viernes, 14 de febrero de 2014

Control de daños

Leonardo Calvo Cárdenas
Cuba actualidad, Boyeros, La Habana, (PD) Hace varios meses "disfrutamos" de una aventura periodística que bajo el nombre de "Cuba Dice" nos brinda una relatoría y análisis de importantes temas y zonas de la realidad socio- económica nacional. En el espacio, varios profesionales de la comunicación del Sistema zona-desastre-Informativo de la Televisión Cubana (totalmente estatal) recorren el país para describir en qué estado generalmente deplorable se encuentran importantes enclaves de la economía, los servicios y el comercio que generan carencias y malestar en la vida cotidiana de la Cuba de hoy.
Este espacio periodístico nos ha permitido ver a través de la pantalla las carencias y lagunas del sistema de atención médica, el muy bajo nivel de control de la calidad de las construcciones de viviendas comunitarias, el ruinoso estado de las instalaciones deportivas comunitarias, los insostenibles precios del mercado minorista de alimentos, el caótico estado del trasporte púbico y mucho más que demuestra los traumas y carencias que arrastra la sociedad cubana, víctima de un sistema que garantiza muy bien el control hegemónico de una nomenclatura que vive muy lejos de esos traumas y carencias, y es incapaz de crear las mínimas condiciones para el normal desenvolvimiento de la sociedad.
El poder -los que mandan y deciden- tomó la determinación de dar permiso para que sus voceros nos muestren y describan parte de la tragedia que conocemos muy bien porque la sufrimos día a día.
En los programas, los ciudadanos entrevistados expresan el malestar y la impotencia que genera la ineficiencia e indolencia que tanto complica la vida cotidiana de los cubanos de a pie. Por su parte, los empleados y trabajadores se deshacen en justificaciones y pretextos para tratar de explicar lo inexplicable, mientras los funcionarios de bajo rango entrevistados en el espacio una y otra vez demuestran que son simples encargados, sin real poder para decidir o determinar un cambio fundamental en el curso de las cosas.
Llama poderosamente la atención como cada reportaje va de provincia en provincia mostrando las mismas dificultades y tragedias. En uno u otro punto de la Isla convivimos con el mismo caos, la misma desidia o las mismas ruinas, sin que esto impulse a los periodistas encargados a hacer un cuestionamiento sobre la responsabilidad gubernamental o la atrofia estructural que genera la depauperación generalizada de nuestro cuerpo social y económico.
Los periodistas cubanos, siempre dispuestos a culpar y responsabilizar a los gobiernos de otros países por cualquier problema que los conmueva o golpee, en el caso de Cuba solo se limitan a retratar la realidad de manera parcial y a colectivizar las culpas. Por lo general, la llamada indisciplina social es asumida como causa recurrente de los desastres que describe el espacio.
Nunca un alto funcionario es cuestionado ni entrevistado en Cuba Dice. A pesar del hegemonismo exclusivo ejercido durante décadas por los gobernantes cubanos, jamás se buscan las causas estructurales y sistémicas de los problemas e inconsecuencias que describe el programa.
Los periodistas encargados deben cuestionarse por qué cada esquina de nuestro cuerpo social padece tamaña degradación sin que el alto liderazgo se digne a asumir su responsabilidad política y moral por el estado deplorable de un país sumido en el caos y la desesperanza.
Los demagógicos llamados a la objetividad y transparencia de los periodistas seguirán siendo letra muerta mientras los valores de libertad de expresión, derecho de las minorías y garantía para la opinión independiente no se conviertan en principio de convivencia para todos los cubanos.
Este ejercicio de supuesta objetividad no adquirirá valor trascendente mientras los que concentran en sus manos todo el poder y todos los privilegios no sean privados de la impunidad que han disfrutado para destruir nuestra nación sin que nada pueda detenerlos. De muy poco va a valer esta especie de "control de daños" para reconstruir los fundamentos vivenciales y estructurales de nuestra nación si los ciudadanos no actuamos como sujetos activos de nuestro propio destino con voz propia y potestad soberana.
Mientras la opinión libre sea condenable y los que detentan el poder estén por encima de la ley, Cuba Dice y ejercicios parecidos serán inútiles buenas intenciones abonando el camino del infierno totalitario que por medio siglo nos agobia.
Para Cuba actualidadmontesinos3788@gmail.com
*Historiador y politólogo

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