Queridos hermanos, amigos y compatriotas
No siento ninguna compasión por estos ancianos cubanos, que ahora al final de sus vidas, se la ven negras en Cuba para poder sobrevivir. Porque estos ancianos de ahora, son los adultos que en los primeros años de la Revolución, cuando la revista Bohemia hizo aquella estúpida encuesta nacional, para conocer la opinión del “pueblo” sobre si querían o no querían elecciones, el 95% de ellos dijeron que no. Que no querían elecciones. Que con Fidel era suficiente. A partir de ese momento el Sátrapa acuñó una de sus frases lapidarías: “Elecciones para que”.
Muchas veces al pasar donde se encontraban dos milicianos conversando, que eran vecinos del barrio y me conocían desde mi niñez, porque sus hijos y yo habíamos sido amigos, cambiaban la conversación y decían: “Los gusanitos quieren elecciones y nosotros les decimos: Elecciones para que”
Aunque yo no comulgo con los políticos profesionales, no puedo olvidar aquel discurso que el Sátrapa pronunció, en la Plaza de la Revolución, y uno de sus lacayos comunistas preguntó: ¿”Que hacemos con los politiqueros”? Y aquella Chusmocracia enardecida, golpeando con sus botas fuertemente el suelo, coreaba a viva voz: ¡Que se vayan! ¡Que se vayan!.....
¿Que hubiera pasado si en vez de decir ¡Que se vayan!, hubieran dicho ¡Paredon! ¡Paredon!....?
Yo siento compasión por mis amigos, anticastristas como yo, que no pudieron salir y allá quedaron atrapados, sin comerla ni beberla, en aquella vorágine. Muchos ya habrán muerto, sin haber visto otras tierras, sin conocer la libertad, sin conocer Internet, por culpa de estos ancianos que ahora se lamentan.
Por dar pábulo a la envidia y el odio olvidaron que solo un pueblo de locos renuncia a sus derechos.
Olvidaron también que los pueblos han de pagar por sus errores políticos aunque haya sido por ignorancia.
E ahí la falencia de la Democracia, permite votar a quién no merece que se le conceda el derecho a votar.
Pero me alegra mucho saber que otros compatriotas piensan como yo. En el attachment les envío un artículo escrito por el amigo Andrés Pascual, con el cual estoy completamente de acuerdo.
Saludos
Jesus V. Diaz
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