Cuba actualidad, Lawton, La Habana, (PD) El 19 de mayo de 1895 cae mortalmente herido en Dos Ríos, antigua provincia de Oriente, José Martí Pérez. Mucho
se ha especulado al respecto, pero son quizás las palabras de Máximo Gómez las que mejor explican el arranque de Martí hacia la batalla ("Su valor temerario y la fogosidad de su caballo"), sin olvidar la decisión del Apóstol de permanecer en la manigua, como le escribiera a Henrique Carvajal: "Yo evoqué la guerra: mi responsabilidad comienza con ella, en vez de acabar".
se ha especulado al respecto, pero son quizás las palabras de Máximo Gómez las que mejor explican el arranque de Martí hacia la batalla ("Su valor temerario y la fogosidad de su caballo"), sin olvidar la decisión del Apóstol de permanecer en la manigua, como le escribiera a Henrique Carvajal: "Yo evoqué la guerra: mi responsabilidad comienza con ella, en vez de acabar".
Martí desembarcó en Cuba el 11 de abril de 1895, y apenas cuatro días después era ascendido al grado de mayor general del Ejército Libertador. Nuestro Apóstol no tenía experiencia militar, nunca había participado en acciones bélicas. Sin embargo, su entrega y sacrificio en aras de ver libre a Cuba lo hacían merecedor de tan alto rango.
José Martí fue un hombre liberal que creyó en la democracia pluripartidista, la libre empresa y los derechos humanos. El 17 de abril de 1894, en el tercer año del Partido Revolucionario Cubano, había escrito: "Un pueblo no es la voluntad de un hombre solo, por pura que ella sea, ni el empeño pueril de realizar en una agrupación humana el ideal candoroso de un espíritu celeste, ciego, graduado de la universidad bambaleante de las nubes" (Periódico Patria, Nueva York).
Estaba convencido de que el respeto al imperio de la ley es condición fundamental para el triunfo de la democracia, y que el verdadero hombre de Estado no es un político cualquiera ni está inspirado por el interés personal en el rencor, sino por el afán desinteresado de servir.
También José Martí fue un maestro incansable y dedicado. Para los niños de nuestra América escribió La Edad de Oro, porque siempre estuvo consciente de que la educación merecía una atención esmerada. Afirmaba que esta y la instrucción son las claves para ser fuertes y libres. Enseñó a muchos a través del periodismo porque para él la educación era, sobre todo, "dar al hombre las llaves del mundo, que son la independencia y el amor, y prepararle las fuerzas para que lo recorra por sí, con el paso alegre de los hombres naturales y libres".
Y hoy más que nunca, ante la pérdida de valores en que está sumida nuestra sociedad, el pensamiento del Apóstol debería llamarnos a la reflexión.
Para Cuba actualidad: gladyslinares42@yahoo.com
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