Repartos para militares, cuarterías para el pueblo
La última gestión del gobierno cubano para asegurar la lealtad del estamento militar es construirle complejos cercados donde tengan desde cómodos apartamentos hasta escuelas, mercados y canchas deportivas.
El pueblo llama a estos condominios para miembros del Ministerio del Interior, los "Meliá-Minint" (foto Augusto San Martín)
En la película Elysium, una fantasía que ocurre en el año 2159, los ricos viven en una estación espacial en forma de anillo, con todo el bienestar y aislados de los demás terrícolas, que habitan abajo una Tierra superpoblada y arruinada. La inmigración a Elysium es severamente controlada.
Los privilegiados en Cuba —los miembros de la cúpula partidista-militar— se han reservado durante décadas sus propios Elysium en las llamadas “zonas congeladas” de La Habana. Repartos como Nuevo Vedado y Siboney, donde, a diferencia de la mayor parte de la ciudad, las residencias están bien conservadas y pintadas y no falta el agua ni se va la luz; pero tampoco puede mudarse nadie que no sea de la clase gobernante.
Ahora, en medio de la incipiente prosperidad de los microempresarios privados, visible en las viejas mansiones que están restaurando, sus autos "cero kilómetros" y un nivel de vida que incluye restaurantes elegantes y vacaciones en Varadero, la cúpula ha querido hacer algo para asegurarse la lealtad de su corte, los cuadros medios de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del Interior: cumplirles el sueño de la mayoría de los cubanos, el de una vivienda digna y confortable.
No se trata de entregarles las llaves de mansiones como las que ellos habitan, confiscadas desde 1959 a la burguesía criolla, pero sí de reubicarlos con sus familiares en complejos de flamantes apartamentos, con aire acondicionado y balcón.
El experimento, como en Elysium, añade un factor de aislamiento del resto de la población: una reja o muro perimetral bloquea la entrada a estos complejos.Y al añadir clínicas, escuelas, canchas deportivas, centros comerciales y cines propios, garantiza en cierto modo que sus selectos residentes no tengan que compartir sus vidas con las de los cubanos comunes.
Ese es el asunto central de un reportaje publicado por The New York Times y realizado en la isla por su enviado, Damien Cave.
REPARTOS MILITARES
Cave describe uno de estos “repartos militares” que se están levantando en todas las provincias del país:
“Su colorido y arquitectura dan la sensación de estar en un complejo de condominios de la Florida. En uno de los confines hay un terreno de béisbol. Del lado interior de la reja, las aceras son iluminadas por lámparas que imitan las antiguas de gas, mientras que los autos -- otro privilegio-- colman los espacios de estacionamiento".
"En un edificio con arcos suaves, donde radicarán un cine, un mercado y una clínica, uno de los ingenieros adelantó que en el Proyecto Granma residirán varios miles de personas. Sudoroso, en ropa de campaña, elogió el plan, destacando su diseño de piezas prefabricadas importado que permite ensamblar las paredes rápidamente, como piezas de rompecabezas. No mencionó lo que había revelado uno de los guardias de seguridad: que la mayoría de los que trabajan pintando las paredes son reclusos“.
"MELIÁS" PARA UNOS, CUARTERÍAS PARA OTROS
El autor observa que las nuevas viviendas, un bien básico extremadamente escaso en la isla, son vistas por muchos cubanos como otro ejemplo de favoritismo. En la versión de Santiago de Cuba, han generado malestar entre los damnificados del ciclón Sandy que perdieron sus techos y en muchos casos sus hogares.
Cave cita cifras del gobierno según las cuales el presupuesto militar para construcciones se ha más que duplicado desde 2010.
El periodista independiente Augusto César San Martín, que ha trabajado el tema de las viviendas especiales para militares en un reportaje para Cubanet, señaló en entrevista con martinoticias que la calidad de estas construcciones es muy superior a la de las pocas que el Estado dedica a cubrir las necesidades de la población, al punto de que los cubanos llaman a estos condominios los “Meliá-Minint”, comparándolos con los hoteles de cinco estrellas de la cadena española.
En contraste, expone el comunicador, en lugares de La Habana donde han ocurrido derrumbes el gobierno está construyendo para reubicar a las víctimas una especie de pasaje, con una nave de mampostería a la que luego se le hacen divisiones interiores en forma de ciudadela o cuartería. La experiencia indica que lo que parece una solución provisional podría ser la única solución.
OLIGARQUÍA MILITAR
Cave, del New York Times, afirma que, desde que se convirtió en gobernante, Raúl Castro ha acelerado el crecimiento de lo que algunos estudiosos han descrito como una oligarquía militar.
Así –apunta el autor -- el presidente de la Comisión de Política Económica del parlamento, Marino Murillo, es un ex alto oficial; el mayor conglomerado estatal de Cuba , Cimex , que entre otras asignaciones procesa las remesas enviadas por los cubanos desde el exterior, es dirigido por el coronel Héctor Oroza Busutín.
Y un yerno de Castro, el general Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, es el ejecutivo principal del holding militar GAESA, que se estima controla del 20 al 40 por ciento de la economía cubana, incluyendo cientos de tiendas que venden desde alimentos hasta electrodomésticos; flotas de autobuses de lujo; una pequeña línea aérea, y una lista cada vez más larga de hoteles y otros alojamientos para el turismo.
Una filial de GAESA –señala el rerportaje-- está supervisando la zona especial de desarrollo del Mariel, el mayor proyecto de infraestructura construido en Cuba en décadas.
