lunes, 7 de octubre de 2013


La literatura que nos ahorró Che Guevara

 | Por Luis Cino Álvarez
LA HABANA, Cuba, octubre, www.cubanet.org -Che Guevara solía decir  que la historia de la revolución cubana no debía ser escrita por otros que no fuesen sus protagonistas.  Los escritores, que estimaba no eran lo suficientemente revolucionarios, no le inspiraban confianza para esa tarea.
De hecho, él mismo, al que no le faltaba vocación y talento literario, fue el primero que se aventuró a  narrarla.  Pasajes de la guerra revolucionaria fue un buen intento de iniciar la escritura  de la historia de la insurrección  castrista, desde la Sierra Maestra hasta la toma de Santa Clara.
En todo caso, aunque fragmentado e incompleto, el resultado fue mucho mejor que cuando Guevara quiso plasmar su pensamiento militar en La guerra de guerrillas, que resultó  un difuso manual de táctica y estrategia insurgente.
Unos años después, el francés Regis Debray intentaría lo que no consiguió Guevara: establecer  la teoría del foco guerrillero. Pero el propio Debray, luego de la publicación de ¿Revolución en la revolución?, reconocería  el fracaso de sus teorizaciones. No era  fácil  teorizar sobre los hechos fortuitos y casi providenciales de la revolución cubana. La insurrección castrista, con desastres como el ataque al cuartel Moncada y el naufragio más que desembarco del yate Granma, pudieran ser dramáticos ejemplos de lo que nunca debe hacer un movimiento guerrillero si es que no aspira al suicidio. No todas las guerrillas tienen la suerte de enfrentar una tropa poco profesional, corrupta y desmoralizada como era el ejército del dictador Batista. Los desastres  de Che Guevara en el Congo y Bolivia lo demostraron trágicamente.
Tampoco Che Guevara logró concretar con claridad en un libro su pensamiento social y económico. El socialismo y el hombre en Cuba asusta por su desmesurado idealismo estatista y supra-humano. En cuanto a la economía, desde hace años los economistas que se empeñan en lograr la sobrevida del castrismo tratan infructuosamente de vertebrar los conceptos ambiguos y contradictorios del Che Guevara  en un cuerpo de ideas prácticas y coherentes aplicables a la situación cubana.
Guevara consideraba banal el planteamiento de la economía socialista. “Sin la moral comunista, no me interesa en lo absoluto”, confesó en 1963 al periodista francés Jean Daniel.
Hoy, a los efectos de reinventar el socialismo, resultaría contraproducente la tesis guevarista de crear dos, tres, muchos Vietnam…pero con economía de mercado.
Che Guevara  nos ahorró el espanto al no escribir sobre su tiempo de ejecutor del terror revolucionario en La Cabaña en los primeros meses de 1959. Aterra imaginar cómo hubiese sido su narrativa. El cachorro asesinado nos puede dar una idea. El único cuento que escribió es impecable, pero muy cruel. Recuerda el llamado a los combatientes revolucionarios a convertirse, según sus propias palabras, en “frías máquinas de matar”.

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