jueves, 3 de abril de 2014

The Economist comenta sobre embargo y cubanos que viven fuera de Cuba

The Economist comenta sobre embargo y cubanos que viven fuera de Cuba

Las remesas y los viajes han aumentado desde que el presidente Obama alivió las restricciones en 2009 y 2011.
La Habana. Archivo
La Habana. Archivo
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Agencias
En un artículo The Economist destaca que el 29 de marzo pasado la Asamblea Nacional de Cuba aprobó una nueva ley de inversión extranjera que por primera vez permite a los cubanos residentes en el extranjero invertir en algunas empresas de la isla.

El objetivo es aumentar la inversión extranjera en Cuba a aproximadamente $ 2.5 mil millones al año; actualmente los economistas cubanos dicen que la inversión es de $ 5 millones de dólares más .
 

“Las remesas”, señala la publicación, “así como los viajes, han aumentado desde que el presidente Barack Obama alivió las restricciones en 2009 y 2011. Gran parte del dinero ha encontrado su camino en los restaurantes, conocidos como paladares, peluquerías u otras pequeñas empresas dirigidas por sus familiares en Cuba. Esto ha dado a los cubano-americanos un creciente -aunque oculto- interés en el futuro económico de la isla.

A pesar de sus fallas, las nuevas normas cubanas “son un recordatorio de cómo se mantiene inflexible la ley de Estados Unidos. Debido a los 53 años de embargo contra Cuba, algunos cubano-estadounidenses temen que se quedarán atrás ya que los inversores de Brasil, China, Rusia y Europa y ahora Tampa, en la costa oeste de Florida, está compitiendo por una mayor participación empresarial cubana cuando se levante el embargo. 

En Miami se habla de un punto de inflexión. Alberto Ibargüen , ex editor del Miami Herald, sostiene que “las tendencias demográficas que se iniciaron hace décadas , finalmente, se han suavizado con respecto a  Cuba (aunque absolutamente no hacia el régimen de Castro” . 

Muchos cubanoamericanos pusieron su fe en Obama porque pensaron que suavizaría el embargo, incluso sabiendo que el Congreso no lo levantaría. 

The Economist asegura que los días del embargo están contados, sobre todo porque Raúl Castro, de 82 años de edad, presidente, y su hermano Fidel, de 87, no van a vivir para siempre. Mientras tanto, parece cada vez más como una reliquia, tan anticuado como los Castro en Cuba .

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