Cuba: Esclavos y cimarrones del siglo XXI.
Por Pedro Juan López.
Por Pedro Juan López.
Un acuerdo firmado por el gobierno brasileño y la organización Panamericana de la Salud (y con los castro, como es obvio que debiera decirse), los médicos cubanos que ingresen a Brasil, una vez terminado su contrato, no podrán quedarse en ese pais, ni podrán acogerse al asilo político. Esto lo señaló y lo advirtió, el titular de derecho de esa nación, Luis Ignacio Adams.
Sobre el derecho de asilo político es aceptable su observación, mas en estos tiempos de contemporalización, tolerancia y complicidad con los tiranos. Pero es inaceptable que se desconozca la libre determinación a un ciudadano de cualquier parte del mundo de permanecer y quedarse a vivir en un país determinado, alegándose contratos con un tercero. Los esclavos arrancados de sus aldeas africanas, llegaban a nuestras tierras de América con un pasaporte de hierro amarrado a sus pies, y solamente obtenían su libertad, antes de que nuestros libertadores se las otorgaran con el uso legítimo de sus armas, convirtiéndose en cimarrones, como se les llamaba en Cuba en esa época, conocidos ahora cómo balseros y desertores, médicos " voluntarios" o personal de servidumbre esclava, que enviados por sus esclavistas modernos de La Habana a tierras de américa y de otras partes del mundo, esperan encontrar la posibilidad de desatarse sus grilletes como lo hacían sus ancestros.
No existe que yo sepa ninguna ley escrita o convenio internacional vigente en ninguna parte del mundo, dónde un grupo y dueño del poder político tenga la propiedad de la conciencia individual y la libre determinación de los ciudadanos que dicen representar. Y si la hubiera, estoy seguro que ya hace muchos años la comunidad internacional y sus pueblos libres la sepultaron, como se hizo con el apartheid sudafricano. Sólo la Cuba representada hasta ahora, y algunos especímenes de su misma especie que aún quedan como museos vivos del totalitarismo comunista, mantienen esta práctica en vigencia, amparados por las leguleyescas complicidades, de quienes consideran más fácil adular a un tirano, que enfrentar sus injusticias y aberraciones.
No le discuto el derecho a los "socialistas" brasileños, amigos del castrismo, a defender sus intereses económicos, pero si les advierto y les señalo, que ver un crimen en silencio y además de ser cómplices aprovecharse de él, es una ruin, miserable y asquerosa manifestación humana.
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