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CIUDAD DEL VATICANO (AP) — El papa Francisco condenó el domingo el uso de armas químicas y pidió una solución negociada a la guerra civil en Siria, al tiempo que anunció un día mundial de ayuno y oración por la paz allí el 7 de septiembre.
El pontífice decidió no referirse al tradicional tema religioso en su presentación semanal ante la multitud en la Plaza de San Pedro, y en lugar de ello dedicó todo el tiempo, y con angustia, a los sucesos en Siria.
"Mi corazón está profundamente herido por lo que está ocurriendo en Siria y angustiado por los dramáticos desarrollos" en el horizonte, señaló Francisco, en una aparente referencia al hecho de que Estados Unidos y Francia sopesan un posible ataque militar para castigar al régimen sirio por el uso de armas químicas.
El papa reiteró exhortaciones anteriores para que todas las partes en la guerra civil depongan las armas y "escuchen la voz de su conciencia y, con valor, tomen el camino de las negociaciones".
Mientras decenas de miles de personas en la plaza aplaudían sus palabras, Francisco hizo sus declaraciones más firmes hasta la fecha para expresar su horror ante esas armas.
"Con la mayor firmeza condeno el uso de armas químicas. Les digo que esas terribles imágenes de los últimos días quedaron marcadas en mi mente y mi corazón", señaló el pontífice, en una aparente referencia a las fotografías y las imágenes de televisión sobre las víctimas en Siria.
"Existe el juicio de Dios, y también el juicio de la historia, sobre nuestras acciones", advirtió, "de los cuales no es posible escapar".
De voz usualmente suave, Francisco la levantó al declarar: "¡La guerra trae consigo la guerra! ¡La violencia trae la violencia!"
Su advertencia en contra de recurrir a las armas como solución hace recordar los repetidos y emotivos ruegos hace una década del papa Juan Pablo II en un vano intento por convencer al gobierno estadounidense encabezado por el presidente George W. Bush a que no invadiera Irak.
El deterioro de la dramática situación en Siria inspiró a Francisco a dedicar el 7 de septiembre como un día de ayuno y oración por ese país.
El papa invitó a los católicos, a cristianos de otras denominaciones, a fieles de otras creencias y a ateos que sean "hombres de buena voluntad" a unírsele esa noche en la Plaza de San Pedro para invocar el "regalo" de la paz para Siria, el resto de Oriente Medio y cualquier otra parte del mundo en la que haya conflictos.
"El mundo necesita ver gestos de paz y escuchar palabras de esperanza y de paz", afirmó el papa.
Indicó que la vigilia de oración en la plaza se extenderá desde las 7 de la tarde hasta la medianoche.
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