martes, 4 de marzo de 2014

Piratas sepultureros

Michel Iroy Rodríguez Ruiz
colon-cardenal-arteagaCuba actualidad, Marianao, La Habana, (PD) El temor a ser robado hace a las personas tomar medidas, que aunque a veces puedan parecer ridículas, son necesarias.
El 21 de febrero falleció Pepesin, de 53 años de edad, un ex dirigente que era vecino de la barriada El Palmar. Fue velado en la funeraria de Marianao, donde se aglomeró una gran multitud, compuesta por familiares, amigos y compañeros de trabajo del difunto.
Dos hijas de Pepesín, residentes en España, viajaron a La Habana para darle el último adiós a su padre.
Flores y coronas con sus cintas de despedidas embellecían el local. Fueron confeccionadas en la florería cercana a la funeraria por trabajadores por cuenta propia, el precio en dependencia del diseño.
El día del entierro de Pepesín, solo un carro fúnebre fue asignado para todo Marianao, por lo que dos horas después de lo acordado, fue que se pudo llevar el cuerpo al cementerio.
Llamó la atención que los amigos y familiares del difunto sacaron las flores de los jarrones de barro y las arrojaron dentro de la bóveda, sobre el ataúd. Lo hicieron para evitar que los sepultureros se robaran las flores para revenderlas. Se comenta que las venden al mismo precio que si estuvieran frescas.
También se comenta que los sepultureros se roban los zapatos, las prendas y los dientes de oro. Se conoce de casos en que han dejado desnudo al difunto.
Han llegado a robar huesos para venderlos para trabajos de santería.
Como los sepultureros tienen fama de ladrones, últimamente los familiares se percatan de que las bóvedas sean selladas correcta mente y que sus muertos sean enterrados sin prendas.
Para Cuba actualidad: yeikosuri11@gamil.com

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