miércoles, 25 de diciembre de 2013

Sapito regresa al estanque

Frank Correa
Cuba actualidad, Jaimanitas, La Habana, (PD) En el pueblo le llamaban Sapito, por su porte encorvado, sus ojos saltones y sus habilidades acuáticas. Pescaba submarino y a cordel. Y construía botes. No tendría veinte años cuando en el 2001 "en busca de libertad" cruzó el estrecho de La Florida en un corcho.
 Lo acompañaron en la aventura dos hijos varones de la Peca, que después escribieron desde Miami: "Gracias a Sapito vencimos de puro milagro noventa millas de un mar furioso, lleno de tiburones".
Tiempo después contaron por teléfono que Sapito estaba preso en Massachusetts, y al salir en libertad se casó con una mujer de origen polaco.
Ahora está de nuevo en casa, calle 238 esquina a Primera B, en Jaimanitas. Y aunque ha dicho a todo el mundo que vino de visita solo por dos semanas, comentarios de sus vecinos aseguran que Sapito volvió para quedarse.
Renecito, su amigo de la infancia, cuenta que Sapito le reveló que en Estados Unidos se había quedado como indocumentado y no le daban trabajo. Pero Renecito no le cree porque tiene entendido que los cubanos gozan de protección por la ley de ajuste cubano.
"Está comprando materiales para arreglar su cuarto", dice Renecito. Las lomas de arena y piedras en el portal lo aseveran. "Ha llamado dos veces por teléfono a la novia en Massachusetts para pedirle dinero".
Otro amigo, al que apodan el Calva, confiesa que es una locura si Sapito se queda. "Lo veré dentro de un año desesperado, construyendo otro corcho para tirarse. ¡Y esta vez que no cuente conmigo, porque tanto que lo ayudé para que se fuera, y en once años no me mandó ni un chupa chupa!".
Joaquinito Calandraca da pistas sobre el regreso de Sapito a la patria: "Comenzó a tejer una atarraya, ha comprado anzuelos, nylon, plomos y carretes, parece que va a dedicarse de nuevo a pescar".
Su tío, el Yety, dice que Sapito le compró su bicicleta, de uso pero en buen estado. "Regateó un mundo el precio. Es el mismo Sapito de antes".
El Pompy añade: "Nadie que viene de visita compra un aire acondicionado para dos semanas. Ni una nevera. Evidente que quiere instalarse".
Antonio el Rasta, quien se prepara con denuedo para romper su récord absoluto de salidas ilegales fallidas -21-, exclama asombrado: "¡Es imposible que alguien que cruzó el mar en un corcho regrese, por muy mal que le haya ido en el Yuma!".
Ayer por la noche me lo encontré en la orilla. En el mismo sitio por donde once años atrás lo ayudé, junto a otros amigos de Jaimanitas, a echar al agua el pesado armatoste de poliespuma. Está gordo, y su piel y su rostro diferentes a cuando vivía en Cuba. Pero no pudo acordarse de mí.
- Son once años, man -dijo, con acento extranjero-.
No indagué si eran ciertos los rumores de que vino a quedarse. Ni lo recriminé por su mala memoria. Tal vez con el paso de los días la recobre, y recuerde por qué una vez decidió marcharse de este país.
Para Cuba actualidad: frankcorrea4@gmail.com

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