La negligencia gubernamental causa de la epidemia del cólera en Santiago
de Cuba.
Santiago de Cuba, 18 de noviembre del 2012 – (www.aplopress.com) Aunque el huracán Sandy, que azotó buena parte de las provincias
orientales el pasado 25 de octubre ha
exacerbado los brotes epidémicos de enfermedades infecciosas como el cólera y el
dengue, sus causas originales están en la negligencia gubernamental, acumulada
por años de incompetencia sistémica.
No es menos cierto que el huracán, que casi alcanzó categoría 3 haya
producido cuantiosos daños al medio ambiente y a la mayoría de la
infraestructura de las provincias afectadas, y eso ha provocado que proliferen
enfermedades infecciosas.
Pero en el caso de la provincia más dañada, que fue Santiago de Cuba,
sencillamente el ciclón vino a acelerar o a agravar la presencia epidémica del
cólera, que lamentablemente sufrimos por estos días.
Y todo debido a las malas políticas medioambientales del gobierno, que
no resuelve la presencia de vertederos de basura diseminados por doquier, el
alcantarillado y toda la infraestructura sanitaria para la poblacion. Así como
el poco o nulo tratamiento del agua potable, muchas veces provenientes de ríos,
arroyuelos o presas, donde no se bañan todo tipo de animales, incluyendo vacas,
caballos y perros. Además, en estos lugares frecuentemente se lavan autos,
equipos y maquinarias agrícolas.
El agua, que por cierto su suministro es deficiente en casi todos los
municipios de la provincia no cuenta con tratamiento de potabilización efectivo.
Por ello es común ver como los visitantes se alarman al ver el agua que consume
la población.
Ante tales y otras problemáticas, lamentablemente se han convivido por
años, sin demandar mejores servicios. Por eso es tan importante el papel que
vienen jugando los Municipios de Oposición, que se han ido convirtiendo en una
nueva fuerza de representación social.
Las instituciones gubernamentales realizan campañas publicitarias en los
medios, centros laborales y educativos una vez más que otra, sobre las medidas
higiénicas preventivas que debe tomar la población, pero no resuelve el
problema, ya que no existe logística de solución. El gobierno, dueño de todos
los medios y recursos, no invierte en crear las condiciones necesarias para
elevar la calidad de vida, económica y social de la población y su comunidad en
general.
No se puede esperar condiciones higiénico-sanitarias mínimas sin
servicio de agua potable, infraestructura de alcantarillado o en su efecto
servicios alternativos seguros, condiciones habitacionales mínimas, servicio de
recolección de basura, etc.
El nivel de ingreso de la población no permite, que las personas por su
cuenta mejoren su calidad de vida con la instalación de servicios sanitarios,
purifiquen el agua, realicen desagües y fabriquen fosas con calidad, evitando
así que las aguas albañales y otros residuos queden al descubierto en cualquier
parte del hogar, en el vecindario o en la propia calle, como muestran las
fotos.
Las limitaciones económicas y de racionamiento estatal no solo impiden la construcción de instalaciones adecuadas, sino que impiden aplicar métodos más sencillos y rudimentarios como hervir sistemáticamente el agua y la correcta manipulación y cocción de los alimentos, ya que escasean todas las fuentes de energía, como la electricidad y el combustible.
Las limitaciones económicas y de racionamiento estatal no solo impiden la construcción de instalaciones adecuadas, sino que impiden aplicar métodos más sencillos y rudimentarios como hervir sistemáticamente el agua y la correcta manipulación y cocción de los alimentos, ya que escasean todas las fuentes de energía, como la electricidad y el combustible.
A todo esto se suma, que para mejorar un tanto la alimentación o una
entrada económica extra, que permita comprar un equipo electrodoméstico, zapatos
o ropas, las personas crían animales, como gallinas, patos y hasta puercos
dentro de sus propias viviendas, sin condiciones mínimas, lo que posibilita la
contaminación del entorno, incluyendo el agua y los alimentos, con bacterias
peligrosas como la Vibrio cholerae, que provoca el cólera.
La gravedad de la situación amerita una llamada a la reflexión y alarma
de la población, para que las autoridades asuman su responsabilidad de proteger
y conservar la vida de los ciudadanos. Es hora de exigir el derecho a vivir
decorosamente en familia y en sociedad, por lo que comenzaremos a informar a la
opinión pública en general, principalmente a la población vulnerable, de la
situación real que afrontamos, no solo las cifras de infestados y muertos, sino
dónde se notifican los casos, para extremar las medidas. Así como denunciar
públicamente los focos de infección y demandar a las autoridades para que actúen
de inmediato, debido al tipo de cepa circulante, dado el breve período de
incubación del bacilo, que fluctúa entre dos horas y cinco días.
Vale destacar, que aunque como medida preventiva la población evita
tomar agua o comer en sitios públicos, la cuestión esencial sería que los
establecimientos estatales como merenderos, cafeterías, restaurantes, etc. que
expenden en Moneda Nacional (MN) cumplan con las medidas de higiene necesarias.
Muchas veces tratan de contrarrestar sus efectos con procedimientos equivocados,
como la imposición de multas, sin crear las condiciones necesarias para
erradicar el problema, debido a la falta de autonomía administrativa. Por eso
la incipiente iniciativa privada va demostrando mayor calidad e higiene, que la
vieja y manida administración estatal.
Los santiagueros debemos estar más que preocupados, porque somos más que
vulnerables, no solo al cólera, sino también a muchas otras enfermedades el
dengue, pues en el propio casco histórico de la ciudad, existen familias que
viven sin los requisitos mínimos de agua potable y saneamiento. Y qué decir
entonces de los municipios y zonas rurales.
Como se puede apreciar en este análisis, el problema epidémico en
Santiago de Cuba no es sólo a consecuencia del huracán Sandy, sino a la
negligencia estatal, que ha prevalecido durante años, trayendo consigo la
miseria ciudadana generalizada. Por todo, lo dicho anteriormente se resume en
carencia de infraestructura básica, hacinamiento familiar, falta de higiene. Es
decir, falta de desarrollo social.
Se impone una vez más hacernos eco de instrumentos de denuncias
institucionales, personales, periodísticas, etc. para llamar la atención sobre
este desorden de cosas.
El gobierno tiene el deber de seguir tomando las medidas necesarias
como la venta de hipoclorito, fumigación de autos, medidas sanitarias extremas
a la entrada y salida de cualquier centro público, habilitación de puestos de
emergencia, atención médica ante diagnóstico de la enfermedad, entre otras.
Por todo lo antes expuesto, exigimos a las autoridades que apliquen las
recomendaciones de la Organización Mundial de Salud, ante este tipo de epidemia.
Y una vez controlada la epidemia, atienda urgentemente sus causas, si es que
tiene la capacidad y la voluntad política para hacerlo, de lo contrario que dé
la posibilidad para que otros la resuelvan.
Mientras tanto, el pueblo, además de las denuncias, debe acudir
inmediatamente al médico ante cualquier síntoma de la enfermedad y seguir
extremando las medidas higiénicas lo más posible, y que ¡Dios nos proteja!
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