viernes, 4 de octubre de 2013

El pan nuestro de cada día: róbatelo hoy


El pan nuestro de cada día: róbatelo hoy

 | Por Reinaldo Emilio Cosano Alén
LA HABANA, Cuba, octubre, www.cubanet.org - Parte de la población de Guanabo, al este de La Habana, estuvo dos días sin venta de pan por la libre –alimento imprescindible de la dieta del cubano actual- por una riña entre panaderos con lesionados y rotura del conducto de gas para los hornos que necesitó reparación e interrumpió la producción.
“Varios policías atajaron la guerra entre panaderos. Los heridos fueron atendidos en el policlínico. Se supo por declaraciones de los  contendientes que la riña comenzó porque   unos panaderos robaron a los otros su harina de trigo para sus panes”, comenta Isabel Torres, clienta que no pudo comprar porque justo al llegar comenzó la pelotera.
Pero, la harina reclamada no pertenecía a ninguno sino a la panadería, estatal, lo mismo que el aceite, sal, levadura, combustible, hornos, tártaras y hasta el agua, de las que suelen apropiarse.  Práctica corrupta extendida a casi todas -para no ser absolutos-  las panaderías, incluido venta ilícita de harina y aceite.
¿Cuál fue la razón íntima del conflicto?
Las Administraciones de panadería y dulcerías  estatales tienen por costumbre autorizar (ilícitamente) a los panaderos y otros empleados a llevarse dos libras (flautas) de pan al finalizar la jornada. Los llevan, o graciosamente las comercializan en las mismas panaderías. Además fabrican en complot colectivo otra cantidad de panes para introducirlos en la venta en beneficio propio con   la materia prima hurtándola en provecho propio. Alegan que esa ganancia es un suplemento para sus bajos salarios. Las consecuencias del plagio alimentario son pésima calidad y bajo peso de los productos, pagado carísimo, a diez pesos.
Los ordeñadores estatales de vacas están autorizados también a llevarse dos litros de leche del ordeño. Pero, panaderos y ordeñadores ¿serán tan honestos para no exceder sus cuotas asignadas de pan o leche? ¡Ni en broma!
La ciudadanía por décadas se queja en asambleas de vecinos con presencia gubernamental y partidista de la malísima calidad y bajo peso del pan. También hay denuncias en la prensa oficialista, pero por respuesta sólo momentáneas soluciones,  excusas y esperanzas de mejoría.
¿Cómo queda la autoridad gubernamental, incapaz solucionar definitivamente tan viejo problema social?, porque de eso se trata. La gente está harta de comer, a veces como principal alimento por carencias económicas, su ración diaria de Anti-Pan.
Los seis panaderos pudieran enfrentar juicio por reyerta e indisciplina laboral. Digo, si hay juicio. De lo contrario como ocurre a veces, todo quedará en familia, con amonestación administrativa y la expresión conciliatoria: “¡Señores, aquí no ha pasado nada!”… porque hay que cuidar la imagen del negocio para continuar robando.
Frecuente encontrar panaderías con trabajadores por la izquierda, fuera de plantilla, cuyos salarios quedan resueltos por la succión de ganancias ilícitas.
Una inscripción en letras grandes en la  panadería de Neptuno casi esquina a Belascoaín, en La Habana, dice lo mismo que en cualquier otra del país: “¡Trabajamos para usted!”  ¡¿Para quién?!
Cristo ordenó: “¡Repartid el vino y el pan!”  Pan bíblico que debió ser de buena calidad, sin sustracción de materias primas porque la historia no recoge protesta popular por mala calidad del alimento. ¿Habrá que retroceder a tiempos remotos para algún día comer buen pan?
cosanoalen@yahoo.com

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