Cuba actualidad, Santos Suárez, La Habana, (PD) La Navidad, natividad o celebración del nacimiento de Cristo es una fiesta tradicional que acontece los fines de año en todos los países donde se propagó la religión cristiana.
Ciertamente en América y procedente de Europa, también se difundió esta religión con sus conocidas variantes de protestantismo hacia el Norte y catolicismo al Sur, según la práctica religiosa que tuvieran los colonizadores.
Siendo Cuba una antigua colonia española, era lógico que la religión que más se trasmitiera fuera el catolicismo. Lo mismo al Norte que al Sur, esta religión cristiana creó la tradición de la navidad y desde luego, en todas estas antiguas colonias como en Cuba, prendió profundamente esta celebración.
En nuestro país, ni las continuas rebeliones, o las guerras de independencia contra la metrópoli, ni el trastorno social-político en que estuvo sumergida la flamante república desde su fundación, ni sus dictaduras de derecha lograron erradicar esa especie de paz y relajación espiritual en el pueblo cubano en estas festividades y que se ha definido como "espíritu de navidad".
Aunque tradicionalmente se ha considerado al pueblo cubano como religioso, aquí cabría ese viejo refrán de que "no son todos los que están, ni están todos los que son", porque aunque muchos cubanos se declaraban creyentes, la realidad es que muy pocos practicaban la religión, esencialmente la población masculina, que parecía, al menos con sus hechos confirmar esto. Pero no obstante, este cristianismo o catolicismo "a su manera", agregando también el sincretismo con las religiones africanas y hasta para aquellos que se manifiestan incrédulos en todas sus variantes, la gran mayoría de esta nación se sentía inclinado hacia este espíritu navideño. Todo esto fue hasta que "llegó el Comandante y mandó a parar".
Los antecedentes de esa anulación del espíritu de navidad en el espíritu del cubano tienen sus antecedentes en la década del 60, cuando la creación de la Brigada Che Guevara, el Cordón de La Habana, y la Zafra de los 10 Millones en 1970.
La Brigada Che Guevara se dedicó a una aniquilación extensiva de otros cultivos para la siembra del café en el llamado Cordón de la Habana, o para sembrar caña en la también conocida Zafra de los 10 millones.
Curiosamente en la enciclopedia cubana Ecured que algunos creyentes también pero no religiosos, consultan para informarse, no aparecen ni esta Brigada, ni el Cordón y para colmo cuando buscas la palabra "zafra", en un país en que su historia económica fundamental ha girado en torno a la industria azucarera, aparece en una ventana que "el término zafra no fue encontrado". Una muestra evidente de que esta parte de la historia ha sido suprimida y otras falseadas.
Dejando de lado "estos insondables misterios de la Ecured" para otro momento, el caso es que en estas iluminadas ideas movilizaban en masa a los trabajadores y hasta a las Fuerzas Armadas paralizando el resto de las industrias. Trabajando en jornadas maratónicas de 24 hrs sin parar, pasando por alto celebraciones o fiestas tradicionales, estas se fueron perdiendo en el abrumador trabajo que se realizaba por aquellos anómalos años.
El tiro de gracia a las fiestas de Navidad ocurrió con la zafra de los 10 millones. La cosecha de la caña coincide por estas fechas, por lo que el Máximo Líder declaró que para que esta zafra fuera un éxito trasladarían los festejos de fin de año -no se refería a la navidad, pues esta palabra había sido abolida del diccionario revolucionario, sino al triunfo de la revolución el 1ro de enero- para los días 26, 27 y 28 de julio decretados a tal efecto como feriados. El Día de Reyes cambió de nombre y a partir de ese momento se llamó el Día de los Niños y "casualmente", para celebrarlo se eligió el 26 de julio.
La zafra de los 10 millones fracasó, como también el Cordón de La Habana y otras tantas y geniales ideas, pero se mantuvo este status de no reconocer la navidad durante 28 años más hasta que en 1998, cuando la visita del Papa Juan Pablo II, no se sabe que le dijo el polaco que logró convencer al gran líder para que se volviera a reconocer el día 25, la navidad, como feriado.
Pero ya el mal estaba hecho. Durante esas dos décadas y media se perdió por completo este espíritu. Ni siquiera los más viejos que conocimos aquellas antiguas navidades en que las gentes se mostraban más amistosas y animadas que el resto del año y en el que hasta los frijoles negros sabían distinto, recuperamos este soplo que comunicaba la navidad.
Me decía en una ocasión el colega y amigo Rogelio Fabio Hurtado que coincidiendo en un viaje a los EU para ver a sus familiares no logró enganchar con ese espíritu que no parece haber desaparecido en los cubanos residentes en ese país.
Definitivamente se han evaporado esta y otras tantas buenas costumbres y se han arraigado tantos malos hábitos que habrá que esperar otros 50 años para que desaparezcan. O tal vez otro milagro como el que ocurrió hace 21 siglos, un día 25 de diciembre.
Para Cuba actualidad: glofran864@gmail.com
Foto: Osmar Laffita
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