lunes, 31 de diciembre de 2012


¿Quién es el culpable?

 | Por Arnaldo Ramos Lauzurique
LA HABANA, Cuba, diciembre, www.cubanet.org -Se ha cometido un crimen, se ha hundido una nación. Como en todo delito, es necesario determinar el culpable para sancionarlo. Pero como también es habitual,  todos los sospechosos se inculpan unos a otros.
El acusado principal es Fidel Castro, pero la lista de cómplices es larga, e incluye a varios jefes de Estado de épocas anteriores. Muchos culpan principalmente a Fulgencio Batista, porque rompió el orden constitucional, pocas semanas antes de unas elecciones, dando así argumentos a Fidel Castro y sus seguidores para realizar acciones armadas. Otros consideran mucho más grave la amnistía que Batista les concedió los revolucionarios, sin que hubieran manifestado su arrepentimiento por haber provocado tantas muertes.
No faltan los que acusan a una parte de las clases vivas de la nación, por su apoyo inicial a Castro, lo cual facilitó su triunfo. Otros culpan a los campesinos, que lo ayudaron a subsistir en las montañas. En esa etapa se señalan también como responsables al cuatrero Guillermo García Frías, que puso a su disposición contactos y conocimiento de la zona; o a Celia Sánchez Manduley, que movilizó muchos recursos a su favor; o a Frank País, que mucho contribuyó a su éxito; o al ex presidente Carlos Prío Socarrás, que le brindó ayuda financiera; o a buena parte del sector estudiantil, que luchó a su favor; e incluso a los dirigentes de algunos partidos políticos, que no contribuyeron a una salida negociada de la situación.
No faltan los que culpan al sector obrero por su apoyo decidido y prolongado. Y en ese sentido, cabe culpar a la población en general.
Nikita Jruschov está en la lista de los principales culpables, ya que su temprano apoyo, al frente de la Unión Soviética, permitió la subsistencia inicial del régimen. También Leonid Breznev aparece en la lista de los acusados, pues, con la multiplicación de los subsidios soviéticos, posibilitó la perpetuación de Castro en el poder. Ya en épocas más recientes, habría que señalar a Hugo Chávez, quien, con su corriente de petrodólares, ha evitado la debacle final del fidelismo.
No se puede dejar de hacer referencia a muchos otros jefes de Estado, titulares de organizaciones internacionales y personalidades relevantes, que, aunque no están entre los grandes culpables, han sido cómplices del crimen.
Pero entre los principales sospechosos está el pueblo de Cuba, que no ha jugado su papel, como han hecho los pueblos de Libia, Siria y Egipto.
Todos los cubanos estamos en el banquillo de los acusados. Los principales tendrán su condena, pero la inmensa mayoría, con el pecado, ya hemos recibido la penitencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario