A las preguntas –o incluso las frases inconclusas de la entrevistadora- respondió con largos parlamentos. Está acostumbrada a repetir parrafadas que ya no pueden encubrir la realidad.
"Es un elemento que me parece trascendental: que los jóvenes puedan entender que la Revolución no está aquí porque nos tocó ese destino y ya, sino hay que defenderla, cuidarla todos los días", enfatizó cuando la periodista le preguntó qué le preocupaba más de la Cuba actual.
Otros aspectos como la falta de hábitos de lectura entre los jóvenes y las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones resultan complejos tanto para la periodista como para la dirigente juvenil.
Yunaisky Crespo destacó que "las nuevas tecnologías deben ser usadas para bien, en función de nosotros, de nuestras políticas, a favor de los jóvenes, de lo que quiere la Revolución".
Pero no todos los jóvenes cubanos piensan de esa manera. Los niños repiten sin reflexionar las consignas que oyen una y otra vez en la escuela. Sin embargo, los que tienen más edad siguen el juego de la doble moral y escuchan otras opiniones en el hogar o fuera de él.
"Conocí a mis hermanos por parte de padre cuando vinieron a Cuba con mi papá y su esposa este verano. ¡Qué distinto todo! Fuimos a un cibercafé, navegamos por Internet, me parecía que estaba soñando. Son menores que yo, pero se reían de mí, porque sé poca computación, mi Inglés, el que me enseñan en la escuela es muy pobre, a veces me daba pena hablar"- recuerda Kevin, alumno de un politécnico de la capital.
Una estudiante de secundaria básica dice sentirse desestimulada. "En las telenovelas y las películas los jóvenes visten bien, viven en casas bonitas, viajan, saben manejar, cantan, bailan, son alegres, aquí nada es igual", comenta la adolescente. Su hermano, un año mayor que ella, le da la razón.
En Cuba, la situación es bien inestable. Muchas reuniones, asambleas y críticas rotundas de lo que sucede. No obstante, entre debates, quitar y poner dirigentes, disolver entidades, crear otras nuevas y querer cambiar, salvando lo mal hecho, las personas se sienten acorraladas. Viven un presente tan incierto como el futuro que prometen los que dirigen y tienen un nivel de vida muy por encima de la media.
La juventud se mantiene callada. Unos pocos hablan, pero prefieren que no se digan sus nombres. Están hastiados de tanta politización. El sueño de muchos es escapar del callejón sin salida del exigente sistema que los asfixia; sus metas son casarse con extranjeros, o conseguir un contrato de trabajo en el exterior. O sea, borrar de sus mentes y sus vidas todo lo que tenga que ver con la Revolución.
Para Cuba actualidad: aimeecabcu2003@yahoo.es
Foto: Aimée Cabrera