, e impedidle la entrada. ¿No se oye tras él el ruido de los pasos de su amo? (2ª Reyes 6:32).
Dios, siempre que la nación de Israel se encontraba en decadencia espiritual, levantaba profetas para llevar su mensaje al pueblo y objetar a todo lo que obstruyera la salvación de este.
La salvación no significa que solamente nuestras almas vayan al cielo, sino que la vida del pueblo debe llegar a ser más consciente y responsable para obtener más calidad en todos sus aspectos.
El pueblo de Israel no podía madurar (y tampoco nuestro pueblo), sin una larga experiencia de violencia, injusticias y mentiras.
¿Cuántas veces el miedo nos deja inmovilizados y no nos permite aplicar los remedios que permiten superarlo en vez de arriesgarlo todo por alcanzar la sagrada libertad (Juan 8:32), al confiar en que Dios no puede fallar?
El texto bíblico no esclarece el hecho por el que el rey de Samaria pide la cabeza del profeta Eliseo, pero lo que sí está bien claro es que el profeta tuvo que oponerse de alguna forma a algún dictamen de él, lo que le costó esa sentencia. No obstante, Eliseo no claudicó porque sabía en quien creía.
imorejon@yahoo.es
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