Hal Klepak, un académico canadiense que sigue de cerca el estamento castrense cubano, le dijo a Cave que, aunque Raúl Castro sabe que la respuesta militar no es la respuesta, también sabe que en este momento le es indispensable la lealtad de los militares. “Son los únicos que le van a seguir, si las reformas triunfan, como si fracasan”.
Los privilegiados en Cuba —los miembros de la cúpula partidista-militar— se han reservado durante décadas sus propios Elysium en las llamadas “zonas congeladas” de La Habana. Repartos como Nuevo Vedado y Siboney, donde, a diferencia de la mayor parte de la ciudad, las residencias están bien conservadas y pintadas y no falta el agua ni se va la luz; pero tampoco puede mudarse nadie que no sea de la clase gobernante.
Ahora, en medio de la incipiente prosperidad de los microempresarios privados, visible en las viejas mansiones que están restaurando, sus autos "cero kilómetros" y un nivel de vida que incluye restaurantes elegantes y vacaciones en Varadero, la cúpula ha querido hacer algo para asegurarse la lealtad de su corte, los cuadros medios de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del Interior: cumplirles el sueño de la mayoría de los cubanos, el de una vivienda digna y confortable.
No se trata de entregarles las llaves de mansiones como las que ellos habitan, confiscadas desde 1959 a la burguesía criolla, pero sí de reubicarlos con sus familiares en complejos de flamantes apartamentos, con aire acondicionado y balcón.
El experimento, como en Elysium, añade un factor de aislamiento del resto de la población: una reja o muro perimetral bloquea la entrada a estos complejos.Y al añadir clínicas, escuelas, canchas deportivas, centros comerciales y cines propios, garantiza en cierto modo que sus selectos residentes no tengan que compartir sus vidas con las de los cubanos comunes.
Ese es el asunto central de un reportaje publicado por The New York Times y realizado en la isla por su enviado, Damien Cave.
REPARTOS MILITARES
Cave describe uno de estos “repartos militares” que se están levantando en todas las provincias del país:
“Su colorido y arquitectura dan la sensación de estar en un complejo de condominios de la Florida. En uno de los confines hay un terreno de béisbol. Del lado interior de la reja, las aceras son iluminadas por lámparas que imitan las antiguas de gas, mientras que los autos -- otro privilegio-- colman los espacios de estacionamiento".
"En un edificio con arcos suaves, donde radicarán un cine, un mercado y una clínica, uno de los ingenieros adelantó que en el Proyecto Granma residirán varios miles de personas. Sudoroso, en ropa de campaña, elogió el plan, destacando su diseño de piezas prefabricadas importado que permite ensamblar las paredes rápidamente, como piezas de rompecabezas. No mencionó lo que había revelado uno de los guardias de seguridad: que la mayoría de los que trabajan pintando las paredes son reclusos“.
"MELIÁS" PARA UNOS, CUARTERÍAS PARA OTROS
El autor observa que las nuevas viviendas, un bien básico extremadamente escaso en la isla, son vistas por muchos cubanos como otro ejemplo de favoritismo. En la versión de Santiago de Cuba, han generado malestar entre los damnificados del ciclón Sandy que perdieron sus techos y en muchos casos sus hogares.
Cave cita cifras del gobierno según las cuales el presupuesto militar para construcciones se ha más que duplicado desde 2010.
El periodista independiente Augusto César San Martín, que ha trabajado el tema de las viviendas especiales para militares en un reportaje para Cubanet, señaló en entrevista con martinoticias que la calidad de estas construcciones es muy superior a la de las pocas que el Estado dedica a cubrir las necesidades de la población, al punto de que los cubanos llaman a estos condominios los “Meliá-Minint”, comparándolos con los hoteles de cinco estrellas de la cadena española.
En contraste, expone el comunicador, en lugares de La Habana donde han ocurrido derrumbes el gobierno está construyendo para reubicar a las víctimas una especie de pasaje, con una nave de mampostería a la que luego se le hacen divisiones interiores en forma de ciudadela o cuartería. La experiencia indica que lo que parece una solución provisional podría ser la única solución.
Periodista independiente Augusto César San Martín sobre privilegios de los militares
OLIGARQUÍA MILITAR
Cave, del New York Times, afirma que, desde que se convirtió en gobernante, Raúl Castro ha acelerado el crecimiento de lo que algunos estudiosos han descrito como una oligarquía militar.
Así –apunta el autor -- el presidente de la Comisión de Política Económica del parlamento, Marino Murillo, es un ex alto oficial; el mayor conglomerado estatal de Cuba , Cimex , que entre otras asignaciones procesa las remesas enviadas por los cubanos desde el exterior, es dirigido por el coronel Héctor Oroza Busutín.
Y un yerno de Castro, el general Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, es el ejecutivo principal del holding militar GAESA, que se estima controla del 20 al 40 por ciento de la economía cubana, incluyendo cientos de tiendas que venden desde alimentos hasta electrodomésticos; flotas de autobuses de lujo; una pequeña línea aérea, y una lista cada vez más larga de hoteles y otros alojamientos para el turismo.
Una filial de GAESA –señala el rerportaje-- está supervisando la zona especial de desarrollo del Mariel, el mayor proyecto de infraestructura construido en Cuba en décadas.
Hal Klepak, un académico canadiense que sigue de cerca el estamento castrense cubano, le dijo a Cave que, aunque Raúl Castro sabe que la respuesta militar no es la respuesta, también sabe que en este momento le es indispensable la lealtad de los militares. “Son los únicos que le van a seguir, si las reformas triunfan, como si fracasan”.
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