LA TOLERANCIA EN SU JUSTA PERSPECTIVA
Por: Lcdo. Sergio Ramos
El presidente de la República Oriental del
Uruguay, José Alberto Mujica Cordano, se ha quejado de la falta de tolerancia
que hay con Cuba y con Venezuela, bis a bis con la que se le tiene a países
como China.
Entrevistado en su despacho, rodeado de
libros, fotos y recuerdos donde se destaca un busto del guerrillero Ernesto
(Che) Guevara, Mujica expresó quejumbroso al periódico El Mundo de España el
pasado 23 de agosto de 2014 que: “Siempre
me preguntan: ¿qué piensa de Venezuela y de Cuba?, pero ¿por qué no me
preguntan sobre China? No lo hacen porque es una potencia económica muy
importante. Hay una tolerancia bárbara con China, pero no con Venezuela y Cuba.
¿Por qué no me pregunta sobre esos señores de Arabia que van con toga y
brillantes? Que Dios me libre si a eso se le puede llamar democracia…”
Obviamente trasluce en su comentario su
afinidad con los regímenes de Venezuela y Cuba, para los cuales desea un
tratamiento similar al que el mundo democrático occidental le da al régimen de
Beijín o el que se tiene con los Emiratos Árabes y Arabia Saudita.
Ciertamente, aunque por distintos enfoques,
concurro en que el mundo es sumamente tolerante con China, no porque el régimen
merezca tolerancia, sino porque a costa del rico comercio internacional con
este, se ignoran las severas violaciones de derechos humanos que a diario comete el gobierno de ese país contra sus
ciudadanos que se les oponen. Y reitero una vez más, que es a tal punto la
indolencia por interés, que se pasa por alto a los genocidas de los miles de
chinos masacrados en la Plaza de Tianamen en 1989.
Y del mismo modo, pasaría con la tolerancia
que el presidente Mujica clama para con los gobiernos de Cuba y de Venezuela si
esta se les concediese.
Sin pretender remontarnos a la larga
historia de los desmanes del régimen de los hermanos Castro, empezaremos
comenzado por su admirado ‘guerrillero heroico’, cuya hazaña mayor fue asesinar
(fusilar) en la prisión de La Cabaña en Cuba, a miles de cubanos por el solo
hecho de disentir del gobierno, pasando por el genocidio del Remolcador “13 de
Marzo” en 1994, hasta los más recientes crímenes políticos como los asesinatos
de Orlando Zapata Tamayo, Osvaldo Paya Sardiñas, y Harold Cepero, entre otros. Luego
la tolerancia con el régimen de Cuba implicaría afianzar a esa tiranía y hacer
complicidad con sus crímenes.
Del mismo modo, resulta que tal solicitada
tolerancia para con el gobierno venezolano,
equivaldría a avalar la injusticia que hoy se comete contra el líder
opositor Leopoldo López, juzgado por pedir libertad y derechos humanos,
mientras el régimen de Nicolás Maduro ignora y encubre a los policías y
guardias nacionales que durante las manifestaciones pacíficas de la oposición
en Caracas y otras ciudades, disparaban, con la anuencia y bajo las órdenes del
Palacio de Miraflores, contra el pueblo opositor, asesinando a cientos de
venezolanos.
Es cierto que ni los Emiratos Árabes, ni
Arabia Saudita tienen nada de gobiernos democráticos y que la preferencia
tolerante es dada en función de alianzas y comercio.
Sin embargo, le preguntaría al
ex-guerrillero Tupamaro, ¿si cuando usted participaba en su lucha contra la
dictadura militar en su país, le hubiera gustado la tolerancia con dicho gobierno?
¿Acaso el régimen del general Raúl Castro no es uno dictatorial y militar que
oprime, encarcela y asesina al pueblo por pensar diferente? ¿Acaso el gobierno
de Nicolás Maduro, no oprime y encarcela a los opositores por manifestar su
descontento y ordena disparar contra las manifestaciones pacíficas de estos?
La pregunta que tenemos que hacernos es si
se puede ser tolerante con los regímenes dictatoriales. Tener tolerancia con
los dictadores y los regímenes tiránicos es afianzarlos en el poder, avalar sus
crímenes, justificar sus desmanes y hacernos cómplices de sus violaciones a los
derechos humanos.
Definitivamente el señor presidente Mujica
aplica el concepto tolerancia de modo aberrado y nocivo, pues no se puede ser
tolerante con quienes cometen crímenes de lesa humanidad, ni con los que
persiguen a otros hombres y mujeres por pensar distintos a ellos. Contra ellos
ha de ser la condena unánime de la humanidad; pues con los tiranos no se puede
ser tolerante, la tolerancia es para con los pueblos, y más aún, para con los
pueblos oprimidos que tienen derecho a su libertad y luchan por ella.
Tolerancia para los pueblos significa
apoyarlos en su causa y repudiar la tiranía que los oprime. Tolerancia para los
pueblos implica ayudarlos a alcanzar su libertad, la democracia y el respeto a
los derechos humanos. Tolerancia para los pueblos es solidarizarse con ellos en
su búsqueda de la justicia, el progreso y la felicidad con plenas garantías a
sus libertades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario