martes, 3 de diciembre de 2013

Habrá más derrumbes cuando salga el sol

Habrá más derrumbes cuando salga el sol

 | Por Julio Cesar Álvarez
Bomberos buscan cuerpo en derrumbeLA HABANA, Cuba, diciembre, www.cubanet.org – Con los derrumbes en Cuba pasa lo mismo que con el personaje de la famosa novela corta de Gabriel García Márquez  Crónica de una muerte anunciada: todos en el pueblo sabían que lo iban a matar.
De la misma manera, todos los vecinos y autoridades  de determinado lugar en Cuba saben cuando una casa o edificio está a punto de derrumbarse. Nunca ha habido derrumbes tan anunciados como los que ocurren casi a diario en la isla, principalmente en La Habana.
Pero a diferencia de la novela,  aquí no son las casualidades las que impiden tomar las medidas necesarias a tiempo para evitar la pérdida de vidas humanas debido a los derrumbes.
El Instituto Nacional de la Vivienda cubano afirma que, de los más de 3 millones de inmuebles con que cuenta el fondo habitacional de la isla, solamente el 61% se encuentra en buen estado. El 39% restante  oscila de regular a malo.
Según también cifras oficiales, el impacto de los fenómenos meteorológicos en los últimos diez años ha afectado a más de un millón de inmuebles. El gobierno señala a estos eventos de la naturaleza como los culpables de la cancelación de supuestos programas constructivos estatales, puesto que esos recursos fueron redirigidos hacia las zonas afectadas por dichos fenómenos.
Los que asisten al triste espectáculo de un derrumbe siempre se hacen o escuchan la misma pregunta: ¿Por qué el gobierno espera a que se derrumbe un edificio o casa para dar albergue a las familias?
La respuesta es sencilla: no es posible para el gobierno dar refugio al mismo tiempo a todas las familias que viven en edificios y viviendas en mal estado o en inminente peligro de derrumbe, y que forman parte de un gran porciento del 39 restante del fondo habitacional.
La estrategia para afrontar semejante problema es forzada: a medida que ocurren los derrumbes se les va asignando los albergues a las familias.
Por otro lado, muchas de esas  familias prefieren vivir en un edificio en peligro de derrumbe antes que mudarse para uno de dichos albergues. La mayoría de ellos no cuenta con condiciones mínimas para la convivencia. El robo, la violencia, la insalubridad hacen que el peligro de derrumbe sea para muchos el menor de los males.
Otra estrategia del gobierno ante su incapacidad para hacerse cargo de la renovación del fondo habitacional, y así evitar el deterioro sostenido de los inmuebles, es la cacareada construcción por esfuerzo propio. Un vecino la llamó “la estrategia del come y caga”, pues la ayuda estatal sólo cubre la cantidad necesaria para la construcción o reparación de una célula básica habitacional de  25 metros cuadrados, con baño y cocina.
Después de 36 horas continuas de lluvias sobre la capital del país, el domingo primero de diciembre la prensa oficial daba a conocer la cifra de 49 derrumbes, 8 de ellos totales, y dos fallecidos como consecuencia de los mismos.
Sin embargo, la sabiduría popular adquirida con tantos años entre derrumbes vaticina que la mayoría de ellos están por ocurrir en los próximos días cuando pasen las lluvias y salga el sol.

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